Por Héctor Müller De la Redacción de LA NACION
El 27 de abril ya es pasado. Con absoluta normalidad los comicios se llevaron a efecto. De cualquier manera, y como ya se daba por descontado, la segunda vuelta es un hecho.
Carlos Menem y Néstor Kirchner se enfrentarán el 18 de este mes y ahí sí se conocerá el nombre de quien tendrá en sus manos, durante cuatro años, el destino del país.
Carlos Menem es un hombre bien conocido por el sector. En sus 10 años de gobierno, entre otros aspectos, se instauró la convertibilidad, se eliminaron las retenciones a las exportaciones agropecuarias y, en la última etapa, con Roque Fernández a cargo del Ministerio de Economía se implantó una serie de impuestos -como el de la renta mínima presunta, por ejemplo- que el campo no se cansó de definirlos como "distorsivos".
El sistema de convertibilidad contó con gente que lo apoyó, pero también tuvo muchos detractores. Conocida como la década de la ultra- competitividad y de la economía de escala, 120.000 productores debieron dejar la actividad. Paradójicamente, a fines de ella se logró una cosecha récord de granos que llegó a los 68.000.000 de toneladas acompañada de un notable avance tecnológico.
Reestructuración fiscal
Según publicó LA NACION en la serie de notas Los candidatos y el campo, Menem (Frente de la Lealtad), hoy no piensa ni en la convertibilidad -habrá un tipo de cambio flotante- ni en los impuestos distorsivos. Proyecta como principales propósitos una disminución gradual de las retenciones, lanzar en el corto plazo un plan de mejoramiento de caminos y modificar la ecuación de rentabilidad mediante una reestructuración fiscal.
También tiene como principal inquietud alcanzar los 100 millones de toneladas de granos -unos 30 millones más que las actuales-, un aumento del 20% en los stocks ganaderos y recuperar las 5 o 6 millones de hectáreas que permanecen bajo el agua.
Para poder lograr estos objetivos, el candidato del Frente de la Lealtad prometió encarar una reforma impositiva y reformular el régimen de coparticipación federal mediante la descentralización de impuestos.
La reducción de los gravámenes estaría asociada a un aumento de la recaudación que acelerará las reformas, como la del régimen del impuesto al valor agregado (IVA), para que tenga una tasa única en toda la cadena de alrededor del 15%, dijo en ese momento a LA NACION un allegado al ex presidente Diego Estévez.
En el caso de las Pyme, la plataforma propone la creación de sociedades de garantías recíprocas para suplir la falta de crédito y, en cuanto al pago de la deuda externa, se manifestó que estaría "atada" a las exportaciones.
El vocero de Néstor Kirchner, Carlos Cheppi, aseguró que el candidato santacruceño estaba convencido de que era una "gran mentira" asegurar que hoy se podrían suprimir las retenciones. En ese contexto, sostuvo que se pueden ir reduciendo sólo a partir de una profunda reforma fiscal hacia un sistema más simple y progresivo.
Para Kirchner, antes de tomar medidas específicas se encarará un cambio estructural en la percepción de los impuestos para definir un modelo de producción y de trabajo.
A grandes rasgos, se plantea profundas reformas del modelo antes que disminuir alícuotas o aspectos impositivos regresivos.
Sostiene, en ese sentido, que el Impuesto al Valor Agregado (IVA), del 21% deberá tender a una baja, pero es "una mentira eso de prometer en forma demagógica una disminución inmediata de 8 puntos."
Asimismo, propone resolver el problema del endeudamiento vía una refinanciación a 20 años con tasas de 2 o 3 puntos, pero analizando caso por caso.
En cuanto a las proyecciones, se desea que sigan las cosechas récord. "Este país en 10 años puede alcanzar las 100 millones de toneladas, con apoyo de la biotecnología, pero no queremos que por ello desaparezcan 100.000 productores", en clara referencia a la época del 90.
Balanza
Como se sabe, antes de la primera vuelta el campo se manifestó en contra de la fuerte presión impositiva. Roberto Lavagna, que seguiría al frente del Palacio de Hacienda, no dio respuestas al sector. Sin embargo, antes de las recientes elecciones, Néstor Kirchner recibió a dirigentes de Coninagro, les expresó que respaldaba el reclamo del agro y se comprometió a que, en caso de ser electo, resolvería el problema impositivo.
También se pudo conocer que el referente económico de Carlos Menem, Pablo Rojo, causó buena impresión en algunos dirigentes y empresarios del sector. Ahora, Carlos Melconian sería titular del Palacio de Hacienda si asume el ex presidente. A diferencia de Rojo, Melconian prefiere un dólar libre y está de acuerdo con privatizar, pero con un cierto control del Estado.
Todo, absolutamente todo lo mencionado, se va a poner en la balanza el próximo 18. Pero el campo espera que antes que llegue ese día, pueda dialogar con ambos candidatos para conocer más de cerca las bases de la política agropecuaria que instrumentarían.
De cualquier manera, el sector anhela, tal como sostuvo Manuel Cabanellas, presidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), que el próximo gobierno priorice la producción y el trabajo. Dijo, también, que no hay espacio para una Argentina sectorizada y que es fundamental consolidar un proyecto de país.
Esto es lo que desea no sólo el agro, sino toda la sociedad en su conjunto. Y es lo que se reclamará, sin ninguna duda, al nuevo presidente de la Nación.
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