Un tema siempre discutible
MELBOURNE (Especial).- Basta que uno arroje una piedra para que la discusión se reanude. El chileno Marcelo Ríos, que vive una etapa de reencuentro con el tenis, se puso a filosofar sobre las diferencias entre el tenis masculino y el femenino. Dijo que las primeras ruedas entre las mujeres son "como un chiste" y que entre los hombres un desconocido puede vencer a un clasificado.
En el mundo del tenis, los comentarios corren como reguero de pólvora. Y la que se hizo cargo de los conceptos del Chino fue nada más ni nada menos que la suiza Martina Hingis -una especialista en desafíos e ironías-, que retó al chileno. "Si jugara un rato conmigo cambiaría de idea."
Las palabras de uno y otro no fueron arrastradas por el viento. E inmediatamente surgieron los recuerdos.
El primer capítulo de la Batalla de los Sexos lo escribieron, un 20 de septiembre de 1973, los norteamericanos Bobby Riggs y Billie Jean King. El primero tenía 55 años y había sido campeón en Wimbledon en 1939; King, una de las personalidades que más luchó por el desarrollo del tenis femenino, contaba con 29 años y venía de obtener por quinta vez el título en el césped del All England. El Houston Astrodome, colmado con 30.492 espectadores fue testigo de un negocio fantástico que, además, contó una audiencia televisiva de unas 50.000.000 de personas. Billie Jean King fue dueña de la victoria por 6-4, 6-4 y 6-3. A principios de la década del noventa, los desafiantes fueron los legendarios Jimmy Connors y Martina Navratilova, que pese a contar en su favor con el sector del court que habitualmente se utiliza para el dobles, no pudo con la fuerza de Jimbo. A diferencia de King-Riggs, ambos tenistas se encontraban en actividad.
La irrupción de las chicas Williams escribió el último capítulo de estas historias de enfrentamientos entre hombres y mujeres. Fue aquí, hace cuatro años, cuando Venus y Serena disputaron, separadamente, un set con el alemán Karsten Braasch, por entonces 203° del mundo. Venus cayó por 6-2; Serena perdió 6-1.
Pero Serena no se conformó. Poco tiempo después de obtener el US Open, Serena, la menor de las hermanas norteamericanas, dijo que la aburría el tenis femenino y que quería una invitación para el torneo masculino de Stuttgart. La ATP rechazó de movida el pedido y la posibilidad de una Batalla de los Sexos quedó sólo en eso.
Más allá de los deseos de Hingis, hoy por hoy, alcanza con ver únicamente la diferencia del servicio para distinguir distintas potencias entre hombres y mujeres que están en actividad. Mientras muchos varones superan los 200 km/h (el récord es de Greg Rusedski, con 239), entre las mujeres, sólo las Williams fueron capaces de romper esa barrera (Venus sacó a 205 hace cuatro años).
Aun cuando la potencia demuestre lo contrario, nadie le puede quitar a Hingis el derecho a pedir un desafío. Si Ríos, como en estos días, sigue entregando más dosis de buen humor, tal vez le brinde a la suiza la posibilidad de exhibir sus secretos tenísticos ante un representante de sexo fuerte .