La falta de salud mental en el deporte: el enemigo silencioso del que se habla poco pero que puede andar más rápido que los atletas

El tema queda expuesto por la sorpresa que causó el rendimiento de Simone Biles en las primeras pruebas de gimnasia de Tokio 2020 y su renuncia a las etapas decisivas de la especialidad all-around. Pero no es nuevo. Ni tampoco ha afectado solamente a deportistas de bajo nivel hasta ahora. De vez en cuando, alguna figura mundial pone la cuestión en el tapete. Por supuesto, sin quererlo, sino por padecerlo: es el problema de la falta de salud mental.

Algunas semanas atrás Naomi Osaka fue centro de atención en el tenis y no por sus resultados en la cancha. Antes de Roland Garros, la japonesa avisó a la organización del torneo que no iba a presentarse a las conferencias de prensa. Tras su victoria en la primera ronda sobre la rumana Patricia María Tig no acudió a su charla con los medios de comunicación, por lo que fue multada (es obligatorio que los tenistas se presenten ante los periodistas tras los encuentros). Entonces Osaka publicó en Twitter que se retiraba del certamen y que iba a pasar un tiempo fuera del circuito. Hubo más: también le contó al mundo que tras la conquista del Abierto de Estados Unidos 2018 había padecido largos períodos de depresión y que sufría ansiedad cada vez que debía hablar con la prensa.

La salud mental es importante para todos los seres humanos. En el ámbito de los deportes es un tema poco profundizado, pero hay figuras de primer nivel mundial que pasaron por situaciones similares a la de la tenista japonesa y superaron sus problemas para seguir brillando.

La explicación de Biles sobre retirarse de una prueba

Andrés Iniesta, histórico futbolista Barcelona y de la selección española, ha tenido problemas que lo llevaron a un punto muy complicado en su vida. “El Cerebro” confesó en su autobiografía, La jugada de mi vida, y en el documental Andrés Iniesta: el héroe inesperado que tras la conquista de la Champions League de 2009 comenzó un período de depresión muy honda. En el libro cuenta que jugó lesionado la final en Roma ante Manchester United y que sufrió muchísimo no estar en su más alto nivel en uno de los escenarios más importantes del fútbol. Luego sobrevino el fallecimiento de su amigo Dani Jarque, a quien dedicaría su gol en la final del Mundial Sudáfrica 2010. Y apunta que por ambos motivos entró en una etapa en la que se “sentía vacío por dentro” y que “deseaba que llegara la noche para tomar una pastilla”.

Iniesta contando su llamativo caso de depresión entre hechos felices

“Cuando sufres depresión, no eres tú”, comenta Iniesta en la autobiografía, y devela que estuvo en tratamiento con un equipo de profesionales de la salud mental, liderados por la psicóloga Imma Puig. Sin ellos, entiende el crack, habría sido muy difícil salir. La situación se dio durante los años más importantes de su carrera y ninguno de sus compañeros sabia acerca de ella; el único enterado era Josep Guardiola, el entrenador de aquel Barcelona feliz del tiqui-taca.

Uno de los pioneros sobre concientizar acerca de la relevancia de la salud mental es Kevin Love, basquetbolista de Cleveland Cavaliers. Love es muy respetado en la NBA, ha participado muchas veces en el Partido de las Estrellas, fue campeón de Estados Unidos en 2016 y olímpico en Londres 2012. Más allá de sus logros, padeció depresión, ansiedad y ataques de pánico. En una carta en la plataforma The Players Tribune anunció al mundo sus problemas y sorprendió a la NBA. Contó que en medio de un partido con Atlanta Hawks en 2017 experimentó un ataque de pánico: “Vino de la nada. Nunca había tenido uno. Ni siquiera sabía si eran reales. Pero lo son, tan reales como una mano fracturada o un tobillo lesionado”.

