Bolivia: se desvanece el milagro económico
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Hasta no hace mucho, el Modelo Económico Social Comunitario y Productivo que impera en Bolivia era considerado milagroso, ya que demostraba que, en algunos casos, el Estado podía hacerse cargo de forma eficiente de cuestiones en que no debería intervenir. El correr del tiempo está evidenciando que ese modelo no es sostenible.
Cabe recordar que, durante el gobierno de Evo Morales, de 2006 a 2019, una de las primeras decisiones fue nacionalizar el petróleo y el gas para destinar mayores recursos a los programas sociales. En lugar de usar adecuadamente lo obtenido por las mayores ventas de gas, el gobierno se dedicó a ampliar el gasto, invertir en empresas estatales ineficientes y a desincentivar la exploración en el sector que más ingresos le generaba.
Muchos son los analistas que advierten sobre los graves peligros de la economía boliviana, producto de un modelo estatista, y de la crisis que se avecina por sus malas decisiones. Las alertas habían aparecido con anterioridad en un informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) de octubre de 2018, titulado: ”Perspectivas económicas para las Américas”
El reporte afirmaba que, “si bien Bolivia sigue siendo una de las economías de más rápido crecimiento en América Latina, es necesario un cambio en la orientación de las políticas para restaurar el equilibrio externo, reducir los déficits fiscales y de cuenta corriente y mejorar la competitividad”.
Como señaló la prestigiosa publicación británica The Economist, “el gobierno se negó a ajustar sus políticas cuando cayeron los precios de la gasolina. En cambio, acumuló deudas y utilizó sus reservas para financiar sus costosos subsidios. La deuda pública se ha duplicado desde 2014 a la friolera de 80 % del Producto Bruto Interno, por encima del promedio regional y mundial, y peligrosamente alta para un país de ingresos medianos bajos”.
El presidente Luis Arce, poco proclive a admitir la crisis económica que enfrenta su país, no ha tomado medidas conducentes para paliarla, negando evidencias que surgen de muchos sectores productivos. Según The Economist, la producción de gas se ha desplomado en un tercio desde 2014, otro tercio se vende a nivel nacional a valores inferiores a los del mercado, mientras que el resto se envía a Brasil y a nuestro país.
Los números en baja de la economía boliviana agudizan los conflictos. El Estado sufre una escasez de dólares y sus reservas se achican, por lo que llevó a debate en el Parlamento un proyecto para permitir al Banco Central comprar oro a precio internacional y monetizar las reservas, al tiempo que duplica al 4,8% el impuesto a la venta al exterior del metal. La iniciativa es rechazada por la oposición, que acusa al gobierno de buscar un instrumento para usar las reservas de oro de manera abusiva.
Según señala el prestigioso medio, muchas personas dentro del gobierno esperan que el litio sea la respuesta a los problemas del país. Bolivia tiene los recursos de salmuera de litio más grandes del mundo pero, a diferencia de sus vecinos Chile o la Argentina, todavía tiene que extraer algo del suelo a escala comercial. En enero, un consorcio de empresas chinas anunció un acuerdo de mil millones de dólares para explotación del material y puesta en marcha de plantas para 2025.
Los precios congelados de los combustibles y los subsidios al sector terminaron en la desinversión que generan estas políticas en cualquier parte del mundo. La solución parecería pasar por un cambio de modelo con claras señales del gobierno alentando y apoyando la inversión privada.