Argentina Open: ganó Diego Schwartzman y habrá campeón nacional en Buenos Aires

El sábado de excelentes noticias para el tenis argentino incluye una certeza irrefutable, el fin de una racha nefasta. La sequía se terminó: el Argentina Open verá un campeón local en el Buenos Aires Lawn Tennis Club después de 13 años. En 2008, David Nalbandian doblegó a José Acasuso y se convirtió en el último argentino en celebrar en la Catedral. El testigo de aquel logro será tomado por el vencedor de una definición plenamente albiceleste, a cargo de Diego Schwartzman y Francisco Cerúndolo, este domingo, a partir de las 15.

Este Argentina Open tendrá una definición acorde con lo visto durante la semana; más allá de las distancias en el ranking y de transitar segmentos distintos en sus respectivas carreras, Schwartzman y Cerúndolo fueron los mejores jugadores del torneo. Uno hizo valer su condición de primer favorito y número 9 del mundo; el otro ingresó desde la clasificación, y como efecto de contagio de lo hecho por su hermano Juan Manuel en Córdoba, se convirtió en la grata revelación del certamen porteño.

El último punto del triunfo de Schwartzman sobre Kecmanovic

A primera hora, Cerúndolo se abrió camino a la definición con un excelente triunfo a expensas del español Albert Ramos-Viñolas por 7-6 (7-5), 3-6 y 6-2, en dos horas y 35 minutos de acción; luego, Schwartzman se impuso al serbio Miomir Kecmanovic por 6-0 y 6-4 con una tarea más que consistente.

Cerúndolo, a su modo, ya hizo historia: es el segundo clasificado que llega a la final en Buenos Aires desde que Acasuso lo hizo en 2001 –el misionero cayó entonces ante el brasileño Guga Kuerten–, y dio otro gran salto en el ranking, en el que estará al menos en el puesto 112º desde el lunes. Schwartzman va por un desquite: llegó a la definición hace dos años, pero jugó exhausto aquel encuentro contra Marco Cecchinato, y perdió por 6-1 y 6-2. Ahora, llega en mucho mejores condiciones para ir en busca de su primer título como local. La que protagonizarán Cerúndolo y Schwartzman será la 27ª final entre argentinos en el nivel ATP. Y la tercera en el Buenos Aires desde que el ATP Tour volvió al país, hace 20 años, porque además de la de Nalbandian y Acasuso en 2008 se dio aquélla en que Gastón Gaudio derrotó a Mariano Puerta en 2005.

Luego de la gran victoria del mayor de los Cerúndolo, Schwartzman se abrió paso en la segunda semifinal con ritmo de locomotora, manteniendo esas buenas sensaciones que había mostrado en la noche del jueves contra el español Jaume Munar, y con un juego intenso que le permitió tomar ventajas rápidas sobre Kecmanovic, que se vio desbordado en ese primer tramo. Como si estuviera jugando en el Suzanne Lenglen o en el Philippe Chatrier de Roland Garros, Schwartzman sentenció el primer set por 6-0 en 25 minutos, muy firme con el servicio y con su tenis, sin permitirle la entrada en el partido al jugador balcánico.

Pero Kecmanovic repuntó y comenzó a emparejar el desarrollo. De todos modos, el Peque mantuvo la superioridad en el juego, aun cuando no fuera tan marcada como en el comienzo, pero sí con el aplomo y la solvencia necesarios. El festejo desatado llegó con una derecha paralela a un rincón, que tomó a contrapierna al serbio. Un “¡sí!” desatado y brazos en alto para celebrar la vuelta a la final en casa, el torneo que desde hace rato Schwartzman quiere ganar.

“Entré con mucha intensidad, y por ahí después me ahogué un poco, pero después volví a tomar aire y terminé muy bien, estuve muy fino. Es espectacular jugar contra otro argentino, es un placer. Va a haber un argentino campeón y eso es lo más importante; espero que sea yo. Va a ser un partido difícil, porque él está en una gran semana y no tiene nada que perder. Voy a jugar una final, que es lo más lindo, se gane o se pierda. Siento que estoy jugando un gran tenis, y hay que disfrutarlo”, destacó el noveno jugador del ranking.

¿Qué se puede esperar este domingo? Por jerarquía y experiencia, Schwartzman es el que lleva el cartel de favorito, como para ir en busca de su cuarto título ATP, el primero desde su festejo en Los Cabos 2019. Pero el Peque tiene claro que no podrá confiarse frente a un adversario que vive la mejor semana de su carrera. Algo es cierto: la copa tendrá un nuevo nombre argentino; sólo falta dilucidar quién se quedará con el último festejo de la semana.