La frase en un paquete de harina que generó revuelo pero tiene una explicación clave

“Son tan miserables! Hecha la ley hecha la trampa! Empresarios argentinos! Harina de trigo mezclada con soja! En el país del trigo!” Esa fue la frase que publicó una usuaria de Twitter en su cuenta personal junto a una foto de dos paquetes de harina a los que les dibujó una flecha para señalar el lugar en donde se indicaba que el producto “puede contener soja”.

El tuit generó un revuelo en Twitter con decenas de personas que salieron a comentar al respecto. Algunos decían que era para precisar que el trigo podía haber compartido un almacenaje con la soja y por eso se especificaba.

Ante la repercusión que adquirió el tema, LA NACION se comunicó con fuentes de la industria molinera. Explicaron que la ley exige que en aquellos productos en los que durante su proceso de producción pueda haber existido riesgo de traza con la soja hay que consignar esto como advertencia en el rótulo, ya que dicha oleaginosa es un alérgeno, es decir, un elemento que tiene la potencialidad de generar en algunos organismos reacciones alérgicas. Es el caso considerado.

En rigor, explicaron que, como en el origen la soja y el trigo pueden haber compartido un almacenamiento y trasporte, se aumentan la posibilidad de que exista un cruzamiento. “El hecho de que en un camión pueda haber restos de soja y que después eventualmente puede haber traza de soja en la harina, porque no se puede separar eso antes de industrializarlo, puede generar esa presencia que debe ser consignada”, indicaron.

Remarcaron, no obstante, que esa contaminación “es altamente improbable y generalmente no ocurre”, pero que igualmente, ante la posibilidad de que exista, debe aclararse para minimizar el riesgo para alguien con alergia.

En rigor, según se advierte en las directrices para el rotulado de alérgenos exigido por la Anmat y el Ministerio de Salud, para algunos consumidores desconocer que los alimentos elaborados contienen ingredientes derivados de sustancias alergénicas puede “representar un peligro oculto”.

La normativa argentina contempla como alérgenos al conocido como el grupo de los “grandes 8″ que son la leche, soja, huevos, cereales que contienen gluten (trigo, avena, cebada y centeno), maní, frutas secas, crustáceos y pescados. Según se detalla, estos “son responsables de aproximadamente el 90% de las alergias alimentarias conocidas”.

Además, se han incluido a la lista los sulfitos debido al tipo de reacción que puede provocar en las personas sensibles, y que en las asmáticas pueden agravarse.

Es por ello que los organismos estatales exigen que en los rótulos de los alimentos se disponga de la información relacionada sobre su presencia, ya que “aún en cantidades ínfimas un alérgeno es capaz de provocar reacciones adversas”.