Después de haber trabajado como productor desde 2004 a 2011 y posteriormente como asesor técnico, en un trabajo conjunto con la Cooperativa Agrícola Ganadera Cruz Alta, nos abocamos a estudiar de lleno el cultivo de maíz.
Entre los principales objetivos del estudio estuvieron: establecer la prioridad de las variables que afectan el rinde; la caracterización hídrica, física y química de ambientes; el manejo de nitrógeno y la densidad en maíz de 1ra. temprano y tardío, y en maíz de 2da.; la respuesta a diferentes dosis de fósforo; la comparación de herbicidas, y el análisis de los resultados económicos.
Tras haber obtenido, analizado y discutido los resultados de todos los ensayos, podemos hacer las siguientes valoraciones.
La disponibilidad hídrica durante el ciclo del cultivo y especialmente en el período crítico es la variable principal, por ello, para la toma de decisiones es fundamental la caracterización hídrica del ambiente (medición de profundidad de napa y agua útil a la siembra) como también de la campaña (lluvias ocurridas y manejo de pronósticos de largo plazo).
Luego tienen lugar la fecha de siembra, donde tallan los factores ecofisiológicos del cultivo, en conjugación con los climatológicos. La decisión de sembrar temprano o tarde es función casi exclusiva de la disponibilidad hídrica del lote-año.
Una vez cubiertos los requerimientos hídricos, el manejo de la nutrición y la genética juegan un rol crucial. Dentro del universo nutricional, la fertilización nitrogenada es la variable más importante. Un diagnóstico preciso es fundamental y nos va a optimizar la relación costo-beneficio. Para ello hacemos análisis de suelo y validamos curvas de respuesta a nitrógeno del suelo, más fertilizante en diferentes ambientes, años climáticos y fechas. La elección de una buena genética es clave para aprovechar los recursos al máximo. La densidad de siembra está íntimamente relacionada con la variables citadas.
En cuanto a la fertilización fosforada, es importante diferenciarla de la nitrogenada donde la decisión es de corto plazo y para la campaña en cuestión, ya que con fósforo, al tratarse de un nutriente altamente residual, los objetivos se deben establecer a nivel de rotación de mediano o largo plazo. En lo que refiere a control de malezas, y específicamente a malezas de hoja ancha como yuyo colorado RR, se evidencia un control superior por parte de los nuevos herbicidas respecto de la tradicional yunta atrazina-cloroacetamidas.
Respecto de los márgenes brutos, vimos cómo el cultivo de maíz con diagnósticos correctos y bien manejado se comportó de forma muy satisfactoria, superando económicamente en todos los casos a la soja de primera y, además, aportando carbono al suelo y mejorando su estructura, promoviendo la rotación de herbicidas de diferente modo de acción, aprovechando los excedentes hídricos en lotes con napa cerca de la superficie, controlando la erosión en lotes con pendientes, diversificando riesgos y estabilizando el sistema en todos los ambientes.
Para concluir, el maíz muestra respuestas contundentes a la aplicación diferencial de recursos. Para lograr una mayor eficiencia se recomienda el manejo variable por ambiente a partir de una correcta caracterización previa. Se recomienda manejar de forma variable la densidad de siembra y la dosis de nitrógeno y de fósforo, así como la correcta elección del híbrido. De esta forma somos más eficientes en la utilización de recursos, ya sea con el ahorro de los mismo en zonas con limitantes o logrando los máximos resultados en zonas que así lo permitan.
El autor integra el INTA Corral de Bustos
Juan Pablo Folguera