Abierto de Palermo: 10 momentos especiales que dejó el torneo más vibrante en muchos años

Sorpresas, emoción, partidazos, caballerosidad, reconocimientos, estrellas que despuntan... Siempre el Abierto de Palermo es especial, porque es el corazón de la Triple Corona y lo que queda en el recuerdo hasta la temporada siguiente, pero esta vez el Campeonato Argentino Abierto llenó de impactos al mundo del polo. Palermo 2021 tuvo un golpe de escena tras otro y resultó el Abierto más espectacular en muchos años.

A continuación, los diez momentos más salientes de un torneo impresionante y hasta conmovedor, que terminó con The Championship Cup en manos de La Natividad por primera vez.

1. El primer cimbronazo: Chapaleufú y los goles de Rufino

El reciente campeón del Abierto de Hurlingham, La Natividad, debutaba contra un equipo surgido de la clasificación, una cenicienta del presente a pesar de su glorioso nombre: Chapaleufú. Había ocho goles de handicap de diferencia entre ellos (36 a 28). Y apareció en llamas un chico casi desconocido: Rufino Bensadón, de 19 años, marcó 15 goles, incluido el de oro, para un enorme triunfo, por 17 a 16.

Esta vez el club pampeano no tenía ningún Heguy, de ésos que hicieron famoso a Chapaleufú, pero el primo segundo de los siete jugadores que brillaron a fines y principios de siglo irrumpía en La Catedral para dar la mayor sorpresa de la temporada. Rufino, hijo de Pancho, quedó a un solo tanto del récord en un estreno absoluto en el mejor campeonato del mundo (Adolfo Cambiaso había anotado 16 en 1992). Después Chapaleufú no conseguiría su lugar en la Triple Corona 2022 y La Natividad haría lo suyo, pero ésa es otra historia y el sacudón de esa segunda jornada quedó en la memoria...

2. El debut de Poroto Cambiaso

Ya en 2020 el hijo de Adolfo Cambiaso había asombrado con su estreno en la Triple Corona a los 14 años. Pero como era suplente y los lesionados (Juan Martín Nero, Pablo Mac Donough, David Stirling) se recuperaron a tiempo para el Argentino, Poroto jugó solamente los abiertos de Tortugas y Hurlingham. En 2021 actuó como titular en La Dolfina-Brava y entonces sí fue protagonista de Palermo.

Al participar a sus 15 años en el 14-13 sobre Alegría, presuntamente estableció un récord de precocidad en el campeonato –escasean los registros estadísticos de los primeros tiempos–. Aquel día fue figura, y en la temporada terminaría siendo el mejor de su equipo. Tanto, que ascendería a 9 de handicap. A los 16 años recién cumplidos...

3. El cambio de locación: estilo Pilar

Ciertamente no fue emotivo ni todo el ambiente estuvo de acuerdo, pero la mudanza de dos fechas del Abierto de Palermo al predio de Pilar de la Asociación Argentina de Polo hizo historia: fue la primera excursión del torneo fuera de La Catedral al menos en los últimos 70 años, y quizás en la historia desde que la sede es el Campo Argentino de Polo (1928).

El primer throw-in de Ellerstina 23 vs. La Irenita 11, un martes (16 de noviembre), marcó una ruptura de la tradición. ¿El motivo? Dar descanso a las canchas de Libertador y Dorrego para conservar su estado. Que no tuvo objeciones este año.

4. Otro sacudón: perdió el campeón

La Dolfina no venía bien, es cierto, pero no dejaba de tener a Cambiaso y David Stirling y sus 37 goles de handicap totales. Pero La Ensenada, con 33, concretó las amenazas: a pesar de haber perdido antes contra un rival inferior (Alegría Fish Creek, 13-12), se impuso al defensor de la corona de Palermo, 12 a 11. Los promisorios Juan Britos, Alfredo Bigatti (de 8 a 9 al final del año), Juan Martín Zubía y Jerónimo Del Carril provocaron la segunda derrota del club de Cañuelas en 38 partidos del Argentino.

Y así, desordenaron el fixture de las siguientes jornadas y patearon el tablero: uno de los dos más grandes del presente, La Dolfina y Ellerstina, llegaría a la última fecha del grupo eliminado de la carrera por la copa, o al borde de la marginación. Y entonces se “adelantaron” los tiempos del clásico.

5. El primer cruce de los primos del futuro en La Catedral

Fue un partidazo, más allá de que terminó 18-13. La Natividad vs. La Dolfina-Brava era el primer enfrentamiento en el Argentino Abierto entre primos ilustres llamados a gobernar el polo en los próximos años: Bartolomé (h.) y Camilo Castagnola contra Poroto Cambiaso. Amigos, además de parientes. El hijo de Adolfito y los suyos hicieron honor al nombre de su equipo y le dieron dura lucha al favorito, que los quebró recién en el último chukker de los ocho, después de que Barto estuviera a punto de salir de la cancha por un malestar que llevaba días.

Pero los tres adolescentes terminaron destacándose en ese primer encuentro entre sí en Palermo. ¿El primero de un clásico? ¿O esa supremacía que los primos ejercerían en los tiempos por venir no se dará alternadamente, sino con una misma camiseta?

