El aumento de los costos de producción y la incertidumbre por factores externor y domésticos configuran un combo difícil de sobrellevar para los agricultores argentinos
Los agricultores argentinos tienen por delante una campaña agrícola 2022/2023 muy diferente a las anteriores. Un cóctel de nuevos factores dinamitó los esquemas de costos e ingresos vigentes hasta el año pasado e impone un nuevo escenario para producir granos. En éste sobresalen costos de producción catapultados a valores impensados y riesgo de escasa disponibilidad de algunos insumos estratégicos.
Simultáneamente, los productores enfrentan una incertidumbre mayúscula acerca de los ingresos por percibir, debida a cuestiones internacionales y, sobre todo, internas, a través del manejo de los derechos de exportación, de los volúmenes de equilibrio y de los fideicomisos, entre otros.
Súmense a lo anterior muchas dudas acerca de la evolución del clima en el otoño-invierno y sobre el desenlace del conflicto desatado entre Rusia y Ucrania, que no parece tener solución a corto plazo, y se tendrá una ecuación que aumentó exponencialmente las necesidades de capital de trabajo y subió la vara del riesgo empresario por correr al producir granos finos y gruesos con esquemas de alta ambición de rendimiento.
Escenario incierto para el trigo
El escenario descripto tiene su primer acto en el cultivo de trigo. “El control de malezas se encarece US$20 por hectárea por lo menos versus al ciclo anterior por el aumento del precio del glifosato”, calcula un productor de Rufino. “La fertilización nitrogenada agrega, como mínimo, US$120 por hectárea por la duplicación del valor de la urea, siempre y cuando se consiga la cantidad necesaria; el incremento del fósforo añade US$50 por hectárea. Son casi US$200 de aumento, equivalentes a 7 quintales por hectárea de trigo de US$270 por hectárea”, resume el agricultor. Pero la lista continúa. “Los $3000 por hectárea que se cobraron por la siembra la campaña pasada tomarán otro valor al considerar los aumentos del combustible y la evolución de la inflación”, considera.
Como contrapartida se podría argumentar que el precio del trigo aumentó en las últimas semanas y que pueden tomarse coberturas con valores de US$270-280. Sin embargo, para concretar esa decisión comercial hay que tener, por lo menos, el cultivo emergido, algo para lo cual faltan dos o tres meses. ¿Alguien puede asegurar que la firmeza del mercado se mantendrá hasta esa fecha? El final de la obra está abierto, por ahora.