Vale más de US$55.000 millones y es noticia semana a semana. Es uno de los grandes ganadores de la cuarentena, con un negocio que duplicó su volumen en el último trimestre. Su modelo triunfa en América Latina y es aplaudido en Wall Street. Al mismo tiempo, cosecha resistencias y reclamos entre algunos sindicalistas y representantes de la banca tradicional.
A 21 años de su nacimiento, Mercado Libre es la empresa más valiosa de la Argentina y oscila en la cima de las mejor cotizadas de la región. El grupo de socios, encabezado por Marcos Galperin, dio lugar a una multinacional de más de 11.700 empleados que opera en 18 países y, en varios mercados, compite con líderes globales del negocio.
Los números del segundo trimestre de 2020 conocidos en las últimas horas muestran cómo la pandemia de Covid-19 lo fortaleció. Duplicó su facturación (a US$878,4 millones) y el volumen de elementos vendidos en su plataforma (157,5 millones de ítems) para obtener una ganancia de US$89,3 millones, un 127% más que en igual período de 2019.
Según datos oficiales de la empresa, tiene 51,5 millones de personas que compran o venden activamente en la plataforma, un universo que creció un 42,5% en el último año. Mayor penetración del comercio electrónico, adopción de dispositivos móviles, mejoras en la logística, incremento en la seguridad de las transacciones y precios bajos son algunos de los factores que estimulan esta tendencia que el coronavirus solo aceleró.
La inicial plataforma de clasificados online se transformó en el mayor ecosistema del comercio electrónico de la región. Desde emprendimientos y pymes hasta grandes empresas hoy venden sus productos mediante su sistema que -a través de Mercado Pago- también gestiona pagos, transacciones financieras, procesos logísticos y hasta entrega créditos a sus usuarios, muchos de los cuales no están alcanzados por el sistema financiero convencional.
Tras su avance en el sector financiero, a través de su unidad fintech, ahora Mercado Libre tiene en la mira otro negocio de peso. La pandemia precipitó sus planes y en abril activó en la Argentina su plataforma de productos de consumo masivo, una manera de ganarle terreno a los supermercados. En su marcha, desafía esquemas laborales y no escapa a las pulseadas con funcionarios y referentes sindicales.
Detrás del éxito
Nacido en una familia empresaria, Galperin estudió en los Estados Unidos (Finanzas en Wharton, MBA en Stanford) y volvió a la Argentina decidido a crear su propia empresa.
Amante del rugby y hombre de pocas palabras públicas, es activo usuario de las redes sociales. Su cuenta de Twitter, con más de 128.000 seguidores, es el espacio que elige para hacer oír su influyente voz. Como en 2017, cuando elogió la reforma laboral impulsada en Brasil y reclamó enérgicamente cambios en la legislación local. O en 2019, cuando destacó la Ley de Economía del Conocimiento, que reemplazó a la antigua Ley de Software y otorgó estímulos fiscales a las compañías del sector.
En 2002, se radicó en Uruguay, desde donde condujo la expansión de su compañía. El cambio de gobierno lo trajo nuevamente a la Argentina en 2016. Más de una vez manifestó su simpatía por la gestión de Mauricio Macri, quien a su vez lo eligió como referente de una nueva generación de empresarios. Galperin invitó al entonces presidente a la inauguración de las oficinas centrales de la empresa, en 2019, y fiscalizó por Cambiemos en las últimas elecciones. El resultado de las PASO cambió el escenario. Tras un primer acercamiento con el entonces candidato Alberto Fernández, la relación se enfrió y, a comienzos de año, el dueño de Mercado Libre volvió a Uruguay junto con su familia.
La historia de un unicornio
El 2 de agosto de 1999 fue el punto de partida. Ese día se activó la compañía que un grupo de socios había gestado en un subsuelo en Saavedra. Galperin era el líder de aquel equipo de jóvenes entre los que se encontraban Hernán Kazah, Nicolás Szekasy –hoy al frente del fondo de inversión Kaszek Ventures-, Osvaldo Giménez -actual VP de Mercado Pago- y Martín Lawson -VP de Clasificados-.
Luego de completar su MBA en la universidad de Stanford Galperin comenzó a gestar su emprendimiento en la Argentina. El mundo empresario no le era ajeno: su abuelo fue el fundador de la curtiembre Sadesa, una de las mayores compañías del sector que hoy es controlada por su hermano Miguel. Sin embargo, el cuarto de cinco varones eligió no trabajar en la empresa familiar y se enfocó en crear su propio negocio.
