“Salta” estrenó un local para 30 personas y planea abrir el segundo; además, sus dueños, Daniel Mancilla y Juan López, estudian poner una parrilla; el origen del negocio surgió en el mundial de Qatar
Estocolmo, la capital de Suecia, ya tiene su primera pizzería argentina. La fundaron los argentinos Daniel Mancilla (quien ya tiene un emprendimiento de fabricación de chimuchurri) y Juan López. El puntapié inicial fue durante el Mundial de Qatar, cuando López, de manera espontánea, empezó a organizar reuniones de la comunidad argentina para ver los partidos. “Ahí vi que no había gastronomía organizada”, cuenta. Invirtieron unos US$300.000 en “Salta” y venden unas 60 pizzas diarias, además de empanadas.
Porteño, estudiante de Marketing, López se fue en 2014 a Salamanca (España) con un intercambio universitario y allí conoció a una sueca. Se pusieron de novios, él regresó a la Argentina y mantuvieron la relación a la distancia durante un año y medio. Ella lo visitó, pero no se quiso quedar en el país, por lo que él decidió “probar suerte, empezar desde cero” allá.
“Llegué a Upsala, a 70 kilómetros de Estocolmo, sin saber el idioma, ni la cultura, sin tener amigos -cuenta a LA NACION-. Me apoyaron ella y su familia y así empezó mi travesía. Pasé de un banco, donde trabajaba en CABA, a cambiar ruedas en la temporada de invierno en un taller mecánico. Fue mi primera experiencia laboral allá y estoy agradecido porque fue la posibilidad de trabajar”.
Un tiempo después concursó para una vacante en la Embajada de la Argentina, en la sección Económica y Comercial. En esa sección empezó su carrera, hizo contactos con los importadores suecos de productos argentinos y allí conoció a Mancilla.
Asegura que entonces se empezó a dar cuenta de que la comunidad argentina “no estaba desarrollada”. Buena parte de los emigrados durante los ‘70 no se habían quedado y los que no habían regresado a la Argentina ya estaban mayores. Los más nuevos eran los que arribaban con la visa work and holiday.
Después de cuatro años en la embajada se fue a trabajar en una empresa y fue uno de los fundadores del primer equipo argentino de fútbol en Suecia, Argentinska, que juega en la Federación Sueca.
Para el Mundial de Qatar, López empezó a organizar reuniones de la comunidad argentina para ver los partidos: “A medida que la Selección empezó a avanzar, cada vez iba más gente y ya quedaba gente afuera del bar. Para las instancias finales nos juntamos en una discoteca, con pantallas gigantes y tablones para sentarse, había como 1500 personas en cada partido. Organizaba de onda, pero empecé a poner una mirada de empresario, no había gastronomía desarrollada”.
López y Mancilla detectaron que había una “oportunidad” y empezaron a gestar “Salta” que, además del nombre de la provincia argentina significa “sabroso” en sueco. Analizaron los intentos de proyectos a lo largo de los años y por qué no habían funcionado. El punto, dice López, es que “no pueden limitarse a la comunidad argentina, hay que ir a los suecos. Los primeros compran por nostalgia pero no hacen crecer, los otros latinos ya tienen sus lugares desarrollados. Entonces dijimos ‘hagamos algo argentino, pero que el público sea el sueco’”.
Eligieron la pizza porque es una comida “universal” y porque la argentina está “bien valorada”. En Suecia hay mucha turca e italiana, de las que se comen una por persona. La clave fue “introducir la muzzarella argentina, que no se consigue”. También usan chimichurri para algunas pizzas.
Durante un mes, en una dark kitchen, producían y vendían por delivery solo los fines de semana. López asegura que les sirvió para “mejorar el proceso y el producto” y para poder acceder al local frente a la bahía de Estocolmo que abrieron. Tienen caricaturas de Lionel Messi y de Diego Maradona, 30 cubiertos adentro y 20 afuera. “Arrancamos y teníamos filas afuera, el comentario era que se trataba de la pizza ‘más cara’ de Estocolmo hasta que veían que era para dos”. Cuesta unos US$20.
Los socios ya se preparan para abrir un segundo local y un restaurante de carnes argentinas, siempre con el slogan “disfrutá Argentina”. También una plataforma de venta de productos como mozzarella, aceite de oliva, harinas. “Son buenísimos y no se conocen, queremos ser un nexo para otros productores. Estamos orgullosos de ser argentinos y de traer lo bueno de la cultura y de la gastronomía”.
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