La crisis de España
En medio del brutal ajuste que impuso la crisis europea, la sociedad española ha reaccionado con dureza al sentirse estafada por su dirigencia política
Las crisis económicas, cuando afectan la vida cotidiana de los ciudadanos y auguran un futuro sombrío y sin salida, suelen hacer emerger a la superficie los males que, en una situación de bonanza, pasarían a un segundo plano o no afectarían la institucionalidad política de un país. Lo que está sucediendo en España lo demuestra cabalmente, ya que el Partido Popular (PP) en el gobierno está siendo cuestionado por la oposición y por la propia sociedad ante el escándalo de los sobres de euros que recibían sus diputados; la doble contabilidad que ejercía el ex tesorero del PP Luis Bárcenas, todo hoy en manos de la justicia. Asimismo, la propia Casa Real ha quedado involucrada por las andanzas de malversación de fondos y evasiones impositivas de Iñaki Urdangarin, yerno del rey Juan Carlos.
Mientras la desocupación crece, cercana a los 6 millones de afectados, y las políticas de ajuste brutal son aplicadas desde el gobierno, la sociedad española ha explotado indignada frente a lo que considera una estafa por parte de la clase política, tanto de la dirigencia del PP como del hoy opositor Partido Socialista, partícipe relevante de la crisis que la afecta.
Los políticos han actuado durante años a espaldas de la sociedad, a modo de Nomenklatura, rodeados de privilegios y constituyéndose en una corporación oligárquica, con excepciones por supuesto, en las distintas fuerzas políticas españolas. En este final de ciclo ciertos sectores empresariales vinculados con el sector financiero, con sus manejos privados de inversiones y abuso del crédito, llevaron a España al borde de la quiebra y el abismo, siendo responsables también de la realidad que hoy enciende el ánimo de la sociedad.
Lo que sucede en España no difiere de lo acontecido en Grecia o en Italia, por citar sólo dos casos europeos, pero tiene una referencia directa a lo sucedido en nuestro país el 13 de septiembre y el 8 de noviembre pasados, donde si bien el destinatario principal de la protesta fue el gobierno de Cristina Kirchner, la oposición no quedó al margen de la crítica.
A ambos márgenes del océano, las sociedades hacen sentir la falta de identificación con sus fuerzas políticas. Ese mismo pueblo que los ungió con su voto, hoy se manifiesta indignado ante las denuncias de corrupción. Más allá de cómo finalice el escándalo del PP, y del oportunismo del Partido Socialista, con alta responsabilidad en lo que se vive en España, la tarea de reconstrucción del pacto social entre la política y la sociedad será una tarea ardua de toda la dirigencia española, en todos los ámbitos.
El pensador francés Alain Touraine, ganador en 2010 del Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, considera que "los políticos llevan demasiado tiempo actuando a espaldas de la sociedad; han roto con ella y, al hacerlo, han carcomido las democracias", renunciando a su papel de "mediadoras institucionales entre el Estado y la sociedad a la que representan, con lo cual nos dejan a casi todos fuera del sistema".
Descartada cualquier salida autoritaria, sólo una renovación del pacto moral de la sociedad toda podrá reencauzar los destinos de España hacia un futuro de armonía. Para ello, la sociedad debería realizar también una toma de conciencia tendiente a regenerar las fuerzas políticas, ya que es imposible resolver un problema si se cree que éste no tiene solución.