Reestructuración de la deuda pública y ajuste fiscal
La deuda pública argentina se reperfiló, especialmente la de corto plazo y también se adoptaron medidas sobre la de mediano y largo plazo, que aún no fueron ejecutadas. La idea central de estas reestructuraciones es que se va a cambiar el plazo de los vencimientos, pero no los intereses ni tampoco se va a hacer quita sobre el capital.
Para ello se tomó como idea la reorganización de la deuda pública uruguaya, cuyos problemas empezaron en 1998 y se agudizaron en 2002, aunque en ese momento se logró el apoyo del FMI y de otros organismos internacionales que permitieron estirar los problemas de vencimientos.
En 2003, la deuda pública uruguaya era de u$s 11.000 millones lo que representaba el 112 % del PIB del país. De estos, el 49 % era de títulos públicos y el resto, básicamente, de organismos internacionales, quedando un "varios" por la diferencias de 7 %. Allí fue el momento en que Uruguay se vio forzado a reestructurar su deuda pública.
Se decidió alargar los plazos en 5 años sin cambiar los rendimientos de intereses y sin efectuar cortes del principal. ¿Esta reestructuración dio resultados? Sí, efectivamente contó con más del 90 % de aprobación de los tenedores de deuda uruguaya, en parte usando tanto los bonos de liquidez como los bonos de extensión, que ambos permitían reprogramar la deuda sin quita del principal, manteniendo los intereses de los bonos según lo establecido en cada bono, no la tasa de interés del mercado.
El punto central es que tuvieron que lograr un importante resultado fiscal para poder hacer aceptable esa estructura: en el 2003 el déficit fiscal era de 3,2 % del PIB y dicho PIB había caído un 8 % en ese año.
Se efectuó un fuerte recorte fiscal y el déficit de las cuentas públicas se redujo a 1,9 % del PIB en 2004 y desde allí se continuó con resultados fiscales adecuados y el PIB creció significativamente, y quedó superado el problema de deuda.
¿Cuál es el mensaje de Uruguay y de otros países que tuvieron que realizar canjes de deuda pública en los últimos años? Básicamente, que el ajuste fiscal es inevitable y tiene que estar debidamente programado para que el sistema pueda funcionar, ya sea como en Uruguay o en aquellos países donde además existió una pequeña quita de capital, como fue el caso de Ucrania.
Sin ajuste fiscal es muy difícil llegar a un nivel de aceptación de las propuestas de deuda pública ya sea tipo Uruguay u otros ejemplos. Por lo tanto, además de pensar en un modelo uruguayo de reprogramación de la deuda tenemos que calcular también un ajuste fiscal inevitable si queremos tener éxito en las propuestas. Ya hemos hablado del ajuste fiscal y éste puede hacerse en las provincias, en las municipalidades y en la nación, donde ya hay muchos impuestos y el exceso de gastos es significativo. No equivocarse en este aspecto de la reestructuración de la deuda, que es fundamental.