Pella logró el otro impacto con valentía, personalidad y actitud

GLASGOW.– A Guido Pella le sobran determinación y actitud. Para tomar el micrófono en una rueda de prensa y desactivar un hipotético foco de conflicto o parar entrar en la cancha, de visitante y en su primera semifinal de Copa Davis y ganar. Ganar con autoridad, como lo hizo frente al joven pero explosivo Kyle Edmund (55° del ranking), por 6-7 (5-7), 6-4, 6-3 y 6-2, en tres horas y un minuto. El bahiense, que casi tres años atrás –cansado del ambiente–, estuvo cerca de dejar el tenis profesional, atraviesa por un momento de inspiración y lucidez. Este año debutó en la Davis, frente a Polonia, y logró, en singles, uno de los puntos argentinos. En los cuartos de final se adaptó al pedido del capitán Daniel Orsanic y actuó como doblista junto con Juan Martín del Potro y otra vez triunfó.

Pella es una persona con la “cabeza abierta”, interesada en el funcionamiento de la sociedad, la tecnología y los medios. “Durante mucho tiempo de mi vida pensaba que ser inteligente y ver las cosas de otra manera me iba a perjudicar en el tenis. Porque la realidad indica que en este deporte, cuanto más pensás, es peor”, le dijo a LA NACION, en marzo pasado. Pero esa manera de ser lo ayudó, en su momento, a superar la depresión. Y ahora, alcanzó un mágico momento. La cúspide de un instante esencial. Su victoria, su punto, tiene el mismo decisivo valor que el conseguido por Juan Martín del Potro. El acompañante ideal.

El bahiense admitió que se siente tranquilo porque pudo rendir bajo presión, ya que salió a jugar luego de la sensacional victoria de Del Potro. “Me siento tranquilo porque pude rendir bajo presión. Entré a la cancha con la vara muy alta que me dejó Del Potro, luego de su increíble partido y eso me condicionó al principio”, confesó Pella, nacido en Bahía Blanca hace 26 años, en la rueda de prensa que ofreció en una de las salas del coqueto estadio Emirates Arena.

El zurdo –picante, incisivo– superó Edmund con la personalidad de los que ganan mil batallas a lo largo de los duros años en el circuito. Pareció un veterano; más aún, luego de sobreponerse a un incómodo comienzo, cuando las dudas son más intensas que los fundamentos técnicos y anímicos. “Tardé en acomodarme al escenario luego de la emoción que se había vivido minutos antes con Del Potro. A partir del segundo set logré soltarme, tomé confianza y fui rompiendo el juego de Edmund de a poco”, analizó Pella, quien también le había ganado al inglés en marzo de este año en el Masters 1000 de Indian Wells.

El tenista, futbolero e hincha fanático de Olimpo –el pequeño gran club de su ciudad–, confesó su alegría por la ventaja que logró la Argentina en la primera jornada ante el actual campeón de la Davis. Un impacto mayúsculo.

“En la Davis se tienen sensaciones increíbles que no se dan jamás en el circuito. El clima en el estadio era infernal y lo que más me deja conforme es que respondí a las expectativas y superé mis propios nervios para construir un triunfo que, espero, sirva para lograr el objetivo de avanzar a la final”, admitió Pella, que por momentos creó una atmósfera particular en el escenario. Jugaba solo él.

“Estando afuera, mientras jugaban Juan Martín y Murray, vi un partido que no se podía creer. Y me puso la vara alta, porque no quería defraudar después de semejante actuación”, aclaró el joven con sueños de grandeza, que precisa de estos juegos de presión para darse cuenta que puede convertirse en un jugador serio, peligroso.

“El mío fue uno de los partidos más emocionantes de mi carrera junto con la semana del ATP de Río de Janeiro (este año, perdió la final con Pablo Cuevas, pero venció, entre otros, a John Isner y Dominic Thiem). El partido me deja tranquilo por haber podido superar una prueba de fuego y la presión que tenía. Entré asustado, como todos los jugadores, pero me fui acomodando rápido. Es mi primera semifinal de Copa Davis y no es fácil”, aclaró. Pella lo hizo demasiado fácil...