Francisco, Magdalena y Enrique Areco elaboran la bebida en un establecimiento de Balcarce que, además, es una cabaña donde se venden toros
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Fue en su abuelo materno, hoy de 96 años, en quien los hermanos Areco se inspiraron para hacer la receta de su gin. Peter Harrison participó como voluntario argentino en el ejército inglés en la Segunda Guerra Mundial. Lo enviaron a entrenar tropas a la India. Allí, en sus tiempos libres, solía tomar gin tonic junto al resto de los generales e incluso conocieron algunas destilerías. Con el tiempo se hizo un experto en la materia.
Cuando el conflicto bélico finalizó, Peter regresó a la Argentina para convertirse en productor agropecuario en Buenos Aires, la misma provincia en donde desde hace cuatro años tres de sus nietos, Francisco, Magdalena y Enrique Areco, con la pasión que él les inculcó, fabrican su propio gin al que llamaron “Harrison’s”. Lo hacen en la estación El Moro, a 30 km de Balcarce.
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“El nombre es en honor a mi abuelo que fue quién nos trasmitió el fanatismo por el gin. Con sus 96 años sigue trabajando como productor agropecuario. Todos los días se levanta a las seis de la mañana, va al pueblo a comprar el diario y vuelve a continuar con sus actividades”, contó Enrique, que junto a sus hermanos trasformó un hobby en un emprendimiento familiar.
Todo comenzó en 2018 con la primera compra de un alambique de 20 litros que los Areco colocaron en el patio de su casa, en pleno centro porteño. “Al principio era un caos, como nosotros no conocíamos el proceso de elaboración, hacíamos lo que podíamos”, detalló Enrique. Después de varios intentos, sin llegar a los resultados esperados, los hermanos Areco se inscribieron en un curso para perfeccionarse y así empezaron a salir las primeras producciones.
“Los lunes destilábamos y los jueves hacíamos para nuestros amigos papas fritas en el disco y degustación de gin”, detalló. Hasta que ese mismo año empezaron a vender las primeras botellas.
Para la fórmula, además del conocimiento de su abuelo, Francisco y Enrique vertieron sus aprendizajes generales sobre plantas, algunos compuestos químicos y nociones generales de la destilación, que adquirieron al cursar la carrera como ingenieros agrónomos.
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“Nuestro gin es más bien cítrico, con una gran presencia de limón y pomelo rosado, una fuerte base de enebro, coriandro y angélica y, por último, un toque herbáceo con algunos yuyos no tan conocidos como la muña muña”, explicaron.
Cuando el producto salió a la venta, el resultado superó sus expectativas. Por pedido de sus consumidores, en diciembre de 2019 tuvieron que invertir en un nuevo alambique, de 120 litros, que producía alrededor de 220 botellas por destilación.
“El nuevo alambique nos quedaba muy grande para la casa de Buenos Aires. Entonces decidimos trasladar la destilería al campo en Balcarce, en donde mi papá tiene su cabaña de toros. Ahí refaccionamos un galpón que estaba en desuso”, relató y agregó: “Ahora combinamos las dos cosas. Los clientes que vienen a comprar toros, después les hacemos visitas guiadas por las destilerías y les ofrecemos una degustación de varios gines”.
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Cada uno de los hermanos desempeña una tarea diferente. Francisco, que es ingeniero agrónomo y vive en el campo en donde está la fábrica, se encarga de la producción. Magdalena, que es arquitecta, de la administración, y Enrique, que está próximo a convertirse también en ingeniero agrónomo, de las ventas.
Actualmente, los Areco venden aproximadamente 2000 botellas por mes, principalmente en locales, bares de la zona y otra parte en Buenos Aires. La botella para el consumidor final vale 1500 pesos. Apuntan a seguir creciendo. Recientemente, compraron un alambique de 500 litros, con lo que buscan quintuplicar la producción y empezar a vender al resto del país.
“Es un desafío enorme porque desde el campo la logística se nos complica, pero estamos convencidos de que vamos a lograr resolverlo”, concluyó.
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