En la “tierra de los unicornios”, un evento reunió a más de 4000 personas y cientos de emprendedores
En Experiencia Endeavor también se encontraron CEO, inversores e influencers; gran interés de los jóvenes por conocer de primera mano la experiencia de los líderes exitosos
Ayer, en el Centro de Convenciones de Buenos Aires, se abrió un oasis. Durante nueve horas, 4000 personas con un promedio de edad inferior a los 25 años se reunieron convocadas por su hambre de crear y transformar. Los protagonistas fueron jóvenes con ideas, sueños, ambición y osadía. En el evento, organizado por Endeavor, hubo charlas con los CEO de unicornios argentinos, inversores, emprendedores e influencers. Ninguno de ellos fue la estrella de la jornada. Fueron quienes -ávidos por recorrer su propio camino de progreso- se animaron a preguntar, acercarse a los “consagrados”, hacer un pitch express a algún capitalista, pedir mails y teléfonos.
Tras cada discurso, los oradores se toparon con tumultos y colas de jóvenes esperándolos al pie de las escaleras del escenario. La mayoría de ellos planteó una consulta o pidió un minuto de atención para que Pierpaolo Barbieri, fundador de Ualá; Patricio Jutard, de MURAL; Santiago Sosa, CEO de TiendaNube, Guillermo Rauch, de Vercel; Borja Martel Seward, cofundador de Lemon, Daniel Rabinovich, COO de Mercado Libre, o Santiago Maratea, entre otros, opinaran sobre sus proyectos.
El día a día de novedades en la Argentina esconde realidades radicalmente distintas. En la jornada, se respiró aire de esperanza, se encarnó la innovación en primera persona, en distintos estadios de desarrollo, en diferentes proyectos y emprendimientos. El primero en hablar fue Borja Martel Seward. Con tan solo 25 años, está al frente de Lemon, una fintech enfocada en su billetera virtual, que otorga a los usuarios un 2% de cashback en bitcoins en compras realizadas con su tarjeta. Contó cómo su experiencia trepando el Kilimanjaro le despertó decenas de enseñanzas para perseverar en una idea innovadora que, en su caso, ya cultivó 1.000.000 de usuarios.
“Guardemos la energía para los momentos más duros. Si podemos ir por una fácil, facilitémonos la vida. En algún momento, el único camino posible va a ser el difícil. En el Kilimanjaro hay que ir más lento”, transmitió al público. La sala rebosaba de oyentes sentados, parados o ubicados en el piso en posición de escucha activa.
Todos los speakers transmitieron una misma idea: si no se intenta, el fracaso está garantizado. Este concepto, algo trillado, podría aburrir a algunos pero a otros no hizo más que motivarlos. Dos jóvenes, Martina Tridulci (20) y Fiorella Taraborelli (19), estudiantes universitarias con las que conversó LA NACION, dijeron: “Acá se nos ocurrió una idea. No queremos contártela porque no quiero que nos la copien, pero tiene que ver con fútbol y NFT”.
A Martel Seward lo siguió Daniel Rabinovich, de 44 años y actual COO de Mercado Libre. Su discurso estuvo enfocado en el desarrollo de producto. “A veces no hay que escuchar lo que quiere el cliente. Hay que observarlo”. Para él, lo fundamental es crear capacidades como pilares sobre las cuales se pueda parar cualquier nueva idea. “Hay una tentación de resolver los problemas rápidamente con soluciones que no sirven para el futuro. La recompensa inmediata es más fuerte”, comentó. Asegura que el mejor camino es siempre generar soluciones que perduren en el tiempo.
Durante todo el día, en medio de las charlas en el escenario principal, se generaron decenas de puntos de conexión en todo el Centro de Convenciones, alentados por sesiones de mentores, reuniones con inversores y talleres. Algunos de los debates giraron en torno de cómo ser un emprendedor “invertible” (Newtopia), cómo definir una estrategia de e-commerce (Nubimetrics) y cómo crecer sin contar con el capital externo (Flexibility).
