Soy asesor técnico de Agros Soluciones. A menudo notamos la baja eficiencia en la aplicación terrestre de insecticidas. Por lo común, esto se debe a errores humanos, entre otros, al uso de picos inadecuados, la falta o subdosis de aceites en el caldo y la falta de regulación de tamaño de gota.
Al hablar de uso inadecuado de picos me refiero a que en muchas ocasiones, por no querer incurrir en un gasto de comprar picos de cono hueco, se sigue usando el abanico plano con el que se venía trabajando desde el barbecho. Pero para poder llegar al blanco de acción, que es el insecto, se debe producir una turbulencia, ya que éste está distribuido en toda la canopia, tanto en el haz como envés de la hoja al cual no llegamos con un abanico plano.
Respecto de la falta de aceites, muchas veces se usan caldos sin aceites y se tienen buenos resultados. Pero en las épocas de baja humedad y altas temperaturas es indispensable usar aceites en cantidades apropiadas (1 a 1,5 litro por hectárea).
Por último, y no menos importante, hay tener en cuenta el tamaño de la gota. Tenemos que tener presente que la dilución del producto insecticida o fungicida es una a 60 litros y una a 120 litros por hectárea. En el último caso, el producto estará doblemente diluido, y la concentración del mismo en las gotas de aplicación será la mitad.
Como conclusión, cuando se realiza una aplicación deficiente no sólo nos cuesta aplicar de nuevo, sino que tenemos que considerar la pérdida que se produjo en nuestro cultivo el tiempo que las plagas continuaron en los lotes.
Juan Pablo Saravia
Temas
Más leídas de Campo
Mercado de vacunos. La demanda concentró su interés sobre los novillos en el Mercado Agroganadero de Cañuelas
“El problema es otro”. Está por formalizarse un anuncio de Caputo para el campo y siguen los reparos en una industria
Emprendedor. Ordeña 550 vacas con una increíble producción de leche y explica la “poderosa herramienta” que usa