Elecciones en tiempo de pandemia
Debe velarse por garantizar la mayor asistencia ciudadana posible a las urnas y lamentarse la falta de voluntad política para adoptar la boleta electoral única
Las elecciones son siempre un activo intangible de gran valor. Desde la recuperación de la democracia, la mayoría de los argentinos en condiciones de votar concurrimos a las urnas regularmente cada dos años. La participación en el proceso de designación de nuestros representantes, sea con resignación o con renovada esperanza, nos convoca de manera ordenada y responsable cada vez que se actualiza el mensaje del presidente Roque Sáenz Peña al Congreso al presentar la ley que lleva su nombre en la apertura de las sesiones ordinarias de 1912: “Quiera el pueblo votar”.
Más allá de las particularidades del debate político, la pandemia del coronavirus, con sus variantes y sucesivas olas, condiciona el escenario electoral, especialmente en materia de participación ciudadana. Por ese motivo, la Cámara Nacional Electoral (CNA) puso especial empeño en reclamar ante los ministerios de Salud e Interior la vacunación de los ciudadanos convocados a cumplir funciones en el acto comicial.
La Justicia Electoral anticipó tempranamente que las elecciones se realizarían en un contexto especial. Por una acordada de junio de 2020 ya advertía sobre la necesidad de diseñar un “programa” que permitiera concurrir a las urnas con normalidad, destacando que las elecciones no son un servicio público a cargo de los organismos electorales, sino la expresión más genuina de la soberanía popular.
A partir de las experiencias de otros países que pudieron votar en tiempos de pandemia, adaptadas a nuestros usos y costumbres, se estableció que las filas se harán, en lo posible, en espacios abiertos, respetando las distancias. Además de los delegados de la Justicia Electoral en las escuelas, habrá facilitadores sanitarios, tarea que será desempeñada por integrantes del comando electoral.
Se recomendó a los magistrados electorales de primera instancia de los 24 distritos electorales del país tener en cuenta las características de los establecimientos de votación, procurando que en estos haya un máximo de ocho mesas de votación, con el fin de evitar las aglomeraciones. A partir de un relevamiento de potenciales lugares de votación, se aumentó su número en aproximadamente un 25 % con respecto a la elección anterior, llevándolo a 17.000, con un total de 101.000 mesas de votación en el territorio nacional. Por tal razón se recomienda a los ciudadanos que verifiquen con la debida antelación en el padrón electoral (www.argentina.gob.ar/consultar-el-padron-electoral) si sus lugares habituales de votación se han visto modificados.
Dado que, además, habrá un horario de votación prioritario, durante la mañana, para las personas mayores de edad o en situación de riesgo sanitario, se impone que cada ciudadano averigüe con tiempo el lugar donde deberá votar.
Lamentablemente, no todas las recomendaciones de la CNA fueron tenidas en cuenta por los poderes políticos. El reclamo ciudadano que propone abandonar las nefastas “listas sábanas” y pasar a la “boleta única” de papel provista por el Estado, lamentablemente seguirá aguardando. Poco importa que implique una notoria reducción de costos para el erario público ni que presente ventajas evidentes a la hora de fiscalizar los comicios. Incomodan y afectan los turbios manejos que algunos partidos políticos hacen con las tradicionales boletas. El pronunciamiento de la Corte Suprema en el caso “Biondini”, mediante el cual revocó una decisión de la Cámara Electoral, obligó a que cada lista interna cuente con tantas boletas como electores, a lo que debe sumarse que en el último año se registró un significativo aumento de “partidos nuevos” en varios distritos.
La CNA reiteró la exhortación a los poderes políticos que viene haciendo desde 2007 para que estudien mejoras en los mecanismos de votación. Ya desde septiembre del año pasado los magistrados del tribunal electoral ponían el acento en las ventajas sanitarias de una boleta única que reduce el peligro de la manipulación.
Es de lamentar que estas fundamentales cuestiones no hayan sido oportunamente debatidas por el Congreso y que sigan sin discutirse ni siquiera con vistas al futuro. Algo similar ocurre con temas clave como la regulación de las “coaliciones”, toda vez que en los últimos años se vota por “espacios” conformados por distintos partidos, cuando el Código Electoral Nacional vigente solo contempla las confederaciones y las alianzas, que tienen carácter transitorio.
Otra cuestión recurrente de la que ya también nos ocupáramos desde esta columna editorial es la regulación del llamado “escrutinio provisorio” del domingo por la noche, a cargo del Ministerio del Interior y del Correo Argentino, con un alto impacto informativo sobre la opinión pública pero desvinculado del escrutinio definitivo que realizan las Juntas Electorales Nacionales una vez resueltos los reclamos e impugnaciones.
En el primer simulacro realizado dos fines de semana atrás se registraron problemas en las lecturas de telegramas que esperamos tengan solución, del mismo modo que existieron problemas en los simulacros de las PASO en el último proceso electoral presidencial.
Entre todos los que estamos llamados a participar de este proceso electoral –autoridades, fiscales y ciudadanos–, debemos redoblar los esfuerzos para transparentar y asegurar la mayor participación en esta expresión de la voluntad popular. No podemos desconocer ni la importancia ni la trascendencia de que el pueblo siga queriendo votar.