Así detalló Love esa experiencia: “Cuando llegué al banco, sentí que mi corazón se aceleraba y tenía problemas para recuperar la respiración. Todo estaba dando vueltas, como si mi cerebro estuviera tratando de salir de mi cabeza. En ese momento, estaba volviéndome loco. Cuando me levanté, supe que no podía volver a entrar al juego, como, literalmente, no podía hacerlo físicamente. Enseguida, el coach [Tyronn] Lue se me acercó porque sintió que algo andaba mal. Le dije «ya vuelvo», y fui corriendo al vestuario. Sólo esperaba que mi corazón dejara de acelerarse. Era como si mi cuerpo estuviera tratando de decirme: «Estás a punto de morir». Terminé en el piso, acostado de espaldas, tratando de tomar suficiente aire para respirar”. Tras ese episodio, Love se sintió aliviado porque ninguno de sus compañeros se había enterado, pero se preguntó porque tenía esa sensación. Casi en silencio, y con ayuda de la franquicia, comenzó a visitar un psicólogo.

El ala-pivote subrayó lo importante que fue esa decisión. “Quiero que recuerdes que no sos raro o diferente por compartir lo que está pasándote. Todo lo contrario. Podría ser lo más importante que hicieras. Lo fue para mí”, cerró su carta. Hoy es el fundador de “The Kevin Love Fund”, que tiene el objetivo de inspirar a las personas a vivir una vida más saludable mientras les provee herramientas para lograr el bienestar físico y emocional.

Otra figura del deporte que luchó con problemas de salud mental fue Jonny Wilkinson, icono del rugby inglés y figura de la conquista del Mundial Australia 2003. Conocido por su minuciosa rutina previa a las patadas a los palos durante su brillante carrera, el apertura intentó durante años aprender a convivir con la depresión y los ataques de pánico, como lo cuenta en Jonny: my autobiography. En una entrevista con el diario The Irish Times manifestó que pasó gran parte de su trayectoria pensando que iba a llegar al éxito mediante el sufrimiento, y entonces lo que hizo fue crear un hábito de sufrimiento. Esto le terminó provocando problemas, como ansiedad y depresión.

“Cuando te ponés a mirar el rendimiento individual en el mundo de los deportes, todos quieren estar físicamente en el mejor nivel, pero si te enfocás en la salud mental, todo el mundo sólo quiere saltear esa situación. Estamos perdiendo una gran oportunidad de mejorar en este aspecto”. Wilkinson se retiró en 2014 y ha cambiado su vida: escribió libros, es entrenador y partícipe habitual en la televisión británica y realiza en su casa sesiones de aromaterapia para estar bien con su mente.

Michel Phelps es el atleta más exitoso de la historia olímpica en términos de medallas. El Tiburón de Baltimore tiene 28, incluidas 23 doradas. A los 11 años se le diagnosticó trastorno de déficit de atención e hiperactividad, pero encontró en la natación una forma de tranquilizarse y canalizar sus energías. Su carrera fue esplendorosa, pero en el aspecto personal Phelps tuvo puntos oscuros. En 2014, en una entrevista con CNN confesó que había pensado en suicidarse tras recibir una suspensión de seis meses por haber manejado borracho. Llegó a pasar días encerrado en su cuarto sin hablar, sin comer, sin ganas de vivir, hasta que, con ayuda de familiares y amigos, comenzó a tratarse.

En una conferencia de prensa en 2018 en Chicago reveló que después de cada participación en Juegos Olímpicos había tenido un período de depresión. En 2020, en medio de la expansión del coronavirus, el periodista de ESPN Wayne Drehs le preguntó acerca de su situación durante la pandemia y el ex nadador le contestó apenas “todavía respiro”. Esa respuesta fue preludio de una explicación: “Esto nunca desaparece. Hay días buenos y malos. Pero no se termina. Alguien que no entiende con qué lidian las personas que tienen ansiedad, depresión o trastorno de estrés postraumático no tiene idea de lo que es. La realidad es que nunca me curaré”.

En la actualidad, Phelps colabora con Talkspace, una empresa de terapia en línea que permite acceder a terapeutas en todo momento. Por su trabajo en salud mental, la fundación de la familia Ruderman dio al ex nadador el premio Morton E. Ruderman. “Ayudar a la gente a superar capítulos oscuros en sus vidas es mucho más importante que ganar medallas”, destacó Phelps.

La salud mental es de suma importancia, y aun más en el contexto de la pandemia de Covid-19. Lo tienen claro Osaka, Iniesta, Love, Wilkinson y Phelps, que relataron sus historias y concienciaron acerca de que estar tan valioso estar bien en lo físico como en lo psíquico.

Tokio 2020. Naomí Osaka y Simone Biles: la salud antes que el oro

Presión. Simone Biles, y el precio de ser la más grande de todos los tiempos