Tras un paso por YPF, Galperin se propuso crear en el país una plataforma online de compra y venta de productos, emulando el caso de eBay y otras compañías que estaban creciendo en Estados Unidos. Junto a sus socios, se instalaron en la cochera del edificio Panamericana Plaza, en Tronador 4890. Su familia, dueña del inmueble, les cedió ese espacio para trabajar.
En un contexto de expansión del negocio digital, realizaron una inversión inicial de US$7,6 millones, financiada en parte por fondos globales como JP Morgan Partners o Flatiron Funds. Pusieron en marcha el sitio tras superar el dilema por el nombre: Galperin había elegido Libre Mercado, pero no pudo registrar la marca y debió invertir el orden de las palabras para crear el sello de su empresa.
El sitio, que hoy vende bienes de consumo, servicios, inmuebles, alquileres y autos, entre otros rubros, comenzó con una oferta acotada. Fueron 5000 productos los que empezaron en la base de datos de la plataforma, cuya primera transacción fue algo poco habitual: 10 ciervos vivos, que un criador cordobés vendió por $200 cada uno.
De su origen en la Argentina, la firma se expandió a Uruguay y México, para luego avanzar en Ecuador, Chile, Venezuela y Brasil. Un año después de su fundación, sumó una nueva ronda de inversión por US$46,7 millones por parte de grandes fondos como Goldman Sachs Entities y, en 2001, se asociaron con eBay, la firma en la que se había inspirado Galperin, que ya era referente del e-commerce global.
En aquel contexto de boom de emprendimientos digitales, Mercado Libre protagonizó una rivalidad con DeRemate.com, otro sitio de subastas online fundado por el empresario argentino Alec Oxenford. Aquella competencia del comercio electrónico, en los comienzos de este siglo, duró varios años y tuvo a la empresa de Galperin como triunfador: en 2008, terminó comprando DeRemate por US$40 millones y absorbió sus operaciones en la Argentina, Chile y otros países de la región.
Otro hito para la empresa llegó en 2007, cuando realizó su oferta pública de acciones y comenzó a cotizar en la bolsa. Diez años después, dio un paso más: se convirtió en la primera empresa argentina en ingresar al Nasdaq 100, el índice bursátil que reúne a las mayores empresas tecnológicas y de comunicaciones de Wall Street. En aquella ocasión, desplazó a Yahoo!, referente global de los inicios de la internet moderna.
El comercio fue el trampolín desde el cual la empresa se expandió a otros negocios. En 2003, Galperin lanzó Mercado Pago, una plataforma inicialmente creada para gestionar los pagos dentro del sitio. Con el tiempo, avanzó hacia las transacciones online y finalmente desembarcó en los comercios físicos, a través de los códigos QR escaneables con dispositivos móviles.
Populares en mercados como China, se convirtió en una herramienta de uso cada vez más frecuente en el país como método para digitalizar operaciones y pagos dominados históricamente por el efectivo. El distanciamiento social y los nuevos hábitos derivados de la pandemia solo aceleraron su crecimiento en la región. En el segundo trimestre de 2020, Mercado Pago gestionó 404,8 millones de operaciones y pagos por US$11.200 millones.
Su billetera digital, que tiene 9,5 millones de usuarios en la región y despertó la reacción de la banca tradicional, se extendió hacia otros segmentos. En 2017, habilitó la funcionalidad para entregar créditos a vendedores y usuarios de la plataforma, y un año después incorporó la posibilidad de invertir el dinero alojado en esa cuenta, a través de un fondo común de inversión gestionado por el Banco Industrial.
El modelo de expansión vertical, con crecimiento hacia lo financiero y la logística, fue replicado por la empresa en otros mercados. Si bien mantiene sus oficinas centrales en Buenos Aires y concentra la mitad de sus empleados en el país, hoy más del 50% de su facturación se origina en Brasil. Allí, al igual que en México -las dos principales economías de América Latina- Galperin tiene como competidor a Amazon, el gigante global del comercio electrónico fundado en Seattle por Jeff Bezos.
El ascenso de la compañía, que escolta a la minera brasileña Vale en el listado de empresas más valiosas de Sudamérica, fue destacado por su éxito en publicaciones internacionales como The Economist, que le atribuía una ventaja comparativa versus rivales como Amazon "por conocer la dinámica del mercado local", como es el caso de Alibaba en China, Reliance Jio en India o Shopee en el sudeste asiático.
