El Titanic del Euro
El Banco Central Europeo disminuyó por segunda vez consecutiva su tasa de referencia en 25 puntos básicos, aumentó de uno a tres años el plazo de sus líneas para liquidez y flexibilizó el régimen de garantías de las mismas.
Por su parte, en la Cumbre – luego de interminables discusiones- el eje franco-alemán logró imponer su criterio de austeridad, firmando los 17 países miembros de la Eurozona. A este pacto adhirieron el resto de los miembros de la Comunidad no pertenecientes al euro, con la única excepción del Reino Unido. Las principales decisiones fueron:
- El déficit estructural de cada miembro no deberá superar el 0,5% del PBI, previéndose sanciones automáticas –salvo oposición de una mayoría calificada del 85%- en caso que el mismo supere el 3%
- "Regla de oro": el principio de equilibrio fiscal deberá incluirse en las respectivas constituciones nacionales
- El fondo permanente de rescate - Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE)- dotado de 500 mil millones de Euros, entrará en vigor en julio 2012; un año antes de lo previsto originalmente
- El transitorio Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) pasa a ser administrado por el BCE
¿Han sido suficientes estas medidas para abortar la crisis? La respuesta es negativa. Sin dejar de reconocer que las mismas están en el camino correcto, es claro que adolecen de tres fallas: primero, sólo plantean soluciones de mediano plazo que –en el mejor de los casos- recién podrían implementarse a partir del segundo trimestre del 2012; segundo, no establecen acciones que necesitarían encararse a la brevedad y, finalmente, no solucionan el crucial dilema de "ajuste ahora, crecimiento después".
Respecto a las medidas de mediano plazo, es claro que –más allá del error de ignorar , al exigir siempre equilibrio fiscal, las políticas anticíclicas - se ha dado un paso fundamental hacia la necesaria unión fiscal. Si bien estas tendencias han generado confianza, es evidente que las mismas no han resuelto los problemas de "mañana"; en efecto: los mercados están al acecho y no dejarán de atacar hasta que no vean un real "poder de fuego", capaz de detener su inmediato avance contra el valor de las deudas públicas.
¿Qué medidas se debieran tomar para no profundizar la crisis?
En nuestra opinión, al menos tres: emisión de Eurobonos; políticas monetarias más agresivas por parte del BCE y flexibilización de la actual política de ajustes fiscales:
- Los Eurobonos son necesarios para fondear en los mercados de capitales las futuras capitalizaciones de los bancos, los planes de rescate y los eventuales canjes de deuda. Deberían contar con la "garantía mancomunada y solidaria" de los 17 países miembros de la unión monetaria. Cuidado que no se está hablando de una utopía; en efecto: ya se han emitido tres series de bonos europeos por 120 mil millones de euros
- Es imprescindible que la autoridad monetaria cambie su actual "conducta vergonzante" por una política mucho más agresiva: compra a mansalva de deuda soberana (actualmente restringida sólo a 200 mil millones de euros) al estilo de la FED y nueva baja de la tasa de referencia, como mínimo al 0.5%
- Sólo el fundamentalismo fiscal alemán puede apoyar los salvajes ajustes fiscales exigidos actualmente a los países en problemas. La teoría y la experiencia demuestran que lo único que logran dichos planes es más recesión y mayores déficits: ¡Grecia puede dar buena prueba de ello! Es claro que sin crecimiento los países rescatados no sólo no podrán pagar las deudas sino que, además, verán agravados su desempleo y los disturbios sociales.
La eurozona enfrenta la crisis más grave de su historia. La exasperante lentitud de sus líderes ha dado lugar a que, luego de iniciada la debacle de Grecia, hayan transcurridos más de 2 años y quince cumbres para comenzar a delinear un camino que fortalezca la unión monetaria en el mediano plazo. Sin embargo, ello no es suficiente: es imperioso que, en el cortísimo plazo, se tomen las medidas como las mencionadas. Caso contrario, la actual desaceleración de su economía se convertiría rápidamente en una recesión.