¿Qué es eso que está sonando?
¿Qué es eso que está sonando? ¿Cuántas veces en nuestra vida nos hemos hecho esta pregunta?
Estas cuestiones se proyectan exponencialmente haciéndonos reflexionar respecto de la importancia que ha tenido la música como parte de nuestra vida, como elemento cultural que marca nuestra idiosincrasia.
Detrás de cada acorde se esconden incalculables horas dedicadas a la composición y al ensayo en pos de encontrar esa insuperable comunión entre el artista y su instrumento.
Los instrumentos musicales han evolucionado a lo largo de la historia y han sido objeto de intensas políticas de promoción a nivel mundial. Vientos, cuerdas, percusión o los recientes instrumentos eléctricos son, por supuesto, imprescindibles para el desarrollo del arte musical de nuestra sociedad.
Hablando en términos técnico-comerciales, y limitando el análisis a esta parte del globo, la Argentina no ostenta políticas de acceso, promoción y desarrollo para la evolución de la enseñanza musical.
Además, el universo de instrumentos musicales se ve ahogado, salvo en contadas excepciones, en el nivel del arancel externo común promedio de nuestro país, que llega en algunos casos al 35%.
El sector, que cuenta con más de 1000 comercios a nivel nacional, hoy está paralizado.
Los derechos de importación, la volatilidad del dólar, la pesada e histórica carga impositiva afectan, al igual que en otras actividades, los cimientos del sector.
En términos nominales, la facturación del rubro medida en pesos, comparando los primeros diez meses de 2018 respecto al mismo periodo de 2017, registra una caída promedio del 10 por ciento.
Pero esto no representa más que un común error de enfoque, el que desaparece al analizar los mismos números en dólares estadounidenses. El efecto devaluatorio habla por sí solo al comparar los tipos de cambios vigentes en dichos extremos, en donde se llegaron a registrar caídas en la facturación de hasta más del 50 por ciento.
La misma tendencia a la baja se registra en líneas generales cuando hablamos de unidades comercializadas en el mismo período.
El sector, que venía ya golpeado por el contrabando, enfrenta hoy este escenario a nivel nacional, con comercios que no pueden afrontar sus gastos fijos (alquileres, personal y servicios básicos).
Proteccionismo, balanza equilibrada a niveles micro, liberalismo; políticas que no han permitido desarrollar en el tiempo un proyecto que le posibilite al sector prosperar, crecer, proyectarse como un factor esencial de la cultura misma, que se expande aunque esté continuamente sometida a cambios y presiones coyunturales.
A pesar de todo ello, el espíritu creador insiste y apalanca en la eterna curiosidad artística, sobreviviendo como pura expresión de nuestra herencia social, la que se replica con mayor eco en el interior del país, cuando una flauta, una guitarra, un bombo o un bajo comienzan a sonar en busca de esa armonía que nuevamente se convertirá en música.
Es inevitable volver a preguntarse "¿Qué es eso que está sonando?". Lo que suena son los ecos de una crisis que nos atraviesa federalmente, que sigue resonando ante la falta de proyectos de largo plazo, mientras que a diario seguimos persiguiendo el objetivo de evitar que se extinga esa llama creadora que siempre nos ha permitido distinguirnos en todo el mundo.
Por Diego Carullo
Vicepresidente de la Cámara Argentina de Instrumentos Musicales, Audio, Video e Iluminación (Caimavi)