Messi, Argentina, rugby, Francia: qué vínculo tienen el crack y PSG con el deporte ovalado

Gonzalo Quesada mira desde su oficina cómo se ha transformado el barrio desde hace dos días. “Es una locura. Hay colas y colas de gente”, dice el entrenador de Stade Français, en cuyo estadio está instalada la tienda de Paris Saint-Germain. El Jean Bouin, reconstruido en 2013, se ubica calle por medio de donde Lionel Messi dio sus primeros pasos sobre el césped de su nuevo club. El Parque de los Príncipes, a partir de ahora la casa del mejor futbolista del mundo, también tiene aroma de rugby argentino. Allí, el 19 de octubre de 2007, en una cálida noche de viernes, los Pumas golearon a Francia por 34-10 y atraparon la medalla de bronce que implicó el comienzo de otra era.

La conexión del rugby argentino con París es intensa por medio de sus dos clubes más emblemáticos, Stade y Racing Métro 92. Quesada entrena al equipo al que sacó campeón en la temporada 2014/2015 y en el que juegan los Pumas Nicolás Sánchez y Marcos Kremer, mientras que otro jugador del seleccionado, Juan Imhoff, es una de las estrellas de Racing. En agosto pasado, Sánchez y Messi se encontraron y el 10 de la ovalada le regaló su camiseta. Una premonición: de ahora en más son vecinos.

En Stade Français han jugado 29 argentinos y además de Quesada, que también fue rugbier del club, han sido entrenadores allí el actual de los Pumas, Mario Ledesma (con Michael Cheika), y Patricio Noriega, que además formó parte del staff técnico de Racing. Con la famosa camiseta rosa se consagraron campeones Agustín Pichot (capitán), Juan Hernández, Ignacio Corleto, Rodrigo Roncero y Lucas Borges. También la representaron Pumas como Pablo Matera (jugó el año pasado), Nahuel Tetaz Chaparro, Felipe Contepomi, Gonzalo Tiesi, Martín Rodríguez Gurruchaga y Santiago García Botta, entre otros.

Por Racing pasaron trece argentinos. Imhoff y Manuel Carizza salieron campeones en 2016. Pichot y Hernández llegaron tras jugar en Stade. La lista incluye a otros Pumas, como Patricio Albacete, Emiliano Boffelli (en 2020), Tomás Lavanini, Álvaro Galindo, Joaquín Díaz Bonilla y Juan Pablo Orlandi. Imhoff nos dice desde París que la llegada de Messi “ha cambiado todo. Trajo una vibra especial y para los argentinos no sólo es un orgullo, sino también una responsabilidad muy grande”.

Francia es el país que más jugadores de rugby celestes y blancos ha recibido en la era profesional. En esta temporada habrá 26 en el Top 14, pero en 2011 y 2012 llegó a haber 36. En ese escenario, París fue el imán y ningún otro club albergó a tantos como Stade. El primero en triunfar fue Diego Domínguez, el cordobés que ya entonces representaba a Italia. Es uno de los grandes ídolos del club. El periodista Alejandro Cloppet aporta un dato poco conocido: el pionero en llegar a la Ciudad Luz fue Arturo Orzábal, el poderoso pilar del SIC y del seleccionado que en 1974 jugó por Paris Université Club (PUC).

El rugby en Francia es vivido con gran pasión en el sur, especialmente. Durante décadas fue más popular que el fútbol en el nivel nacional, incluso en los tiempos de Michel Platini. Pero la conquista del Mundial en 1998 en su propia casa torció la balanza hacia el lado del fútbol. Ese año también implicó un quiebre para el rugby, ya que el torneo profesional pasó a depender de la Liga Nacional, que se independizó de la Federación Francesa de Rugby. Primero fue Top 16, hasta que en 2005 quedaron 14 equipos.

Los rugbiers argentinos de Stade han confraternizado con los futbolistas de PSG cuando estaban Ezequiel Lavezzi y Javier Pastore. Ese vínculo perdura. Esta semana compartieron un almuerzo Quesada, Imhoff y Mauro Icardi. “Desde hace tres días todos me preguntan por Messi. Además de por la locura que está generando, es algo muy lindo porque nos identifica”, dice Quesada, para quien el arribo de Mauricio Pochettino como director técnico de PSG también resultó un hito. Ambos tienen sus oficinas en la misma cuadra.

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