Los Leones vencieron a Canadá y se clasificaron a los Juegos de Rio

No hay nada más que especular: los Leones son olímpicos y ya no importan los próximos torneos continentales para ver si se abren nuevos cupos. Entre el sonido persistente de las trompetas y redoblantes del Cenard, el seleccionado masculino de hockey derrotó 3-0 a Canadá (goles de Gonzalo Peillat, Juan Gilardi, de penal, e Ignacio Ortiz) y avanzó a la definición de las semifinales de la World League, que recompensa con pasajes a Río 2016 para los tres que se suben al podio. Para que esta gesta de los Leones sea del todo invicta y completa, restaría volver a vencer mañana en la final a Alemania (ya lo derrotaron 4-3 en la primera rueda), que en el segundo turno superó a Holanda por 2-1. Ese duelo se jugará a las 18 y sería la consumación de un trabajo impecable, producto de una serie de siete victorias consecutivas frente a varios seleccionados top 10.

En el hockey nacional se revirtió la tendencia después de 15 años: por primera vez desde la explosión de las Leonas con la medalla plateada en Sydney 2000, los varones generan más expectativas que las chicas, que hoy perdieron ante Gran Bretaña y deben atravesar el duro período post-Aymar después de tanta gloria. Este plantel de los hombres agrupa a treintañeros como Vivaldi, Paredes y Gilardi, a la generación campeona mundial junior de Rotterdam 2005 y a jóvenes estrellas como Gonzalo Peillat, uno de los tres mejores tiradores de córner corto del mundo, además de un mago de la bocha como Agustín Mazzilli. Carlos Retegui sueña con fijar en la memoria colectiva un equipo ganador como lo hizo el seleccionado de voleibol en el Mundial de 1982. Aquel bronce atesorado por Castellani, Conte, Kantor y compañía dejó una huella fuerte en casa, y lo mismo pretende el Chapa después de esta experiencia en Núñez, a pocos metros del estadio Monumental.

El tercer puesto histórico en el Mundial de La Haya 2014, junto con esta clasificación tan cómoda para los Juegos Olímpicos a través de la World League, transforman a los Leones en un peligro potencial para cualquier rival en Río. No se avizora un techo en este conjunto hipermotivado, que si es necesario se tira de cabeza en el círculo o para que la bocha no escape por la línea lateral. "Hoy, el plantel está parado desde otro lugar, como protagonista ante los equipos top, pero no debemos olvidarnos de dónde venimos, de nuestra historia reciente pasada. Si creemos que alcanza porque el equipo figura entre los mejores seis del ranking desde hace dos años, nos vamos a equivocar", advierte Retegui. Justamente él formó parte, como jugador, de un largo período del seleccionado masculino en el que siempre faltaba algo para trascender. Nunca escasearon en la Argentina buenas individualidades, pero sí el suficiente peso específico colectivo para romper barreras ante los más grandes y colgarse medallas.

Evidentemente, algo que había que cambiar para torcer una prolongada historia de amagues y frustraciones. Y Retegui, que se desvive por el hockey australiano, buscó impregnarles a los Leones un juego más vertical, que ya dio resultados en La Haya. Lo explica Juan Ignacio Gilardi, autor de tres goles de penal en el certamen: "La idea del Chapa es armar un juego sencillo y pensar siempre en el campo contrario, un símil de Australia. Si bien todavía estamos lejos de ellos, como en la dinámica en las rotaciones de jugadores, lo estamos buscando. Capaz que el central australiano aparece tirando al arco; todos ellos juegan de todo, y nosotros somos más estáticos en defensa. Pero en el hockey moderno ya no se controla tanto la bocha, es más ataque por ataque".

Los Leones se volvieron un equipo fuerte, consistente. Se nota en el juego y en la parte conceptual, pero también cada vez que los jugadores van al choque cuerpo a cuerpo. Al técnico le gusta describir a su conjunto como "un motor de avión" que aguanta para cruzar el océano Atlántico y volar durante 14 horas. Y el capitán Matías Paredes no se olvida de los beneficios de una "actitud ganadora", la misma virtud que no lograba imponerse como filosofía varios años atrás. "Fueron muchos años de decepciones", dice el capitán, al rememorar su trayectoria en el equipo desde 2001. El dulce presente es que los Leones ya se prueban los anillos de Río 2016; se lo ganaron por derecho propio.

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