A las 14:30 llegó uno de los paneles más esperados de la jornada. Su título lo resume todo: “Tierra de unicornios”. En una serie de micro entrevistas conducidas por Mateo Salvatto, de Asteroid Technologies, el público escuchó a los fundadores de tres de las 11 empresas argentinas valuadas en US$1000 millones. Son el faro de todo emprendedor, aunque todos los speakers hicieron hincapié en no comenzar un proyecto por el simple hecho de querer convertirlo en una compañía de gran tamaño. “La cultura se come a la estrategia para el desayuno”, dijo Rabinovich en su discurso.
El primero en ser entrevistado fue Patricio Jutard, cofundador de Mural, la plataforma que busca replicar la experiencia de una sala de reuniones, pero en el mundo digital. “Todos los fondos del mundo están mirando a Latinoamérica. Está llena de talento”. Este fue un tema recurrente durante todo el evento: la ventaja comparativa que portan los argentinos por crecer en adversidad y tener que sortear permanentemente obstáculos y dificultades. Resiliencia, le llaman algunos. Jutard es partner en Newtopia, firma de venture capital que se enfoca en rondas iniciales (pre-seed y seed, como se las llama).
No todos los jóvenes presentes trajeron consigo una idea definida. Algunos solo ambición. “Me doy cuenta de que algo tengo que hacer. Esto me dio una visión mas amplia de por dónde tengo que ir”, admite Franco Murina, un estudiante de negocios digitales de 20 años. Francisco Seidman, de la misma edad, siente lo mismo. Ambos ven un horizonte pero no aún el camino. “Me gusta pensar que no tengo límites”, dijo.
El siguiente en el escenario fue Guillermo Rauch, CEO de Vercel, una empresa que se enfoca en simplificar el desarrollo de sitios web y aplicaciones y que tiene una valuación de US$2500 millones. “Las líneas de los países no existen en la nube. Si hiciste un buen producto le llega a todo el mundo. Para la Argentina es un beneficio enorme. Se niveló el campo de juego”, apuntó como otra de las oportunidades que surgen en el país para los emprendedores.
Por último, Santiago Sosa, cofundador de Tiendanube, recordó que el primer y único trabajo en toda su vida fue en la empresa. La fundó y creció en ella. Sin embargo, cree que lo mejor para un emprendedor es tener una experiencia laboral previa antes de comenzar a armar la propia empresa. “Lo más importante es el propósito. Para nosotros, es darles herramientas a nuestros usuarios para que sean exitosos. El impacto es algo que nos llena mucho. Cuando sumas los promedios, son 400.000 puestos de trabajo apalancados en nuestra tecnología”, dijo.
Esta realidad, de expansión y creación de valor contra todo pronóstico, la reflejará el libro “Hackear la Argentina”, de Carolina Amoroso y Juan Meiriño. Durante el evento, los autores lo presentaron y contaron que contiene entrevistas a los principales emprendedores del país.
El propósito, un por qué detrás de la idea, es un factor de enorme importancia, particularmente para los emprendedores más jóvenes. Algunos lo ponen en términos de un problema. Hay que enamorarse del nudo que el negocio busca resolver, opinan. En este tema se enfocó la charla de Luz Borchardt, cofundadora de Henry, una plataforma de estudio de data science y desarrollo full stack. Los alumnos son financiados hasta que consiguen un empleo. “Solo el 14% de la población latinoamericana tiene acceso a educación superior. Tenemos ocho de los 10 países más desiguales del mundo. Quiero aportar mi granito de arena”, contó, como uno de los motivos que la empujan a construir día a día su empresa.
Pierpaolo Barbieri, fundador de Ualá, apuntó a las problemáticas con las que se enfrentan los emprendedores: “No es fácil sentir optimismo en un lugar donde en los últimos 10 años no hemos crecido. La Argentina es hoy mucho menos rica per cápita que hace 100 años”. Sin embargo, lo ve como una oportunidad. El país es terreno fértil para el desarrollo de nuevos negocios. Cree en la proliferación de propuestas. “La competencia nos eleva”, suele decir.
El influencer Santiago Maratea cerró el evento. Está trabajando en fundar una ONG que cambie la visión predominante sobre la ayuda al otro. “¿Por qué el caritativo tiene que ser pobre siempre?”, cuestiona. Quiere que su fundación sea “más grande que Google”, impulsada por comunidades detrás que han depositado en él, a lo largo de múltiples campañas de donaciones, su confianza y su dinero.
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