
Japón, una tentación argentina
Nuestro país podría exportar a ese destino mayores volúmenes, según el embajador Kijima.
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El próximo sábado el presidente Carlos Menem llegará a Japón y, aunque se encontrará con un país salpicado por la crisis asiática, estará frente a un mercado de 126 millones de habitantes con oportunidades exportables para la Argentina.
"Creo que debemos aprovechar al máximo la visita para que la Argentina se haga conocer allí", aseguró a La Nación , Teruo Kijima, embajador de Japón en Buenos Aires.
Si bien Japón logra autoabastecerse de arroz, debe comprar el 100 por ciento del maíz, el 90 por ciento del trigo, del sorgo y de las legumbres que necesita para el consumo interno. De estos datos se desprende que el rubro más significativo en términos de importaciones es el de los alimentos que, de la mano del petróleo crudo y junto con las maquinarias, representan el 75 por ciento del total.
El volumen comercializado por el país nipón el año último fue de 540.750 millones de dólares, con un saldo positivo de 70.450 millones de dólares, según el Journal of Japanese Trade and Industry.
El comercio exterior es fundamental para esta economía y, por eso, Japón tendió redes comerciales a todo el mundo. Kijima lo confirma cuando dice: "Es un mercado muy libre donde todos pueden colocar sus productos". Sin embargo, sus principales socios unos pocos: Estados Unidos y los vecinos de Asia. En este contexto, la participación de América latina representa sólo el 4 por ciento y sus principales contactos en esta región son México, Brasil, Chile, Panamá y nuestro país.
"Dicen que es un mercado difícil pero yo no lo creo. Para entrar sólo hace falta esfuerzo y estudios de mercado", dijo Kijima como quien da pistas para un juego que pocos conocen.
En 1997, el volumen total comercializado con la Argentina fue de 1.648.446 dólares, con saldo negativo para nuestro país, según los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).
El 94 por ciento de las exportaciones se concentran en productos primarios como pescados y mariscos, cereales y preparados de carne. "Los productos más importantes que la Argentina tiene para ofrecer a Japón son los agrícolas; la carne, los productos minerales y los cítricos también nos interesan", ratificó el diplomático coincidiendo con un informe de la cancillería argentina.
Para explicar el bajo volumen de las exportaciones de nuestro país a Japón, Kijima no tardó en admitir que "hay problemas técnicos, no políticos, con la carne - porque la Argentina aún tiene el status sanitario de país sin aftosa con vacunación- y con los cítricos, afectados por algunos insectos".
Esta situación podría revertirse a partir del 30 de abril del año próximo, cuando entre en vigor un decreto que prohíbe la vacunación contra esa enfermedad viral que afecta a los bovinos y nuestro país pueda gestionar ante la Organización Internacional de Epizootias la categoría de país sin aftosa y sin vacunación, lo que abriría la posibilidad de acceder con productos cárnicos a Japón.
Lo cierto es que América latina forma parte de una porción muy pequeña en el comercio con el país de los ojos rasgados y las relaciones bilaterales con la Argentina parecen caracterizarse por la mínima participación de nuestras exportaciones en sus compras: apenas un 0,18 por ciento. "Por qué son tan bajas?. Yo no sé, si hay productos japoneses en todo el mundo ...", se preguntó Kijima, y señaló: "Los japoneses son estrictos con la calidad, y creo que los argentinos tendrían más posibilidades si elevan la calidad del producto y lo adecuan a las necesidades y gustos del mercado".
Aunque desde 1992 la balanza comercial de Japón refleja un importante superávit, los valores cayeron peligrosamente desde ese año hasta la actualidad.
Las exportaciones niponas llegaron, el año último, a los 305.600 millones de dólares y los principales rubros son los vehículos de motor, productos químicos y el equipamiento científico y óptico, lo que representa el 35 por ciento del total vendido en mercados externos.
En cuanto a las importaciones, en 1997 alcanzaron los 235.150 millones de dólares. En este caso, la falta de autoabastecimiento del país orienta en lo que respecta a alimentos y recursos energéticos se hace evidente; importa más del 90 por ciento de los recursos necesarios para generar energía, el 60 por ciento de las materias primas que utiliza su industria y el 40 por ciento de los productos que consume.





