Luces y sombras de las criptomonedas
La pandemia aceleró el uso de sistemas digitales en las operaciones internacionales; especialistas analizan la normativa actual y cómo impactan estas herramientas financieras en el mercado local
Las criptomonedas vienen a resolver cuestiones que resultan claves para dinamizar el comercio transfronterizo, pero, por su propia dinámica, obligan a una actualización constante. Entre las ventajas, los especialistas reconocen que usar moneda digital permite realizar un seguimiento de extremo a extremo de las transferencias, ya que las tasas de cambio son información pública y permiten más agilidad al operar en tiempo real.
Se calcula que la cantidad de usuarios va a multiplicarse por 20 en 10 años, (más de 4000 millones de personas) y para el año 2030, el impacto global combinado podría ser el equivalente a 100 veces el PBI actual de Argentina.
Blockchain puede definirse como un conjunto de tecnologías que permiten un registro de información seguro, inalterable y descentralizado, “está en una fase temprana”, explican desde la Cámara Fintech y aclaran que los poco más de 200 millones de usuarios actuales equivalen al total que accedía a Internet en 1998.
Existen en la Argentina dos proyectos de ley que buscan regular los activos digitales. Uno fue presentado por los diputados Liliana Schiwnd y Marcos Cleri, del Frente de Todos y otro por el diputado de Cambiemos Ignacio Torres.
Para dar cuenta del potencial de las operaciones con criptomonedas, Juan José Otálvares, socio del estudio Cornu Labat & Asociados, cuenta que en abril de 2020 se celebró la transferencia más grande en criptoactivos por 161.500 bitcoin (más de US$1000 millones) con un costo total de 0.68 dólares. “Una operación que normalmente hubiese costado miles de dólares en comisiones a bancos, con una demora de 3 a 4 días y mucha burocracia, se realizó a bajísimo costo en 3 minutos”, resalta y pone el foco en la importancia de regular para evitar el lavado de dinero y desarrollar el ecosistema en un marco de competencia leal y compliance.
La naturaleza “inédita” y “disruptiva” de blockchain implica aspectos complejos en múltiples dimensiones, por eso, la Cámara Fintech apunta también a la necesidad de regular, pero sin caer en excesos que generen “la migración de esfuerzos empresariales y de capital humano a otras latitudes”.
Banca tradicional
“En pandemia la tecnología avanzó a pasos agigantados, y las empresas comienzan a demandar nuevos sistemas que ordenan y gestionan procesos complejos a partir de la necesidad de optimizar tareas repetitivas y favoreciendo nuevos modelos de trabajo colaborativo con la coordinación de todos sus recursos hacia un objetivo compartido”, señala Matías Martínez, Director de Negocio de Sidom GT en Cono Sur, una plataforma pionera en incluir funciones de robótica y automatización para agilizar las gestiones ante la Aduana.
Hoy, la mayoría de las transacciones comerciales se realizan a través de la Sociedad de Telecomunicaciones Financieras Interbancarias Mundiales (Swift), que permite a las instituciones financieras comunicarse entre sí de manera confiable y segura. Estas operaciones tienen una demora y representan costos, sobre todo cuando se trata de comercio internacional.
“En el día a día puede parecer lejana la vinculación, pero a nivel global ya existen consorcios apoyados en bitcoins y contratos inteligentes”, revela Otálvares.
Blockchain es la tecnología sobre la cual se desarrollan las criptomonedas y, como no tienen un banco central que las emite o respalde, la misma cadena de bloques otorga confiabilidad y fiabilidad. “Funciona como un escribano ya que certifica las transacciones de forma descentralizada”, explica el abogado especializado en sistema aduanero y agrega que “dentro de esta cadena de bloques están almacenados, en los sistemas de cada uno, cada operación y cada transacción, lo que hace casi imposible un hackeo”.
Por las características del mercado de valores “la Argentina es un excelente escenario para que prospere el mercado cripto, no como inversión sino como moneda de cambio”, señala Otálvares.
Vulnerabilidad
La semana pasada concluyó la peor caída de bitcoin en 10 años, que se desató cuando Elon Musk, director ejecutivo de Tesla, rechazó la divisa digital como medio de pago vía Twitter. El precio cayó de 65 mil a 29 mil dólares y luego se recuperó parcialmente alcanzando los 38 mil dólares.
Durante 2020, el BCRA inició un proceso de regulación de las fintech, a partir de la creación del registro de Proveedores de Servicios de Pago (PSP). A través de la Comunicación A 6859, dispuso que “los fondos de los clientes acreditados en cuentas de pago ofrecidas por los PSP deberán encontrarse en cuentas a la vista, en pesos, en entidades financieras del país y, en todo momento, disponibles con carácter inmediato ante su requerimiento, por un monto al menos equivalente al que fue acreditado en la cuenta de pago”.
Y, dentro del comercio exterior, varios actores deben inscribirse como proveedores de servicio de pagos, esta categoría especial que se creó para todo lo relativo a fintech (billeteras electrónicas o cuentas de pago similares).
Desde el BCRA indicaron que participan de foros internacionales donde se está analizando el futuro de los criptoactivos. “Algunas entidades y operadores realizaron consultas al BCRA sobre las regulaciones para operar con criptomonedas y el área de Regulación Financiera está estudiando si es necesario alguna regulación”, aclararon.
