
Planeta GNC
La Argentina, el país con mayor cantidad de vehículos convertidos a gas natural comprimido, exporta desde los mismos cilindros hasta estaciones de servicio y talleres llave en mano
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Si algún creativo se cansó de recurrir al tango, al dulce de leche, al asado o al fútbol para comunicar la "imagen argentina", tal vez quiera aventurarse en algo un poco más técnico, más "tuerca": el gas natural comprimido (GNC). Sería osado, seguro. Poco estético, tal vez. Pero con el 35% del parque mundial de autos a GNC, exportaciones a 40 países y 20 años de experiencia -aunque su desarrollo se potenció luego de la devaluación-, el sector bien puede proponerse como un símbolo del país.
"La Argentina se posicionó como el país que más sabe de la tecnología del GNC. Somos la vidriera del mundo. Cualquier país que quiera ingresar en el mercado del gas natural vehicular tiene en nuestro país una muestra de más de 1,3 millón de vehículos convertidos y alrededor de 1300 estaciones de servicio", señala Gregorio Kopyto, gerente de la Cámara Argentina del Gas Natural Comprimido.
En el plano interno, se da algo poco usual. Las dueñas del know how y de la producción de los equipos que hacen a la cadena del GNC son las pymes, que crearon esta industria de la nada, a partir de importaciones de equipos italianos que adaptaron y mejoraron. Por primera vez, son los empresarios chicos los que dominan un sector energético, siempre en manos de grandes jugadores.
Esta industria está compuesta por 74 empresas y por unos 2000 talleres que realizan 25.000 conversiones mensuales. Para comprender la dimensión del fenómeno, por cada auto cero kilómetro que se vende en un mes (en 2004, el promedio fue de 25.996 según la Asociación de Fábricas de Automotores, Adefa) se convierte un vehículo a GNC. Era cuestión de tiempo hasta que esta práctica se convirtiera en negocio exportador, las ventas crecen a un ritmo del 20% anual desde 1992 y suman ya unos 100 millones de dólares.
Ahora bien, ¿cómo fue que la Argentina tomó la delantera y se transformó en el principal usuario de gas vehicular? "Fue una decisión estratégica sustituir los combustibles líquidos, que tomó el Gobierno hace 20 años -explica Kopyto- mediante la resolución 273/84 de la Secretaría de Energía. La norma delineó cambios en la matriz energética para aprovechar un recurso abundante como el gas y los gasoductos argentinos, cuyas redes troncales conectan a prácticamente todo el país." Vale la pena recordar que el gas en algún momento se venteaba.
En 1984, el Estado financió la conversión de 350 taxis, con equipos y cilindros importados, que comenzaron a fabricarse en el país en 1986, cuando los autos a GNC eran apenas 2000. Desde entonces, comenzó una carrera por nutrirse de tecnología importada, de Italia principalmente. "Italia tenía mucha experiencia en conversiones. En principio fueron pequeños talleres los que trabajaron con esos modelos italianos, y comenzaron a mejorarlos. Hoy son empresas consolidadas en el mercado local, que concentran todo el know how y exportan a todo el mundo, incluso a Italia", añadió Kopyto.
La exportación de la industria incluye los cilindros que se colocan en los baúles del vehículo (aunque los ingenieros que los fabrican trabajan con colegas de las automotrices para ubicarlos debajo de los asientos), los reguladores, los compresores, los dispensadores y el kit de conversión (que contiene unos 15 productos diferentes, como válvulas, mangueras y tubos de alta presión, entre otros).
Pero eso no es todo. Cada 1000 autos con GNC se necesita una estación de carga, que también se exporta (con el sistema de llave en mano) junto con los talleres de conversión y de recarga de cilindros. "Y con todo esto hacen falta técnicos e ingenieros que capaciten y brinden consultoría a las empresas, y una normativa que regule el uso del combustible. En cierta forma, también exportamos servicios profesionales", agrega Kopyto.
Una prueba de la "exportación" de la legislación local es la visita que realizará entre abril y junio una delegación china, compuesta por empresarios y autoridades. "China tiene un proyecto de gasificación que es monstruoso. Si abren la canilla del gasoducto que baja de Rusia, el mercado será inmenso", añade Julio Fracchia, vicepresidente de la cámara y titular de Inflex.
Participación
Algunos de los mercados que importan equipos y desarrollos argentinos son España, Portugal, Colombia, Corea, China, Egipto, Tailandia, India, Bolivia, Bangladesh, Ucrania, México, Uruguay, Chile, Irán, Venezuela, Turquía, Ecuador y Australia.
Brasil es el principal destino. "Tiene un parque automotor cuatro veces superior al nuestro. En los próximos cinco años se prevé que convertirán el 4% del parque automotor a GNC, es decir, un millón de vehículos. Ello también implica la venta de unas 1200 estaciones de carga, por un total de 140 millones de pesos por año", amplía Fracchia.
Paquistán es el segundo mercado. "Es un país altamente gasífero que está atendido prácticamente desde la Argentina. Convierten 12.000 vehículos por mes", indica Fracchia, cuya empresa embarcó más del 90% de los cilindros instalados en vehículos paquistaníes. "Exportamos el 50% de lo que producimos", añade el directivo.
La innovación en esta industria es permanente. "Estamos desarrollando nuevos cilindros, que van a reemplazar a los de acero, sobre la base de carbono y fibra de vidrio, que presentamos en la Convención Mundial del Gas Vehicular de 2004, que se hizo el año pasado en Buenos Aires", explica Fracchia. Inflex también está incursionando en otro nicho millonario con la fabricación de tubos para motos.