Los principales conflictos
Los recientes bloqueos en cinco centros de distribución de Mercado Libre reavivaron una vieja disputa entre la empresa y Hugo y Pablo Moyano, líderes del sindicato de Camioneros. La tensión está latente desde 2019, luego de que la compañía abriera su centro logístico en Villa Madero, en el predio del Mercado Central, por un episodio de encuadramiento sindical.
Al momento de comenzar su actividad en ese predio, Mercado Libre firmó un convenio colectivo con el gremio de Carga y Descarga, liderado por Daniel Vila, que fue homologado por el entonces ministro de Trabajo y Producción, Dante Sica. En ese acuerdo, se establecieron pautas que, entre otras cuestiones, flexibilizan los horarios de la jornada laboral y las horas extra al introducir un cupo de 192 horas de trabajo mensuales, elimina la figura de los delegados por turnos e introduce la polifuncionalidad de tareas.
Mercado Libre plantea que los empleados comprendidos realizan trabajos diferentes. "Se adapta mejor a las tareas que se realizan en el centro de logística", dijo a LA NACION en su momento Juan Martín De la Serna, presidente de Mercado Libre Argentina. "Es una reforma laboral encubierta", señalaron entonces desde Camioneros, que reclaman que esos trabajadores, que pasaron de 80 a alrededor de 1300, deben formar parte de su sindicato. Es una vieja estrategia de los Moyano, que lograron construir poder ampliando su área de influencia: su gremio alcanza hoy a sectores como la recolección de basura, el transporte de caudales y las actividades de correo.
El cambio de gobierno dio nuevo impulso a los Moyano, que avanzaron a mediados de julio con bloqueos a cinco centros de distribución que, si bien pertenecen a la red de Mercado Libre, son gestionados de forma tercerizada por empresas de logística, cuyos empleados sí están afiliados a Camioneros. La medida no se replicó en el Mercado Central por la presencia de delegados de Carga y Descarga.
Tras una ronda de diálogo, mediada por el Ministerio de Trabajo, Moyano y Galperin sellaron una tregua temporal. Detrás del conflicto subyace una paradoja: Vila, titular del sindicato de Carga y Descarga, es miembro del Comité Arbitral de la CGT, un cuerpo clave que interviene cuando dos sindicatos se disputan la afiliación de trabajadores.
Aunque con un perfil más bajo, la empresa enfrenta una disputa similar con Sergio Palazzo, titular de La Bancaria. Lejos del Mercado Central, el dirigente sindical reclama que las pautas de su sector deben aplicarse a los trabajadores vinculados a Mercado Pago, la unidad fintech de la empresa de Galperin, que en su mayoría están regidos bajo el convenio colectivo de los empleados de comercio.
"Nosotros reclamamos que todos aquellos que tienen este tipo de actividad financiera son trabajadores bancarios y vamos a reclamar el encuadramiento. La toma de ahorro público solo la puede hacer un banco", dijo recientemente Palazzo, y reclamó al Banco Central definiciones al respecto. En tanto, desde la empresa indican que la expansión de las fintech permite la inclusión de usuarios que no están alcanzados por el sistema bancario tradicional. Ante las críticas por las tasas que cobran estas firmas, Martín de los Santos, vicepresidente senior de Mercado Crédito, dijo a LA NACION que se vincula con "el mayor costo de fondeo" y que se trata de "perfiles de clientes con un nivel de incobrabilidad mayor".
Ese foco de conflicto encuentra, curiosamente, a dos adversarios de un mismo lado. El reclamo por el rol de Mercado Pago es compartido por Adeba, una de las cámaras que nuclea a los bancos. El año pasado presentaron un informe elaborado por FIEL en el que describen "asimetrías regulatorias e impositivas" en el sector. En otras palabras, reclaman al BCRA un cambio en las condiciones en las cuales las fintech pueden desarrollar su negocio de brindar créditos, transaccionar pagos y permitir inversiones.
Este año los bancos dieron un paso más: preparan el lanzamiento de su propia billetera digital para competir con Mercado Pago y su red. Entre otras funcionalidades, buscan habilitar el envío de dinero usando únicamente el celular.
Más allá del negocio, Galperin también tiene enemigos en la arena política. Su cercanía con el macrismo le valió la antipatía de Juan Grabois, líder de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular, con quien tuvo fuertes intercambios a través de las redes sociales.
Pese a estas disputas y tensiones, que se abrieron acompañando su expansión, Mercado Libre se consolidó como la firma argentina mejor cotizada en Wall Street. De los clasificados online al negocio financiero, Galperin construyó un unicornio que no se detiene.
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