Como parte del proceso, la entidad realizó consultas a los bancos para conocer el volumen y profundidad de la utilización o compra de criptoactivos. El pedido recibió críticas, pero desde el BCRA explican que “es una práctica habitual antes de avanzar en la elaboración de regulaciones”.
Junto a la Comisión Nacional de Valores, el Banco Central difundió un informe donde advierten que “el dinero digital no es moneda de curso legal”.
Frente a la volatilidad que experimentaron algunos criptoactivos en las últimas semanas, los organismos oficiales consideraron oportuno proveer información y alertar sobre “eventuales implicancias” y “riesgos” que los criptoactivos pueden acarrear, y recomendaron adoptar una “actitud prudente” para “mitigar una eventual fuente de vulnerabilidad para los usuarios e inversores”.
En lo relativo a operaciones internacionales el informe apunta al carácter transfronterizo de las operaciones y sus actores, por lo que señala que en un eventual conflicto “podría quedar fuera del ámbito de competencia de los tribunales y de las autoridades argentinas; aumentando así el costo de defensa de los derechos de los usuarios e inversores”.
“La Argentina es el único país del mundo donde el que vende quiere que le paguen lo más tarde posible y el que compra quiere pagar lo antes posible”, señala Claus Noceti, director de Comercio Internacional y Aduanas de PwC Argentina y afirma que la dinámica no resulta inteligente. “Es necesario pensar el comercio exterior como un escenario dinámico donde los cambios que se introducen no deben generen resultados no esperables; la regulación no debe intentar detener el flujo sino encauzarlo”.
El especialista advierte sobre la presencia de “gurúes” que “ofrecen cobrar exportaciones con cripto en lugar de dólar, para alcanzar mayores ganancias, pero esto va contra las normas cambiarias, para pagar deudas en el exterior es una alternativa, pero para cobrar deudas, se debe dejar de lado”.
Rodolfo Andragnes, presidente de la Ong Bitcoin Argentina explica que “no hay dudas de que las monedas digitales van a ser parte de la dinámica del comercio global en no mucho tiempo”, pero se enfoca en las monedas estables –las que se unen a una moneda física- y las estatales o para estatales que están proliferando en el mundo. “Es un mundo nuevo que se está moviendo y va a generar un nuevo escenario geoeconómico que planteará una nueva guerra de monedas, donde blockchain hace más eficientes los pagos internacionales”, describe.
Un poco más escéptico, Pablo Rutigliano, creador de Atómico3, una moneda digital respaldada por litio, asegura que “las monedas virtuales como están manejadas hoy por hoy van a colapsar”. “No hay un escenario prospero porque la trazabilidad de la reserva es lo que se está buscando para generar un ecosistema equilibrado”, dice y explica que “se debe proyectar una criptomoneda concatenada a la economía real para motivar la oferta, que es una de las barreras de los países de América latina por la problemática capacidad financiera”.
Desde una plataforma de tokenización de activos que brinda a instituciones financieras reguladas la posibilidad de procesar pagos o instrumentos de inversión y de títulos de valores sobre blockchain, se explica que “hoy en día no es posible operar vía cripto aprovechando sus beneficios; liquidar exportaciones via cripto podría entenderse como una violación a la presente disposición, por más que permitir hacerlo sería de mucho más beneficio para los usuarios”, plantea Leo Elduayen, fundador de Koibanx.
Junto a la falta de normativa Elduayen señala que “la mayor traba hoy se encuentra en la experiencia de usuario”. “Utilizar productos cripto sigue requiriendo cierta sofisticación. Una posible solución a esto podría ser la de utilizar el sistema financiero como canal para ofrecer estos productos de manera simplificada”, propone.
Emiliano Limia, Press Officer de Buenbit que ofrece servicio de compra y venta de criptomonedas en diferentes países, afirma que el principal desafío desde lo normativo tiene que ver con que las criptomonedas son globales, y las legislaciones son locales. Al tratarse de una tecnología relativamente nueva, existe una falta de conocimiento sobre el funcionamiento y los fundamentos blockchain, con lo cual aún las posibilidades son limitadas; es esperable que los gobiernos locales comiencen a implementar distintos tipos de regulaciones que darán un marco más claro a este tipo de operaciones”.
Los próximos 5 años serán decisivos en el posicionamiento de los criptoactivos en el escenario mundial. Según los especialistas, las plataformas blockchain integradas a otras tecnologías como la inteligencia artificial, la genómica, la energía distribuida y la robótica, serán la base de estructuras de redes globales de una escala, eficiencia y complejidad capaces de resolver algunos desafíos, como la inclusión financiera y la igualdad de oportunidades.
“En diez años, los criptoactivos pasaron literalmente de ser monedas digitales de gamers, a convertirse en el cambio fundamental del sistema financiero y conformarse como un elemento estratégico de cambio, que involucra a la geopolítica y a los principales reguladores internacionales”, plantea Alberto Echegaray Guevara, director de Trustlink.io.
“Aún no sabemos si el futuro le pertenece a las monedas digitales privadas o a las estatales”, dice. Hoy, blockchain reemplaza “lo notarial” los trámites que las entidades bancarias o escribanos legalizaban. Aunque no está masificado en el comercio internacional, la posibilidad de poder enviar pagos internacionalmente en segundos, con bajo costo y sin reducir los estándares de seguridad es toda una promesa.