El persistente déficit hídrico deja obsoletas las estimaciones de producción, porque siguen derrumbándose los rindes esperados o porque se comunican pérdidas de lotes enteros
En el norte de Buenos Aires muchos maíces de siembra temprana no superan los 80 centímetros por efectos de la interminable seca y están desarrollando una espiga que tiene el tamaño de un canelón, casi sin granos. A su vez, muchos lotes de soja temprana tienen el 50% o más de la superficie perdida; en el resto, las plantas tienen cuatro o cinco entrenudos y solo seis/ocho hojas. Si no llueve en los próximos días se picarán o serán aprovechadas con hacienda, igual que los maíces.
La seca, con altísimas temperaturas, ya tomó niveles de catástrofe y semana tras semana deja obsoletas las estimaciones de producción, porque siguen derrumbándose los rindes esperados o porque se comunican pérdidas de lotes enteros.
En ese escenario preocupante, los actores están viviendo los distintos actos de una tragedia. En lo que va de la obra se ve a los agricultores muy renuentes a concretar ventas adelantadas de soja y de maíz.
“Hasta esta semana habían comprometido 2,7 millones de toneladas de soja de la campaña 2022/2023, con solo 600.000 toneladas con precio hecho”, evalúa Sebastián Olivero, responsable de Commodities de la corredora StoneX.
No sobra nada
La campaña pasada a igual fecha se habían comprometido 6 millones de toneladas de soja, con 1,3 millones con precio cerrado. Además del infierno climático, en esas decisiones aparece otro actor, el Estado, con la posibilidad de un tercer “dólar soja” o de un salto cambiario.
En maíz pasa algo parecido: están comprometidos 7 millones de toneladas, con 2,7 millones con precio hecho. En el ejercicio anterior, los valores correspondientes fueron 14 y 7,6 millones de toneladas. Por otro lado, las últimas estimaciones de producción de soja, que llegan a 37 millones de toneladas, determinan que la industria esté explorando posibles compras en Paraguay y en Brasil.
En tanto, la disponibilidad mundial de soja tampoco es holgada, de acuerdo a Olivero. Según el USDA, la relación stock/consumo en Estados Unidos es del 4,8%, por encima del mínimo histórico de 2013, del 2,7%, pero en niveles que exigen que la producción de Brasil no falle. La cosecha del país vecino viene bien en el norte, pero hay dudas por la seca en el sur. Si llueve en las próximas semanas podría aportar 152/153 millones de toneladas y sería la última compuerta que resiste la presión del mercado para que los precios de la soja no se descontrolen y superen los 600 dólares por tonelada.
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