Super Bowl 2018: todos los números del gran show del deporte estadounidense

El duelo entre New England Patriots y Filadelfia Eagles en Minneapolis tendrá más de 100 millones de ojos encima y, como es costumbre con el Super Bowl, paralizará las actividades de todo el país.

No obstante, la tendencia de los últimos años describe un panorama, con cifras de rating en baja. El pico para un Super Bowl fue en 2015, con un promedio de 114,4 millones de espectadores (récord histórico para la televisón estadounidense), marca difícil de revertir este año. Según Nielsen, el promedio de rating para esta temporada, que empezó en septiembre y concluye el domingo, registró una caída interanual del 9,7%.

Los cambios de horarios de algunos partidos; las controversias políticas luego de las manifestaciones raciales por parte de jugadores negros, que despiertan la ira tuitera del presidente Donald Trump; y un creciente debate sobre los perjuicios de los impactos del juego en la salud de los jugadores son algunos de los factores que, según los analistas, explican este estancamiento.

El fútbol americano también encuentra una limitación intrínseca a su historia. Este deporte es el número uno en los Estados Unidos, pero nunca logró trascender las fronteras de ese país. Mientras ligas de otros deportes suman deportistas extranjeros y trazan estrategias comerciales en otros continentes apoyados en sus estrellas globales, en la NFL el 98% de los jugadores son norteamericanos, una cifra que no cambia desde hace 40 años.

Pero el Super Bowl no es solo deporte. Millones de personas delante de las pantallas convierten al partido en un acontecimiento publicitario excepcional, con contenidos que agencias y anunciantes comienzan a diagramar con meses de antelación. Para el partido de este año, un espacio de 30 segundos en la tanda publicitaria en la televisión estadounidense cuesta por encima de los US$5 millones.

Otro de los momentos esperados es el entretiempo, en el que los organizadores montan en minutos un escenario de nivel

La trascendencia del juego es tal que, en Nueva York, las luces que iluminan al emblemático Empire State cambiarán durante el partido y tomarán el color del equipo que esté ganando, con el verde para los Eagles y el azul, rojo y blanco para los Patriots.

Para los jugadores, disputar el Super Bowl también representa un logro económico. Este año, cada uno de los integrantes del equipo ganador recibirá un cheque de US$112.000, mientras que el premio para el perdedor es de US$56.000.

Las entradas para presenciar el partido en el estadio, que tiene capacidad para 66.200 espectadores, salieron a la venta por precios de entre US$950 y US$5000, con cifras aún más altas en la reventa. A horas del partido, se pueden comprar tickets en sitios autorizados con precios que van desde los US$2900 a los US$100.000.

A su vez, la final de la NFL abre la puerta a una disparada de la apuestas. Según estimaciones de la American Gaming Association, el grupo de lobby que representa a la industria del casino y las apuestas en ese país, la edición 52 del Super Bowl movilizará US$4760 millones en el sector.

A su vez, una tendencia creciente es el streaming digital. De acuerdo con datos difundidos por Fox, solo en los Estados Unidos, el Super Bowl de 2017 fue seguido por un promedio de 1,7 millones de usuarios a través de teléfonos, tabletas o computadoras, con un incremento del 23% frente al año anterior.