El mercado se debate entre los eventuales recortes en las cosechas de soja y de maíz en Sudamérica, la bajante histórica del Paraná y las negociaciones locales con el FMI
El mercado local transita entre una de las peores sequías de la historia, la peor bajante del Río Paraná en 75 años, la caída en la producción de soja y de maíz ya irreversible, el no acuerdo con el FMI y un informe USDA muy complaciente para la soja de Brasil. En esta campaña, y a estas alturas, vemos que la sequía no es solo de la Argentina, se trata de un fenómeno de alcance regional. Paraguay ya perdió el 40% de su producción de soja y analistas privados estiman hoy 6 millones de toneladas, contra los 10 millones que se auguraban al comienzo de la siembra, cuando no se preveía semejante desastre causado por la falta de lluvias.
En Brasil, fuentes privadas están estimando una producción de soja de 130 millones de toneladas versus los 138 millones de la cosecha 2020/2021. En cambio, el USDA está proyectando ahora 139 millones de toneladas, contra los 144 millones estimadas de su informe de diciembre. El organismo fue muy optimista en su estimado de producción de diciembre y ahora no sabe cómo blanquear las pérdidas y decide hacer ajustes graduales.
Los principales Estados que sufrieron grandes pérdidas por la fuerte sequía fueron los del sur, Rio Grande do Sul, Paraná y Santa Catarina. A esta altura las pérdidas son irrecuperables y analistas privados estiman mermas por 10 millones de toneladas, en contraste con los 5 millones que calculó el USDA el miércoles.
La bajante del Río Paraná, considerada la peor en 75 años, es consecuencia de la falta de lluvias en la cuenca afluente a la Hidrovía y tiene impacto directo en el principal polo exportador de commodities agrícolas del mundo. Como primera consecuencia, la caída en la profundidad de calado, que impide que los buques salgan con carga completa, debiendo completar sus bodegas en los puertos del sur, Bahía Blanca y Necochea, o en terminales de Brasil o de Uruguay. Los principales productos perjudicados son el aceite y la harina. Esta situación provoca un aumento de los costos operativos de la exportación. Ese sobrecosto usualmente se traduce en un menor precio para los productores, hecho que no está ocurriendo en estos momentos debido a la menor producción estimada, tanto de soja como de maíz.
Hablando de estimaciones, esta semana la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) tiró un par de bombitas en el mercado, alejándose de la cautela habitual de dicha institución en temas tan relevantes como son las estimaciones de producción. La BCR borro de un plumazo 8 millones de toneladas de maíz y 5 millones de soja, como primera consecuencia directa de la sequía sobre los rendimientos esperados. No juzgamos si la estimación es correcta o no, el tiempo y el clima en las próximas semanas lo dirán, pero de ser cierta, sin lugar a dudas tendrá un impacto directo sobre el volumen de producción final, saldos exportables e ingreso de divisas.
Al cierre de esta columna no teníamos todavía la reacción del mercado local frente a semejante recorte, principalmente en el caso de maíz. Pero sí veíamos que Chicago se comportaba con bajas de 20 puntos en soja, equivalente a más de 7 dólares por tonelada, como si la sequía de Sudamérica no existiera o como si hubiera llovido en toda la región.
Finalmente, la falta de acuerdo con el FMI genera más incertidumbres que certezas, entrando en un cono de sombras de imprevista predicción y de difícil salida.
El autor es presidente de Pablo Adreani & Asociados
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