Efecto Botnia: la Argentina aumentó las trabas a Uruguay
Se triplicaron los montos de ingresos pendientes que tenían los empresarios uruguayos; aducen represalias por la pastera
El primer efecto nocivo del renovado conflicto entre Uruguay y la Argentina por la pastera UPM (ex Botnia) no se verá en la Corte Internacional de La Haya o en los cortes de Gualeguaychú. Los montos por importaciones frenadas de Montevideo a Buenos Aires se triplicaron en la última semana y son las primeras muestras del daño en esta batalla.
Los ingresos pendientes promedio que percibe Uruguay por mercaderías que salen a la Argentina se elevaron de un promedio de 5 millones de dólares a US$ 15 millones, según confiaron a LA NACION fuentes calificadas de la Aduana y del gobierno de José Mujica.
"Se trata de la primera represalia concreta que impone la Argentina por la decisión de Uruguay de aprobar el aumento de producción de la pastera de Fray Bentos", expresó sin vueltas un destacado funcionario uruguayo que sigue de cerca las negociaciones entre ambos países por el conflicto suscitado a raíz de la planta UPM.
En la práctica, esto significó que las trabas que impuso la Aduana argentina a los productos uruguayos a la hora de exigir las declaraciones juradas de los importadores se potenciaron tres veces más que lo normal.
Según comentaron los funcionarios de Uruguay, desde que se desató con mayor fuerza el conflicto por la pastera y la Argentina dio un ultimátum a Montevideo para que no acepte ampliar la producción de la pastera UPM, los controles de la Aduana se pusieron más rígidos, lo que implicó que muchos productos quedaran varados en el puerto o directamente no pudieran salir desde Montevideo.
"Se trata de una orden directa de Moreno [secretario de Comercio Guillermo]", reflexionó ante LA NACION otro referente del gobierno de Mujica, en clara referencia al polémico funcionario todoterreno que tiene injerencia directa en la Aduana.
Si bien no se especificaron los montos directos que están frenados en la Argentina, lo concreto es que estas trabas a las importaciones uruguayas afectan transversalmente a todos los sectores de la producción. Esto involucraría a aquellas compañías del rubro de alimentos, textiles, industrias del calzado y la agroindustria, entre otras.
Según pudo saber LA NACION, en el gobierno de Mujica hay mucho malestar por este tema y varios empresarios ya le hicieron llegar al presidente uruguayo estas quejas que afectan a la producción local.
En Montevideo afirman abiertamente que ésta es "una represalia directa por la falta de acuerdos por el caso Botnia que a la Argentina le pegó duramente en la campaña electoral".
En rigor, el gobierno uruguayo está convencido de que tanto el canciller Héctor Timerman como el gobernador entrerriano, Sergio Urribarri, utilizaron electoralmente el conflicto de la pastera de Fray Bentos para sumar votos en Gualeguaychú, donde, en las primarias de agosto pasado, el Frente para la Victoria fue derrotado en manos del candidato opositor del campo Alfredo De Angeli. Además, en la Casa Rosada acusaron a Uruguay de avalar la contaminación de la empresa UPM al río Uruguay y amenazaron con recurrir al tribunal internacional de La Haya si el gobierno de Mujica no depone su actitud de aceptar una ampliación en la producción de la pastera.
Sin embargo, el efecto deseado por el gobierno argentino pareció rumbear hacia otro lado: por un lado, Uruguay rechazó el ultimátum que impuso el canciller Timerman y, a su vez, los asambleístas de Gualeguaychú cuestionaron duramente a la Casa Rosada por no haber denunciado con anterioridad la supuesta contaminación de la pastera en el río Uruguay.
En la Aduana confirmaron que se están aplicando a rajatabla los controles a las importaciones en cuanto a las declaraciones juradas de los empresarios de Uruguay y la imposición de las licencias no automáticas.
No obstante, desde el Gobierno y en la Aduana rechazaron todo tipo de vinculación de esas medidas con el conflicto de la pastera de Fray Bentos. "No se puede mezclar un conflicto diplomático que lleva muchos años con una política comercial de largo plazo que se impuso con este modelo nacional y popular", sostuvo un funcionario kirchnerista.
Lo concreto es que el conflicto de Uruguay y la Argentina persiste alrededor de la pastera Botnia, al igual que la acumulación de containers con productos importados que esperan cada vez más en el puerto de Buenos Aires.