Las regulaciones van desde el tamaño de los boxes hasta la cantidad de días que los animales pueden estar al aire libre
ESTOCOLMO-. "Quiero ser una vaca en Suecia." Ése fue el comentario que no pudo evitar reprimir una experta canadiense, cuando Jan Eksvard, experto en Desarrollo Sustentable de la Federación Sueca de Productores Agropecuario, expuso los requisitos exigidos a nivel nacional para la cría de ganado en todas sus especies.
Las regulaciones de Bienestar Animal impuestas por el estado sueco van desde el tamaño de los boxes (que permita que el animal se mueva con libertad), hasta los días que tiene que pastar a la intemperie. El incumplimiento de alguna de las normas puede llevar a la pérdida del subsidio agrario. No es un tema menor, si se considera que para muchos productores ese ingreso representa el 20% de sus ganancias y, a veces, más.
Según Eksvard, durante la charla que dio en el marco del 56° Congreso Internacional de Periodistas Agropecuarios, que se celebró en esta ciudad, lo que se busca con esta legislación es el "respeto por el comportamiento instintivo de cada animal". Es por eso que las exigencias prevén "una alimentación natural para el ganado, que tenga espacio suficiente y que no se le provean antibióticos salvo en caso de enfermedad", aclaró.
"Los animales no deben oler sangre, ni oír cómo se mata a otros animales", apuntó Eksvard. Ese es otro de los aspectos que los productores deben contemplar a la hora de criar ganado.
Las exigencias no son un mero capricho del Estado. Son los consumidores de Suecia, como de muchos de los demás países de Europa, los que demandan este tipo de políticas, en la búsqueda de una relación más amigable con el medio ambiente.
Por ejemplo, "Lunes libres de carne" es una de las campañas ciudadanas que se extendió por Suecia para disminuir el consumo de proteína animal.
Las exigencias cada vez más restrictivas, hacen que la producción de ganado en ese país, como en muchos otros de Europa, no sea tan competitiva. Consecuentemente, Suecia sólo puede abastecer el 50% de la demanda interna de carne. "Tenemos una legislación que indica cuántos días tiene que estar afuera un animal. Son como mínimo 30 al año. Pero sólo cuando las condiciones son propicias. Si llega a venir un inspector y encuentra a un animal a la intemperie, con condiciones climáticas extremas, se puede llegar a perder el subsidio", se quejó Helen Rick, dueña de un tambo, a más de 50 kilometros de esta ciudad. Por eso, aclaró: "La producción láctea en Suecia está declinando: Los controles son excesivos. El alimento es caro".
No sólo las exigencias de infraestructura y cuidado del animal se imponen como barreras, sino también, los trámites y las inspecciones, que pueden llegar en cualquier momento.
Si bien entre los consumidores argentinos todavía no existe una profunda demanda por el Bienestar Animal, los productores locales no deberían estar ajenos a los requerimientos del Viejo Continente. Las exigencias podrían ser trasladadas a las importaciones. Especialmente, en épocas de crisis y recesión, cuando cualquier barrera al comercio exterior puede resultar conveniente.
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