El mundo está equivocado, pero aún no se enteró
Si Estados Unidos no se preocupa por su déficit fiscal, nosotros no tenemos que preocuparnos por el nuestro, parece que dijo un importante integrante del Poder Ejecutivo Nacional. En 2021 es exactamente al revés: nosotros tenemos que preocuparnos por nuestro déficit, y el hecho de que hasta ahora ningún integrante del gobierno de Joe Biden manifieste preocupación por el suyo es un problema que puede afectar a todo el planeta.
Conozco americanos y extranjeros que quieren tener más dólares y nuevos títulos públicos emitidos por los Estados Unidos en su portafolio financiero. No conozco argentinos y mucho menos extranjeros que quieran tener más pesos emitidos por el Banco Central y nuevos títulos emitidos por el Tesoro argentino en el suyo.
Esta asimetría objetiva puede indignar, pero resulta peligrosísimo que sea ignorada por las autoridades. El Sistema de la Reserva Federal y el Banco Central Europeo se pueden dar algunos lujos que nosotros todavía no.
¿Quiere esto decir que el Estado argentino no puede gastar más en comprar vacunas o en asistir a los perjudicados por las mayores restricciones? No, quiere decir que si lo hace, el resto de la política económica (política tarifaria, devaluatoria, etc.) no puede hacer de cuenta que no lo hizo.
En Estados Unidos los precios al consumidor aumentaron 0,4% en enero, 0,6% en febrero, 0,7% en marzo y 0,8% en abril; y entre abril de 2020 y el mismo mes de 2021 subieron 4,2%. Sus funcionarios dicen que el aumento es transitorio, que todo está bajo control, etc. Con oídos argentinos, me preocupo. Máxime, mientras vea que ellos no se preocupan. El economista norteamericano Larry Summers expresa públicamente su preocupación, y no es el único.
Si la preocupación fuera masiva y el Diluvio Universal se percibiera próximo, el dólar se estaría devaluando con respecto al euro o al oro. No está ocurriendo, porque muy pocos sacrifican ganancias inmediatas anticipando una corrida monetaria mundial; pero los argentinos debemos seguir estos acontecimientos con particular atención, porque por nuestra experiencia tenemos una sensibilidad especial para anticipar catástrofes.
Volvamos a nuestro país. Las cuestiones fiscales siempre importan, como las monetarias, las cambiarias, las tarifarias, las salariales y las referidas al PBI, al empleo y a la pobreza. Cuando un funcionario dice que algo no importa, tengo dos problemas: la realidad y el funcionario.
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