¿Es verdad lo que nos dicen sobre los autos del futuro?
Durante años, los fabricantes manejaron proyecciones demasiado optimistas sobre el futuro de los vehículos eléctricos y autos sin chofer
Justo antes del lanzamiento inicial de acciones de Uber en mayo, se divulgó el contenido de documentos judiciales de una demanda contra la compañía de viajes compartidos por Waymo, la unidad de vehículos autoconducidos de Google. En estos documentos y en testimonios durante el caso, en el que se llegó a un arreglo en 2018, emergió una rara visión cándida de lo que la gente de las industrias del automóvil y de tecnología realmente cree respecto del desarrollo de los vehículos autónomos (VA). Dicho con otras palabras, Uber -y muchos fabricantes de autos- han estado exagerando localmente en sus promesas.
A partir de alrededor de mayo de 2016, Uber proyectó en presentaciones públicas y privadas que fabricaría 13.000 vehículos autónomos para 2019, pero cambió ese pronóstico cuatro meses más tarde a más de 75.000 unidades.
La compañía también dijo que los choferes humanos de resguardo, que toman el volante cuando un VA necesita ayuda, ya no serían requeridos en sus autos para 2020. Y en el 2022, según declaró Uber, decenas de miles de taxis de la compañía plenamente autoconducidos estarían en 13 de las mayores ciudades. Resulta que ni siquiera Uber creía en estas afirmaciones. Según los documentos de la corte difundidos, nadie en Uber autorizó las cifras de despliegue de VA, que Eric Meyhofer, jefe del Grupo de Tecnologías Avanzadas de Uber, describió como nada más que "escenarios hipotéticos".
Uber ya no alardea tanto y esa actitud refleja un sentimiento generalizado entre pequeños y grandes fabricantes de autos: los ejecutivos se están volviendo cada vez más pesimistas respecto del futuro de los VA y mucho menos optimistas respecto de los vehículos eléctricos (VE). Han llegado renuentemente a estás tristes conclusiones principalmente porque, para su pesar, la andanada de proyecciones optimistas que imaginaban, de calles llenas de autos eléctricos para 2020 y al menos una oleada de vehículos sin chofer, no se han hecho realidad ni remotamente.
En 2010, la firma J.D. Power and Associates predijo que en una década las ventas anuales globales de híbridos y eléctricos superarían la cinco millones de unidades. El segmento de VE no está ni siquiera cerca de esa meta y si algo sucede es que está en retroceso.
Crecimiento moderado
El lánguido crecimiento de las nuevas tecnologías está creando una mezcla de confusión y desesperación en la industria automotriz y entre las compañías tecnológicas que se han comprometido con estos proyectos. Nadie duda que el automóvil está en medio de un cambio centenario: los vehículos eléctricos y autónomos de alguna forma eventualmente serán comunes.
Pero hay una creciente sospecha al interior de la industria de que el modo en que las compañías automotrices están navegando esta incipiente revolución -primordialmente invirtiendo locamente cientos de millones de dólares al mes en investigaciones a menudo redundantes y esfuerzos de desarrollo cuyas ganancias sobre el capital parecen alejarse cada vez más- es insensato y falto de imaginación.
El problema es que, como concede en privado una cantidad de altos ejecutivos de la industria, las compañías automotrices están aplicando ideas nuevas a chasis viejos, cuando el resultado real puede ser distinto a todo lo que imaginamos hoy. El año pasado, un CEO describió la costosa caza del VE y el VA como un "pago anticipado por nada".
Y más recientemente otro CEO se hizo eco de estos sentimientos: "No sé lo que va a pasar con nuevos estilos y sistemas de transmisión. Y por cierto que no se cuándo va a suceder. Y sin embargo con grandes gastos todos perseguimos los mismos resultados inciertos, que hasta ahora se ven muy parecido a los autos que ya producimos".
Jeffrey Rothfeder
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