La City es un buen refugio para pescar grandes oportunidades
Por la hipersensibilidad de los inversores frente a las medidas que se tomen respecto de los fondos buitre, se espera un período de mucha inestabilidad
Semanas intensas para el mercado, y la calificación valen para las que pasaron y también para las que vendrán. La volatilidad elevada parece estar asegurada para los activos financieros locales; la razón: la hipersensibilidad con la que operarán los inversores que seguirán de cerca cada paso que dé -o en su defecto, no dé- el Gobierno en la negociación con los holdouts. Las idas y venidas podrán ser muchas y fuertes para los precios. La Argentina, que se mantiene dentro de una "estrategia" que parece por momentos peligrosa, podría decirse que obtuvo una pequeña batalla. El viernes ganó unos 30 días para comenzar a delinear un acuerdo. No logró reinstalar el stay, pero sí que Griesa no embargue los fondos que el jueves -y tras un comunicado en donde el Gobierno amenazó a EE.UU. y a otros de iniciar una guerra judicial en los tribunales internacionales- depositó para el pago de los Descuentos en el Bank of Nueva York (BONY).
¿Qué implica esto? Que no pagará mañana el cupón de los títulos bajo legislación externa, ya que esto fue prohibido por el juez, pero que tendrá hasta el 30 de julio -por los días de gracia que existen posteriores a un incumplimiento- para demostrar buena voluntad con los holdouts, lograr una medida cautelar y evitar un default (que formalmente se gatillaría a fines del mes próximo).
El juez fue bastante claro, y volvió a "tirar la pelota" para el campo argentino. Y si bien consideró que el pago de los bonos legislación Nueva York en las condiciones actuales sería ilegal, no embargó los fondos como pidió NML, lo que dejó abierta la posibilidad de negociar. En concreto, el magistrado está forzando a un acuerdo. No obstante, lo que quizás hoy dispara la mayor incertidumbre es la posición del Gobierno. Las lecturas sobre su accionar desde que la Corte Suprema rechazó el caso son múltiples (y van más allá de buscar presionar a Griesa), lo que genera dudas sobre cuál es la real estrategia; puede ser porque sea muy reservada, o porque realmente no sea tan clara ni determinante, lo cual sería preocupante.
Igualmente si hay que destacar algo en lo que sí se coincide -y de forma unánime- es que una salida negociada, aunque el camino pueda no ser fácil, producto de la zona gris que existe sobre la interpretación de las cláusulas RUFO, sería la única conveniente para ambas partes. ¿Cómo? En principio y para el Gobierno, una salida al estilo Repsol. La realidad es que sin grados de libertad para no negociar, y con la presión que ejercen las restricciones cambiarias existentes, no debería haber otra postura que buscar un acuerdo, aunque esto requiere, lógicamente, de una decisión política.
Con esta coyuntura, y como vimos en las últimas semanas, la cotización de los activos argentinos se seguirá moviendo al compás de los avances sobre la posibilidad de un acuerdo. Por ende, en el mientras tanto, la incertidumbre y la volatilidad continuarán. Sin ir más lejos, y como muestra, vale mencionar que la volatilidad implícita en las acciones líderes en promedio más que se duplicó, al pasar de niveles de 44% antes del rechazo de la Corte norteamericana, a una de 95 por ciento. Este escenario de volatilidad no es exclusivo de la renta variable en la Bolsa porteña, sino que lógicamente se observa en los ADRs locales en Estados Unidos y en los títulos públicos.
El mercado hoy anticipa, sin embargo, una salida finalmente positiva; y eso es lo que reflejan los precios de los bonos y de las acciones. La razón queda explicada y justificada. Así, la visión de mediano y largo plazo para los activos de riesgo argentino se mantiene atractiva, incluso más aun si sumamos la posibilidad de un giro político a fines del año próximo (a lo que el mercado apostó ya desde las PASO del 2013). En acciones, bajo este escenario, privilegiamos papeles bancarios, YPF, PESA y ERAR entre otros, con una visión a dos años, mientras que en bonos también se observan oportunidades atractivas que llevan a recomendar que bajas fuertes pueden servir para incrementar el posicionamiento con miras en el largo plazo.
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