Argentina, lalalalala
El triunfo en Qatar deja en claro la importancia del trabajo en equipo y la necesidad de dejar atrás las diferencias
Es muy improbable que no hayas experimentado una montaña rusa de emociones esta semana. La fiesta del fútbol desbordó a los argentinos y este 24 de diciembre nos encuentra con el arbolito a medio armar y una cena de Navidad no tan organizada como otros años. Y no hace falta que te encante el fútbol para que haya sido una semana diferente. Cuando miremos desde el futuro a estos días del 2022, veremos un acontecimiento que ha marcado nuestra historia nacional. Tratamos siempre desde este espacio semanal, de pensar en nuestra mejor versión y hubo un lema arengado por la selección argentina de fútbol y abrazado por la sociedad, que contiene una necesidad profunda del país: todos juntos.
Ese “todos juntos” que se contrapone a gran medida a nuestro presente de grieta en tantos aspectos. Y el Mundial de fútbol de Argentina, el del cuerpo técnico y los jugadores, dejan lecciones para aprender de liderazgo y de innovación de una manera concreta, que se cristalizaron a lo largo de los siete partidos adentro y afuera de la cancha.
Para empezar, tuvimos todos los condimentos de la innovación: intentos, errores, aprendizaje, corrección del error y nuevo intento, exploración, ejecución, colaboración, equipo. ¿Una protagonista? La resiliencia que nació mucho antes de la llegada a Qatar, pero que se hizo presente en un sinfín de situaciones donde nosotros desde nuestros sillones dudamos y perdimos la esperanza y ellos siguieron adelante con la presión imposible.
Este Mundial de la selección fue posible por un liderazgo lleno de atributos de esos que buscamos y reclamamos también en nuestros trabajos. Líderes que inspiran desde el ejemplo, con aplomo y presencia, con acompañamiento en la derrota, arenga y confianza cuando los planes funcionan.
Liderazgo vivido también desde la vulnerabilidad, con lugar para expresar todos los sentimientos y con muchas muestras de nuevas masculinidades ante la mirada de un planeta que vio en el llanto, en el abrazo con la familia, en los discursos en los que no se dejó afuera el contexto de adversidad de ciudades y países, que tanto hombres como mujeres necesitamos para poder alcanzar la tan necesaria equidad de posibilidades.
Vale la pena intentarlo dos, tres, mil veces. Al final puede haber recompensa. Gracias a la selección de fútbol por esta semana inolvidable. Lo escribo y lo vuelvo a sentir en el estómago: “Argentinos lalalalala”, todos juntos. Feliz Navidad.