La economía del centro del país, muy complicada
Factores climáticos y el freno del consumo afectaron la actividad
La economía de la región centro del país tuvo un primer semestre del año inmensamente complicado.
Las intensas lluvias de abril dejaron los campos anegados, los caminos rurales intransitables y las cosechas con menores rindes, sin levantar y sin transportar a los puertos, justo en el momento cumbre para la soja.
Las pérdidas estimadas por la Bolsa de Comercio de Rosario ascienden a 5,7 millones de toneladas de soja concentradas en la zona centro del país, con preponderancia de daños en Santa Fe donde se perdieron 3,2 millones de toneladas. La caída de producción fue dramática en la lechería, en la faena vacuna y avícola, en el transporte y en innumerables actividades de servicios asociados. Hasta el complejo aceitero, que venía con un impulso notorio, se desaceleró un poco en abril.
La construcción, ya golpeada por el freno de la obra pública, se derrumbó en abril hasta tal punto que en los primeros cinco meses del año, el despacho de cemento en la región centro registra una caída interanual de 14,5%, más del doble de la registrada en el resto del país. Terminadas las lluvias, el rebote de estas actividades en mayo fue patente. Sin embargo, otros sectores de peso en la producción y el empleo regional como el automotriz, el metalúrgico, el siderúrgico y la industria química no logran recuperarse debido a la baja de exportaciones a Brasil y la demora en el inicio de las obras públicas.
En el centro del país es evidente una economía que se mueve a dos velocidades y en algunos casos, en dos direcciones según qué sector se mire. En Santa Fe, donde este fenómeno es más marcado que en Córdoba, y en Entre Ríos, el Indicador Local de Ciclo Económico (ILCE) de la Universidad Austral registra para los primeros cinco meses del año una leve expansión de 0,6%. El ILCE también muestra que mayo es el tercer mes consecutivo de variaciones mensuales negativas. Por ahora esta desaceleración de la economía del centro del país no está produciendo una destrucción neta global de puestos de trabajo, al menos en cuanto al empleo formal para el cual se tienen datos oficiales; donde sí se perdieron es en la industria de la construcción.
En este contexto, además, el consumo no ayudó a dinamizar la economía. Las ventas en los supermercados cayeron en valores constantes casi 10% en los primeros cinco meses del año, sin que ningún rubro haya esquivado la reducción de sus ventas. No sólo las lluvias complicaron el primer semestre, sino que el frío también hizo su aporte. Las familias consumieron una cantidad completamente inusual de gas para combatir las bajas temperaturas; los consumidores no pudieron escapar al frío y a pesar del aumento de tarifas usaron 51,1% más de gas que en igual período el año pasado.
Directora del Departamento de Economía en la Facultad de Ciencias Empresarialesde la Universidad Austral
Ana Inés Navarro
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