El escenario que deparó el conflictivo 2008 obligó a productores a sembrar cultivos más baratos y a dejar de invertir en ganadería
Después de un 2008 muy difícil de olvidar para la actividad agropecuaria por el efecto negativo que tuvieron el conflicto por las retenciones, la caída de los precios de los granos, la falta de reglas claras y, para colmo, una sequía devastadora, lo primero que se plantearon los productores para el futuro inmediato fue tratar de bajar los riesgos.
En agricultura se sembraron cultivos más baratos y en ganadería, tanto de carne como de leche, hubo menos inversión, explicaron a LA NACION Juan Marcos Olivero Vila y Ricardo Negri, del Departamento de Investigación y Desarrollo de la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (Aacrea).
"Para los productores, 2008 será un año inolvidable por lo malo", dijo Negri, y agregó que si con un año malo se perdieron diez de crecimiento, quiere decir que la empresa tenía metido un riesgo que era muy grande. "Fue un aprendizaje carísimo, pero que sirve", remarcó.
Por su parte, Olivero Vila dijo que antes de la crisis, en agricultura "mucha gente pensó que se había encontrado la fórmula mágica de que todo lo que se tocaba era oro: llovía la cantidad que se necesitaba, y las cosechas eran espectaculares. Hasta que vino un año como 2008 que sirvió para darnos cuenta de que no siempre todo podía salir bien. Esto marcó un punto de inflexión", subrayó.
La reacción de las empresas fue dispar. "Unas hicieron lo mínimo posible, compraron menos insumos; otras se dedicaron a cultivos más baratos; no asumieron tantos riesgos, tuvieron una estrategia comercial más conservadora, ahorraron en gastos postergables e invirtieron menos", dijo Olivero Vila.
Al abordar la cuestión por sectores, Negri señaló que en agricultura lo primero que se hizo ante la crisis fue tratar de bajar el riesgo. "Es decir, menor exposición en dinero", dijo.
Agregó que en la primera línea de baja de costos fue la elección de cultivos con menores costos como soja y girasol para movilizar menos inversiones, "aunque esto no implicó menos aplicación de tecnología", aclaró. Además, agregó que son granos "menos intervenidos por las decisiones del Estado".
Según Negri, sólo se cultivó maíz en superficies buenas; se sembró menos trigo porque el nivel de incertidumbre era muy grande".
Arrendamientos
En la segunda línea de baja de costos estuvieron los arrendamientos, agregó. "Los primeros contratos de principios de año fueron mucho más bajos en valor porque la ecuación no cerraba. Después, sobre el fin de la campaña, cuando apareció la financiación, comenzaron a verse arrendamientos con precios un poco más altos."
En las actividades ganaderas hubo desinversión tanto en carne como en leche, coincidieron los técnicos de Aacrea. "Pero para mantener una vaca produciendo en los niveles en que se la mantuvo hubo que gastar mucho dinero", dijo Negri.
Por su parte, Olivero Vila apuntó que en esta actividad la seca generó dos tipos de decisiones. "Por un lado hubo productores que disminuyeron el stock para mantener la producción con el pasto que le quedaba y por el otro estuvieron los que decidieron no bajar el plantel, tratando de mantener el capital de hacienda. Pero en realidad, lo que se gastó para darles de comer fue más que lo que se produjo en carne", subrayó.
Para finalizar, y al referirse al futuro, Negri dijo que los productores deberán elegir muy bien el grupo y variedad de semilla teniendo en cuenta los avatares del clima, así como tomar cobertura en seguros y en precios, al margen de hacer las reservas de capital para cubrir contingencias como las actuales.