El inicio de las labores de campo resulta heterogéneo, según las lluvias caídas en cada zona; la opción por la oleaginosa creció tras la intervención oficial en el mercado de maíz
La siembra de soja temprana en la zona núcleo muestra tres situaciones diferentes: a) algunos lotes con plántulas emergidas, producto de implantaciones de mediados de octubre, cuando los productores aprovecharon algunos chaparrones oportunos; b) agricultores que recibieron algunas precipitaciones el último fin de semana y están avanzando con las máquinas, y c) productores que no pueden empezar por no contar con suficiente humedad.
Más allá de las cuestiones climáticas, un empresario de Venado Tuerto recordó que hasta hace dos meses los agricultores estaban poco motivados con la siembra de soja por las mejores perspectivas de renta del maíz. Pero la intervención oficial en el mercado durante octubre puso una luz anaranjada en el camino del cereal. Por esa causa, por las perspectivas de una gran siembra en Estados Unidos y por la conveniencia de desarrollar un esquema diversificado frente a la incertidumbre política y económica actual, la soja vuelve a aparecer en el radar y retoma lugar en los planes de siembra fogoneada, también, por sus menores costos de implantación en una campaña de insumos encarecidos.
Glifosato más caro
En este cultivo, la pregunta clave es cómo reemplazar al glifosato que se encareció hasta US$15 por litro en sus presentaciones más concentradas. Los productores analizan la posibilidad de utilizar glufosinato de amonio, paraquat u otro quemante, cuyos precios aumentaron menos. Otra alternativa por explorar es el doble golpe, para ser más eficientes en el uso de glifosato.
“En vez de aplicar, por ejemplo, 1,5 litros por hectárea de glifosato al 72% en una sola pasada, se recurriría a dos aplicaciones con 0,5 litros por hectárea, lo que ahorraría costo del producto y podría tener un impacto más fuerte en las malezas si las condiciones climáticas acompañan”, propone un técnico de una agronomía de Rojas.
Más allá de las cuestiones técnicas, hay que asegurar los precios de venta de la oleaginosa para el otoño de 2022. Los valores han repuntado y a principios de semana se podían concretar ventas futuras a US$320 por tonelada, un valor equivalente al que se ofrecía en otoño de este año, en el pico de precios internacionales. Otra chance es un put de US$300 por tonelada con 7 de prima. Son valores para no dejar pasar y por lo menos asegurar los costos de producción de la oleaginosa.