Diego Schwartzman, el peque de 1,70m que crece en tierra de gigantes

Aunque tiene sólo 22 años y es el más joven del plantel, Diego Schwartzman está acostumbrado a ser uno de los protagonistas del equipo argentino en la semana previa de la Copa Davis. Empezó a colaborar cuando era un junior y Tito Vázquez, entonces capitán, lo sumó a los entrenamientos como sparring; mantuvo esa condición durante el ciclo de Martín Jaite, que a su vez lo llevó en septiembre del año pasado a Sunrise como quinto jugador para la serie contra Israel por la permanencia en la máxima categoría. Pero, ahora, Schwartzman, conocido en el mundo de las raquetas como el Peque -con 1,70m es el más bajo dentro del Top 100-, integra el equipo como uno de los cuatro con posibilidades de jugar, y de debutar en la Ensaladera.

"Es una responsabilidad mayor a la de estar afuera, como colaborador, pero me siento como en casa, porque conozco hace rato el hotel en el que nos alojamos casi siempre, los viajes, las comidas, y estar acostumbrado a eso me saca un poco de ansiedad y de nervios. Pero sé que ahora me puede tocar entrar para tratar de darle un punto a la Argentina. Después, vas manejando todo acorde con el hecho de poder jugar un partido de cinco sets, y por eso hay que estar bien preparado; la gran diferencia es la responsabilidad, pero me siento cómodo", dice Schwartzman.

En su momento, yo estaba como sparring de Del Potro en el equipo; esta semana, él es el que está colaborando, ayudándonos, y creo que también le sirve para tomar ritmo porque está empezando a jugar de vuelta después de las operaciones en la muñeca, y desde luego, su presencia suma

Todavía está dando sus primeros pasos en el nivel ATP, luego de un 2014 en el que sumó mucho en los challengers, con cinco títulos, incluido el Masters de la categoría, en San Pablo. Entrenado por Sebastián Prieto, quiere dar un paso más y afianzarse dentro del ATP Tour, un circuito que, en los últimos tiempos, se convirtió en tierra de gigantes. Como Juan Martín del Potro, con el que tiene una buena relación, y con el que compartió entrenamientos en esta semana en la que Schwartzman podría jugar el dobles junto con Berlocq. Para ello, el Peque se sometió a recibir los saques de Delpo para mejorar la devolución. "En su momento, yo estaba como sparring suyo en el equipo; esta semana, él es el que está colaborando, ayudándonos, y creo que también le sirve para tomar ritmo porque está empezando a jugar de vuelta después de las operaciones en la muñeca, y desde luego, su presencia suma, aportando en todo lo que puede", cuenta Schwartzman, que comenzó a jugar al tenis a los 7 años en Hacoaj, al mismo tiempo que practicaba fútbol; en realidad, toda su familia es futbolera -su hermano Andrés juega en la 1a de Hacoaj-, y Diego, cada vez que está en Buenos Aires busca ir a ver a Boca.

La semana pasada jugó el torneo de dobles del Argentina Open junto con Berlocq por pedido del capitán Daniel Orsanic, como variante para tratar de vencer a Marcelo Melo y Bruno Soares, dos especialistas en el juego por parejas, a tal punto que están en los puestos 3º y 12º del ranking. ¿Cómo ganarles? Schwartzman explica: "Nuestro punto fuerte son la devolución y el juego de fondo. En los tres partidos en el Buenos Aires -llegaron hasta la semifinal- no nos tocó enfrentar una pareja que haga saque y red, como suelen hacer Melo y Soares, pero tenemos un juego que les puede molestar, con la cancha lenta, obligando a jugar una más, que es algo que no les gusta y un poco es lo que hacemos también en singles, en jugar todos los puntos, en devolver bien y molestar al rival lo más que se pueda".

En esta serie también se producirá parte del recambio que se hizo esperar, con dos integrantes nacidos en los 90, Delbonis y Schwartzman, el primero de la camada 92 de nuestro país en jugar la Davis. "Es algo nuevo, pero también que está empezando a llegar, en este caso a Fede y a mí. Vamos a tratar de aprovechar esta serie, de hacer lo mejor posible, de sumar experiencia y que sea lo mejor posible, para ganar y que la Argentina siga avanzando. ¿Si alguien me aconseja? No, en realidad vamos hablando con Charly (Berlocq) y Fede, y a veces yo, que los conozco bien a los brasileños; nos vamos ayudando entre todos y con lo que le puede servir al que le toque jugar. Esto es un equipo y para mí es lo más lindo que hay; poder ir juntos a una cena, compartir un objetivo entre seis o siete está bárbaro, porque es distinto de lo que es el circuito, y a mí que me gusta mucho el fútbol, me encanta el equipo".

Schwartzman suele, desde tiempos de junior, apuntar a objetivos cercanos, a no remontar sueños grandes, como ser un top 10 o llegar lejos en un Grand Slam. "No pienso mucho en ir más allá; trato de ser bastante realista. Aparte, no sabés lo que puede pasar el año que viene, qué lesión podés tener. Lo que sí espero es tener este ranking, o mejor, de acá hasta que termine mi carrera, porque jugar las giras ATP, la Davis y los Grand Slams es hermoso, y hacen que la vida de tenista se alargue más. Un objetivo personal es ser más reconocido en mi país, ser un referente y seguir mejorando. Me quedan muchos años de carrera como profesional y tengo que aprender un montón de cosas".