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Después de perder ante Alegría en la semifinal de Hurlingham, una frase de Juan Martín Nero adquiere mayor contundencia: “El objetivo es ganar Palermo. Lo planeamos todo el año, organizando la caballada para llegar al Abierto lo mejor posible”. Para el back, sin embargo, esa derrota no modifica el clima interno. “Mi meta personal es disfrutar el momento; me siento un privilegiado por jugar con estos tres compañeros”.
La referencia del inesperado último partido de La Dolfina en la segunda etapa de la Triple Corona le da un perfil más cercano a lo impredecible al máximo torneo: no comenzará con el equipo de Adolfo Cambiaso con envión de campeón, lo que, con todo, no le quita ni un poco de su lustre de candidato más firme, de protagonista principal del espectáculo.
Si esta circunstancia es capaz de mover los cimientos de una estructura tan exitosa se verá, pero parece difícil, sobre todo si se tiene en cuenta que Alegría (merecido ganador) se impuso en tiempo suplementario.
Alguien podría inferir que para el equipo que domina desde hace tanto tiempo lo mejor sería mantener el statu-quo en todo sentido. Por caso, en las normas del juego. No para Nero: “Me parecen buenas ¿eh?, sobre todo la de la tabla. Cuando oí que iba a aplicarse pensé que era una locura hasta que la jugué y me dí cuenta de que está buenísima. La bocha se vaya menos afuera. Se evita el throw-in, que es donde se producen más fouls. Así que son dos ventajas: se juega más rápido y hay menos infracciones.”