Boliches y música. Los dueños de 3000 establecimientos se unieron por la crisis
Sentadas en una silla, 30 personas bailan y agitan sus brazos al ritmo de la música que pasa un DJ. Es 2020 en Holanda y así se está volviendo a la actividad en los boliches: con distancia social, sin pararse ni moverse demasiado, y con aforos ultralimitados.
Esa realidad todavía se ve lejana en la Argentina, incluso en algunas plazas del interior donde se avanzó un poco más en las fases. Sin ingresos hace al menos tres meses, los boliches y las salas de música fueron los primeros en cerrar y probablemente sean los últimos en abrir.
En la Argentina, se calcula que en el sector del entretenimiento trabajan, de manera indirecta y directa, unas 500.000 personas. Esos son los empleos que dependen de un plan de ayuda extraordinario que está solicitando una cámara empresarial recientemente creada: IDEAr, que representa a 3200 establecimientos.
La institución nació con un objetivo claro: lograr que estos espacios y todo el ecosistema que trabaja en ellos sobrevivan al coronavirus. En reuniones con el Gobierno, la institución solicitó que el Estado intervenga en los contratos de alquiler -que son onerosos en todos los casos, por la cantidad de metros cuadrados que estos espacios requieren-, que la ayuda para pagar salarios se mantenga hasta que la actividad vuelva a la normalidad y que se impulsen créditos a tasa cero para sostener la cadena de trabajo.
"Estamos representando una cadena de valor que es mucho más grande que el empresario de entretenimiento: son técnicos, DJ, VJ, agencias de prensa, médicos, contadores, bartenders… Cuando hay un show y los clubes están abiertos, los taxis y los remises funciona más, la gente compra ropa y la gastronomía también funciona", explica Ariel Gambini, dueño de Mute (Mar del Plata) y uno de los creadores de IDEAr.
Para Gambini, el sector viene de años "muy complejos", pero esta situación ya es "lapidaria". Añade: "Volver va a exigir muchísimo esfuerzo financiero, porque vamos a abrir con aforo limitado: queremos que se acerque la luz al final del túnel, pero el camino va a ser doloroso". La cámara representa a 3200 establecimientos de unos 4000 que hay en el país, calculó el empresario, y estima que hasta un 55% de estos espacios no va a poder volver a abrir.
Costos elevados
En uno de los clubs de Mute con capacidad para 1800 personas trabajan 70. "Hay estructuras impositivas grandes y gastos de servicios muy elevados: hoy todo el sector está endeudado", sostiene Gambini. En la misma línea, otro de los empresarios de IDEAr, Jorge Cura, dueño del complejo de eventos Metropolitano y de un boliche y una productora de shows en Rosario, tiene una nómina de 160 empleados fijos.
El sector no solo moviliza mucho empleo estable, sino también miles de puestos de trabajo temporales que se contratan por evento y que son personas que hoy están sin ingresos.
"El ATP [la ayuda estatal para pagar los sueldos] no alcanza hoy porque también hay que seguir pagando impuestos, gastos corrientes y deudas con proveedores", explica Cura. Asegura que está en contacto con varios colegas suyos santafesinos y que hay muchos que quieren cambiar de rubro porque no saben cuándo podrán volver a abrir. Estiman que todo debería normalizarse un poco más en el AMBA para que se empiece a pensar en eventos masivos en otros lugares del país. "Es muy difícil mantenerse si no contabas con un capital para responder a todos los gastos que te ocasiona estar cerrado", sigue.
El del entretenimiento es un sector donde se invierte con riesgo, explican sus referentes, porque en que todo salga bien influyen directamente variables que van más allá del control del empresario, como el tipo de cambio y las condiciones climáticas.
También hay costos de alquiler elevados. "Son espacios grandes y algunos locadores lograron comprender la situación, pero otros no tienen margen para soportarla. Idealmente, debería haber una intervención estatal para que haya un marco normativo dentro del cual moverse", señala Gambini.
El futuro del entretenimiento
En Córdoba, Héctor "Tori" Baistrocchi, líder de la productora Buenas Noches, participó de la elaboración del protocolo que se presenta esta semana para analizar las posibilidades de volver a trabajar. Incluye la instalación de burbujas, como ya se vio en algunos gimnasios, donde entren 10 a 15 personas, con un aforo total de los lugares de hasta un 50%.
Baistrocchi explica que muchas productoras y salas ya llegaron a los primeros días de la cuarentena con una situación financiera complicada. En su caso, que tuvo que reprogramar shows internacionales, recibió una devolución de hasta el 80% del dinero invertido. "Lo hemos reprogramado, pero sin fecha cierta, porque no sabemos cuándo volveríamos a trabajar", dice.
A la vez, en la ciudad de Buenos Aires, el Movistar Arena prepara un plan para volver a la actividad apenas lo permita el gobierno porteño: se trata del proyecto Movistar Arena Digital. "Serán conciertos con una producción similar a un show en vivo, de acuerdo a las normas definidas por el Gobierno para su realización, obviamente sin público y transmitidos por streaming para que la gente pueda disfrutar desde su casa", explica Alexandre Costa, gerente general del venue.
"El mundo entendió y vio en los streamings una alternativa a las restricciones impuestas a los eventos en vivo", añade Costa, y sigue: "A pesar de esto, es un área aún en desarrollo y no muy explorada y no muy monetizada".
Si bien los streamings son difíciles de monetizar, Baistrocchi señala que hay unas ganas latentes de volver a participar de shows de música en vivo que se movilizan cada vez que hay una transmisión de este tipo. Apunta que, en una encuesta de la productora internacional Live Nation, el 70% de los que respondieron aseguraron que ve shows en esta modalidad porque le dan más ganas de ver al artista en vivo. "Al artista le falta el público adelante; todavía no ha sido una manera de sostener a la industria", cierra.
Mientras tanto, también el Movistar Arena trabaja en un protocolo de vuelta a la actividad llamado "VenueShield". Lo hace en conjunto con una red de más de 300 arenas alrededor del mundo, todas gestionadas por ASM Global, grupo del que este establecimiento forma parte. Costa señala que todavía no se conoce la fecha de apertura, pero que cuando llegue el momento, ser hará con "todos los protocolos de salud más exigentes".
El plan que desarrolla tiene en cuenta varias áreas, desde la limpieza e higienización de los espacios, la seguridad y protección para los usuarios y para los empleados, reglas para el servicio de alimentos y bebidas, como para la producción de eventos entre otras áreas importantes.