Tres equipos, una tendencia

SANTIAGO, Chile.- Sólo con Argentina y Chile se podría armar el equipo ideal de la Copa América y esa es la confirmación de que a la final llegaron los dos mejores equipos. No sólo eso: ambos son los que marcaron la tendencia de la idea de juego. Y se remarca idea, en vez de propuesta, porque propuesta tiene todos: que gusten más o menos es irrelevante, aunque se deja por escrito que da placer alinearse en lo que dicen y hacen tanto Martino como Sampaoli, dentro de un sistema 4-3-3 o 4-3-1-2, pero siempre asumiendo el protagonismo. No hay injusticia, entonces ni por circunstancias de juego ni por factores externos, por más suspicacias que se hayan disparado y desprolijidades que se hayan perpretrado, que las hubo, en los merecimientos de los dos para estar en esta definición. Si se le llega a sumar el Perú de Gareca en el podio, entonces el mensaje será más claro aún.

De todos modos, de debate está hecho el fútbol, y cuando faltan como mínimo 90 minutos que no sólo definirán al campeón sino también al mejor jugador, vale la pena meterse en el berenjenal de armar tres equipos, sin necesidad de ponerle sólo camisetas rojas y /o albicelestes.

1) El mejor. Ospina; Isla, Murillo, Otamendi, Rojo; Pastore, Sánchez (Colombia), Valdivia; Messi, Guerrero, Vargas. Duele dejar en el banco a Bravo y Aránguiz, a Romero y Agüero, pero hay que elegir. Igual que entre Martino y Sampaoli para el banco.

2) El revelación. Conformado con futbolistas Sub 23 o con futbolistas Más 30 que rindieron por encima de lo esperado, que son dos manera de revelarse y rebelarse. Gallese; Advíncula, Ascues, Giménez, Vargas; Derlis González, Lobatón, Corona; Carrillo, Barrios, Cueva. El DT, Gareca.

3) El peor. Si el mejor se podría armar con Argentina/Chile, en este caso Brasil se ofrece con el DT Dunga incluido. Pero vale mezclarlo. Quiñonez; Jara (Chile; perdón, como castigo y al lateral, pero no puede faltar), Vizcarrondo, Thiago Silva, Amorebieta; Coutinho, David Luiz, James; Tardelli, Falcao, Cavani.

El debate queda abierto, por supuesto. Pero la tendencia es arriesgar, y eso se ha hecho.