Pero hay mucho de contrapunto en el sector. Si la Argentina sabe tanto sobre GNC; si se trata de un combustible más limpio y si es mucho más barato que el petróleo -por no ser un commodity atado al valor del dólar -, ¿cómo es posible que luego de 20 años sólo se exporten poco más de 100 millones de dólares?
"Es cierto, se exporta poco. Por eso el GNC forma parte de uno de los nueve foros de competitividad que funciona en la Secretaría de Industria, que se creó para incentivar las exportaciones, que en nuestra industria podrían multiplicarse hasta 30 o 40 veces: un equipo de conversión se exporta a 130 dólares, pero si habláramos de un vehículo dedicado a GNC [es decir, diseñado desde fábrica a GNC] estaríamos hablando de ventas de 6000 dólares por unidad como mínimo", aclara Fausto Maranca, presidente de la cámara del GNC y de Grupo Galileo, empresa que embarca a más de 25 países, con ventas superiores a los 25 millones de dólares. El 80% de lo que fabrican se comercializa afuera.
Las automotrices acompañan al sector. De hecho, fuentes de las industria aclaran que el verdadero potencial está en la venta de camiones y colectivos propulsados con gas natural. "Las empresas -dice Fracchia- ya realizamos las inversiones en talleres de conversión para vehículos pesados y en estaciones de carga rápida" que, aunque se exportan, no abundan en el país. Hoy, los pocos camiones y minibuses que funcionan con gas cargan en las estaciones convencionales.
Plan piloto
"Reclamamos que nos aseguren el suministro de gas no interrumpible", dice Kopyto. Desde la Cámara se elevó en octubre último un plan piloto que solicita gas durante tres años (2004-2007) para ensayar la conversión de 1000 camiones diesel a GNC, como prueba para una futura transformación del transporte público al combustible gaseoso. "Se trata de un ensayo para consolidar el mercado interno, cerrando el circuito del consumo vehicular, de otra manera no se puede desarrollar de forma acabada el mercado exportador", dijo Fracchia.
Según explicó Kopyto, la idea es aprovechar el corredor azul, que une Valparaíso con Río de Janeiro, instalando allí estaciones de servicio de carga rápida, pero necesitan asegurarse la provisión de gas.
Los especialistas dicen que el GNC beneficia el comercio exterior por dos vías: aumenta la base exportadora y disminuye los costos de transporte internos. "¡Imagínese la ventaja competitiva que tendría el agro!", exclaman. Pero, a priori, enfrenta los intereses de la industria petrolera (por ser él más barato y menos contaminante) y la competencia con la exportación del gas natural, que limita la disponibilidad del suministro interno.
Gasoducto virtual
Llegada a todos los rincones
¿Y dónde no hay gasoductos? Los empresarios del GNC idearon un sistema para llevar gas donde no hay gasoductos: lo comprimen en módulos que son transportados por camiones. “Se trata de un desarrollo 100% argentino de aplicación mundial, con un retorno financiero sobre la inversión más que interesante: este tipo de exportaciones no baja de los 2 millones de dólares, pero recién se está empezando. Nosotros, por ahora, lo estamos vendiendo en Filipinas, Brasil y Bolivia”, señala Fausto Maranca, de Grupo Galileo.
Asociativismo
Una industria para los grupos exportadores
Otro giro virtuoso que tiene la cadena del gas natural comprimido es que favorece la formación de consorcios exportadores, una opción que puede allanarle el camino a la primera venta al exterior de las empresas más chicas. De hecho, la natural sinergia que caracteriza a esta industria motivó la formación del grupo exportador Argnc, que coordina el programa Primera Exportación de la Fundación Gas Natural. “Fue el primer consorcio exportador de GNC que se creó en el país”, cuenta Pablo Furnari, coordinador del programa, y agrega que “nació en 2003, y lo impulsamos por una cuestión de afinidad con la actividad de Gas Natural”.
Argnc está formado por cinco empresas: Pelmag, Electrodiel, Norteca, B&H y SMG, y entre ellas armaron una oferta que abarca desde las válvulas hasta los tubos de alta presión y compresores para estaciones de servicios. “Exportan a mercados latinoamericanos como Bolivia, Chile, Colombia, México, a los nuevos grandes consumidores –Pakistán y Bangladesh–, a otros menos tradicionales como Egipto y países del primer mundo como España e Italia. En Brasil, dos empresas del grupo se asociaron para tener un depósito y reforzar su presencia allí”, añade Furnari.
La innovación también es regla del grupo. Por caso, SMG diversificó la oferta de compresores tradicionales con un nuevo modelo, el Minibazz 3L. “Se trata de un compresor adaptable, mucho más chico que el que se ve en las grandes estaciones de servicio y por eso es muy útil para localidades con menos tránsito y menos demanda”, explica Ana Inés Depine, gerenta de la firma.
Este desarrollo se exporta a Brasil y Bolivia, y la empresa evalúa misiones exploratorias para los mercados de Perú y Venezuela. “Tiene una alta ventaja comparativa porque reduce los parámetros de costo y da respuesta óptima de flexibilidad frente a las demandas variables.
Está teniendo una muy buena aceptación tanto en el mercado interno como en el externo”, señaló Depine. SMG fabrica compresores y surtidores para estaciones de servicio, y buscan diferenciarse de otras ofertas por su posibilidad de “personalizar el equipamiento según la necesidad”. Un movimiento de cintura propio de las pymes.





