Las cinco instancias para una productividad real
Tener calma, no resignar la creatividad, estar abierto a capturar nuevas ideas, consolidarlas y saber darles un final son las claves para lograr mejoras
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Tengo siempre muy presente una conversación que tuve hace 4 años con Laura Mae Martin, jefa global de productividad de Google, para este espacio. En el medio de la pandemia, su rol cobró protagonismo, porque todos necesitamos consejos extra para organizar el trabajo. Algunas de sus enseñanzas de ese momento, me acompañan a diario en mis rutinas de productividad. Por ejemplo, la de construir “espacios seguros” (de descanso, desconexión o distención) durante el día a las que volver cuando nos sentimos abrumados (y compartirlos con nuestras equipos para que nos ayuden a cuidarlos), la de anticiparnos a lo que queremos lograr pensando en “Mañana será un día ganado sí…” y también la de entender si lo que estamos haciendo o nuestro contexto nos necesita en modo maratonista o sprinter. Administrar la energía, el tiempo y el foco para una maratón, es muy distinto que hacerlo para una carrera intensa pero corta, entre otras propuestas valiosas.
Hace dos meses publicó su primer libro, Uptime: guía práctica para la productividad personal y el bienestar, en el que comparte los aprendizajes de más de una década, ideas y planes de acción siempre anclados en analogías hogareñas que hacen muy simple poder transpolarlas a nuestras situaciones. Una de las propuestas que destaca es la de contemplar “las 5 C” necesarias para lograr este ansiado equilibrio. La primera C es de calma, estar siempre ocupado no equivale a ser productivo. Sin espacio de calma deliberada, no hay manera de poder diferenciar el ruido del aporte de valor. Y da este ejemplo: “cuando uso una prensa francesa para hacer el café, tengo que esperar unos tres minutos a que se asiente para bajar la prensa, de lo contrario ofrece resistencia y puede precipitarse en un gran enchastre. Lo mismo con nuestras decisiones y tareas. Elegir y practicar esa calma da espacio a la próxima C, que es la de crear. Ahora tenemos una claridad y espacio mental para producir las ideas base para avanzar en lo que necesitamos: un concepto nuevo para un cliente, generación de un vínculo o creatividad para una presentación. La tercera C es la de capturar. Cuando esas ideas llegan hay que resguardarlas y ordenarlas para luego poder acceder a ellas con facilidad. Mi modo casero, es mandármelas a la conversación que tengo conmigo misma en WhatsApp, otras las guardo en favoritos de las redes sociales y algunas otras al mail. Los más ordenados usan Google Keep, Notion y otros anotadores virtuales. Ahora que ya hemos curado y capturado nuestras ideas queda consolidarlas. Es decir, armar el mapa de acción para conquistarlas: un mapa con tareas y con tiempos asignados, momentos específicos con bordes claros, estrategias de foco y lugar mental y físico para que cada una ocurra. Y finalmente, cerrarlas, es decir ejecutarlas. Te darás cuenta que el modelo de las 5 C de Mae Martin no enseña algo nuevo que no estés haciendo, pero sí lo sistematiza para hacer de este ciclo virtuoso una conquista consciente y deliberada.
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