La compra de los F-16
La flota de aviones adquirida permitirá retomar el entrenamiento en defensa, cuestión esencial para elevar la excelencia y entrega que en el momento de máxima exigencia ya demostraron nuestros pilotos
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La compra de 24 aviones de combate F-16 es la primera incorporación significativa de armamento desde fines de los años setenta. Puede decirse que este hecho marca un cambio conceptual en la percepción local del rol de la defensa, aunque también debe percibírselo como un síntoma de una gradual superación de la mal entendida corrección política del discurso anti militar. Luego de la guerra de Malvinas y el retorno a la democracia, los sucesivos presupuestos de las Fuerzas Armadas fueron apenas suficientes para pagar los salarios. El equipamiento no fue renovado y ni siquiera bien mantenido, perdiendo utilidad incluso para entrenamiento. Naves, aeronaves, transportes y armas fueron sujetas a radiación o al despiece para mantener en uso al menos una parte de ellas. Los accidentes por fallas se hicieron frecuentes, con el lamentable costo de vidas. La flota sobreviviente de Malvinas de los aviones Mirage fue retirada completamente de la Fuerza Aérea en 2015 después de diez accidentes ocurridos durante entrenamientos. La Aviación Naval también sufrió el deterioro operativo y la casi inutilización de sus aviones de combate Super Etendard, que habían sido tan exitosos en Malvinas con sus misiles Exocet. Actualmente, la Armada opera con algunos de los viejos modelos rehabilitados del A4 Skyhawk. El caso del doloroso accidente del submarino ARA San Juan expuso descarnadamente las consecuencias fatales de la falta de adecuado mantenimiento.
Luego de la guerra de las Malvinas y el retorno a la democracia, los sucesivos presupuestos de las Fuerzas Armadas fueron apenas suficientes para pagar los salarios
La realidad es que la Argentina se convirtió en una nación desarmada sin que ningún gobernante se hiciera responsable de una decisión en tal sentido. La defensa constituye un elemento indispensable de un Estado independiente que tenga posesión territorial e interrelación con el resto del mundo. Acompaña la función diplomática y contribuye a generar respeto y disuasión. Descartando el desarme universal, una decisión unilateral de un país de carecer de defensa solo es concebible en una situación de protectorado bajo otro país mayor. No es este obviamente el caso argentino. La defensa debe ser una función y una tarea de gobierno. Se la debe desarrollar dentro del marco de las relaciones con la región y con el resto del mundo. Las hipótesis de conflicto deben ser solo un elemento metodológico para el diseño y planificación. La disuasión y el apoyo a la gestión diplomática determinarán la potencia del sistema defensivo en el contexto de razonables restricciones presupuestarias. Lo que no es aceptable es apoyarse en la restricción presupuestaria para suprimir la defensa. Así ha venido ocurriendo, con el agravante que se ha seguido gastando en ella, pero en salarios y burocracia sin ninguna utilidad defensiva.
La Argentina se convirtió en una nación desarmada sin que ningún gobernante se hiciera responsable de una decisión en tal sentido
Los 24 aviones de combate adquiridos -de los cuales seis ya llegaron al país- son de origen estadounidense, operados hasta hoy por la fuerza aérea dinamarquesa. Han sido sometidos a inspección a fin de verificar y garantizar sus condiciones. El entrenamiento del personal local será supervisado por los pilotos y técnicos daneses. El precio de la adquisición fue de 301,2 millones de dólares a pagar en cinco cuotas anuales sin interés. A ese monto deberá sumársele el armamento, el entrenamiento y la adaptación de la infraestructura en las bases locales desde las cuales operarán las aeronaves. El F-16 es un avión de combate, supersónico de cuarta generación, lanzado a fines de los setenta. Su continuador de quinta generación, el F-35, es más evolucionado, aunque sustancialmente más costoso. Su precio por unidad oscila entre 80 y 100 millones de dólares, o sea que multiplica por seis el de los aviones F16 adquiridos ahora por la Fuerza Aérea Argentina. Esta proporción no se refleja en las prestaciones ni en el beneficio esperable de uno u otro tipo de avión para los fines y el uso que se les dará en nuestro país. Por lo tanto, en el marco del alto costo del capital en la Argentina y la severísima restricción presupuestaria, la opción elegida se debe considerar razonable.
Se han escuchado algunas críticas a la decisión de comprar los F-16, que hubieran alcanzado también al F-35 por tratarse de aviones. Se argumenta que ya son tecnología obsoleta frente a los avances exponenciales en la guerra y que una opción más actualizada hubiera sido la de adquirir misiles, drones, escudos antimisiles o ciberinteligencia artificial. Sin excluir lo que pueda avanzarse en estos campos, en los cuales también deberá introducirse nuestro país, debe entenderse cual es plano del cual partimos hoy y el costo y tiempo que requiere saltar en el nivel tecnológico. Hay que superar además las restricciones de acceso y utilización impuestas por los países centrales. Recuérdese el desmantelamiento de las incipientes obras del proyecto de fabricación de misiles de mediano alcance por exigencia de los Estados Unidos a mediados de los ochenta. Hoy mismo, para esta nueva compra se exigió verificar que no haya partes de fabricación británica en los aviones adquiridos. Desde el conflicto de Malvinas se arrastra un embargo de armas británico que es respetado por otros países.
La disuasión y el apoyo a la gestión diplomática determinarán la potencia del sistema defensivo en el contexto de razonables restricciones presupuestarias. Lo que no es aceptable es apoyarse en la restricción presupuestaria para suprimir la defensa
Debe entenderse que los conflictos en los que pueda requerirse la actuación de las fuerzas armadas son diversos y de intensidades distintas. La utilización de aviones de combate supersónicos fuertemente armados sigue estando vigente en el mundo, Hay actualmente más de 1000 unidades F-16 operando en 26 países, con versiones que disponen de avanzado armamento. Los aviones adquiridos por la Argentina están equipados con misiles RTX AIM 120C8 y bombas Mk82 de 500 libras. Se los considera un instrumento efectivo y por lo tanto de eventual uso y poder disuasivo para gran parte de las hipótesis de conflicto identificadas.
La importante inversión en esta adquisición obligará a trabajar en dos frentes. Uno es el referido al propio caso: los aviones deberán utilizarse eficientemente. El otro, más importante y de fondo, es la racionalización del conjunto del gasto en defensa en el país. La inversión en la compra de los F-16 está dentro de lo accesible y justificable y es una inversión correcta. Es el momento de trabajar sobre un plan general de defensa que optimice el rendimiento del gasto y de las inversiones en las fuerzas armadas y de seguridad.
La flota adquirida permitirá retomar el entrenamiento, cuestión esencial para elevar la excelencia profesional y la entrega que en el momento de máxima exigencia demostraron nuestros pilotos.