6. Cambiaso monumental y el abrazo de Facundo

Por primera vez en 17 años, La Dolfina vs. Ellerstina tuvo lugar antes de la final. Con más por perder –esa eliminación o casi– que por ganar, sin el premio del trofeo. El favorito era el cuarteto de los Pieres –aun sin Nicolás–, pero Adolfo Cambiaso, a sus 46 años, sacó del armario una de esas actuaciones que siguen haciéndolo el mejor polista del planeta. En medio de la presión, improvisado como back, el número 1 brilló con goles y dominio de la situación.

El campeón venció por 16 a 14 tras estar 15-5 y dejó prácticamente sin posibilidades a su archirrival. En medio del enorme dolor deportivo, Facundo Pieres rodeó con un brazo a su némesis en el saludo final y lo felicitó por su descomunal rendimiento. Adolfito le respondió con su preocupación por Nicolás Pieres y su profundo deseo de que se recuperara.

Un conmovedor saludo entre colosos del polo. Llevado al fútbol, como si Lionel Messi y Cristiano Ronaldo se abrazaran a lo grande después de que uno eliminara al otro.

7. El gol de oro en el nombre del padre

Aunque con el atenuante de algunas lesiones, la temporada de RS Murus Sanctus resultó absolutamente decepcionante. Sin embargo, tuvo un instante dorado, más allá de la victoria contra Ellerstina en Hurlingham: el gol de oro de Facundo Sola en Palermo a dos años exactos de la muerte de su padre, Rubén, por un paro cardíaco sufrido en el mismo predio.

El delantero cordobés definió en el chukker suplementario (13-12) un compromiso durísimo ante La Dolfina-Brava, que estuvo al borde de dejar fuera de carrera antes de tiempo al conjunto azul. Murus Sanctus siguió teniendo chances y la emoción cubrió a Facundo, que siempre recuerda a su gran papá.

8. La hidalguía de Ellerstina y las lágrimas de Facundo

Como un rato antes La Dolfina había derrotado a La Irenita, Ellerstina ya estaba fuera de carrera. Pero debía completar su participación, frente a La Ensenada, que sí tenía chances de pasar a la definición del Abierto. Un triunfo de la Z haría finalista a su archirrival, nada menos. Había quienes creían que los Pieres y compañía irían a menos. Hasta quienes pensaban que debían ir a menos. Nada de eso: con la frustración de la eliminación, salieron a ganar y lo lograron. Nobleza deportiva. Juego limpio.

El 15-13 fue tal vez la victoria menos alegre de sus carreras, por inocua para ellos y, sobre todo, porque la mente estaba parcialmente en otro lugar: esa mañana, en Estados Unidos, habían operado a Nicolás Pieres de su peligroso problema (canal medular). Una intervención quirúrgica delicada que tuvo angustiados a los hermanos y al mundo Ellerstina en general. Salió bien, pero la tensión continuaba. “Lo más importante es que Nico está bien. El resto no me importa mucho hoy”, comentó Facundo Pieres, quebrado por la emoción ante una cámara, haciendo una pausa para poder seguir hablando.

9. La conquista de un equipazo que les cae bien a todos

La foto final de la temporada es la selfie de Camila Cambiaso con sus hijos Barto y Jeta más Pablo Pieres e Ignatius Du Plessis en el podio. La Natividad superó a La Dolfina en la final (15-13), fue el mejor del certamen, quebró una serie de ocho consagraciones de su club vecino en el Abierto y abrió la era de la nueva generación de adolescentes y veinteañeros cortos en la Triple Corona.

Los hermanos Castagnola doblegaron al tío Cambiaso, el polista más trascendente de la historia, con un juego que le gusta a la gente y con buena conducta, junto a un Polito Pieres que dejó todo en su vida personal por ser campeón y un Nachi Du Plessis que puso la bandera de Sudáfrica en la historia mayor del torneo mayor. Un campeón llamado a seguir fabricando hinchas en los próximos tiempos.

10. Los reconocimientos a Cambiaso

Cuando avasallaba con su polo a Ellerstina en esa goleada impensada en la zona A, Adolfo Cambiaso volvió al centro de la cancha después de hacer un golazo ante el arco de Libertador y brotó espontáneo un aplauso de la platea C. Un aplauso posterior al típico de cada gol, que dura unos segundos. Esta vez, la platea que dos décadas atrás lo miraba de reojo, le reconocía la grandeza de su actuación a los 46 años.

Este sábado, poco antes de la premiación, con el crack de La Dolfina instalado en el podio a punto de hablar para la televisión, surgió otro aplauso. De la nada, y desde la misma platea. Cambiaso había perdido esta final, pero la clase alta del polo lo reconocía. Quizás temiendo que fuera la última final del monstruo por el que desde esos mismos asientos se alentaba a los contrarios años atrás.

Justo la Asociación Argentina de Polo le entregó una distinción en homenaje a su trayectoria. “En vida”. En vida deportiva. Porque Adolfito está vigente. Y aunque ya no tenga la aversión a la derrota de sus épocas más hambrientas, continúa en la elite, con su récord de 27 años con 10 goles de handicap. Una postal más de este Palermo vibrante quizás como nunca.

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