Las “prioridades” del Presidente
Con un país en llamas, demasiados frentes en conflicto y una situación económica y social que impacta cada vez con más fuerza, el Presidente dispuso de por lo menos medio día entre ida y vuelta para desplazarse a Jujuy. Su nutrida agenda de trabajo, que debería justificar el sueldo que los ciudadanos le abonamos, pudo esperar. Se estima que también dispuso de unos 4500 dólares para volar cada tramo, afrontados desde el erario público. No eligió Alberto Fernández el destino para satisfacer al gobernador, Gerardo Morales, quien en reiteradas ocasiones lo invitó a visitar proyectos ligados a la explotación del litio, que allí abunda. Tampoco a inaugurar una escuela, una ruta o un puente. Tan afecto al contacto físico y contrario a los protocolos, fue a estrechar en un conmovedor abrazo a Milagro Sala.
Tampoco viajó solo. Sus más estrechos colaboradores lo acompañaron, seguramente para amortizar el viaje. Entre ellos, habida cuenta del motivo del traslado, estaba el secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla, quien hizo una presentación ante la Corte Suprema y la Justicia provincial para que se frene el supuesto hostigamiento a Sala de parte de fuerzas de seguridad durante su internación.
Según Alberto Fernández, la salud de Sala se ha desmejorado por el tiempo que lleva presa, en cumplimiento de una condena de 13 años por asociación ilícita y con otras causas en trámite, ahora relevada de la prisión domiciliara mientras dure su convalecencia en una clínica. “No es un invento”, debió aclarar Fernández. La paciente, que padece una trombosis profunda en una pierna, se encuentra estable.
Pocos olvidan en Jujuy la violencia agitada desde las filas de esa dirigente, un “reinado de violencia y corrupción durante más de diez años de gobierno paralelo” que “esclavizó a los pobres”, como describió ayer el gobernador en una carta abierta al Presidente, criticando las prioridades de su agenda y en apoyo de los pedidos para que Sala vuelva al penal. Víctimas de la dirigente social se hicieron presentes en el hospital para llamar la atención del jefe del Estado, quien con su habitual locuacidad expresó: “Se ha instaurado en torno a Milagro Sala un sistema de clara persecución”. Habló de presiones políticas y ausencia de las reglas del debido proceso contrarias al Estado de Derecho.
Parece desconocer el señor Presidente cuántos otros ciudadanos ven pisoteados sus derechos humanos cuando se les niega la prisión domiciliaria, que fija la ley, para casos de edad avanzada o problemas de salud, en particular aquellos acusados de delitos de lesa humanidad que se encuentran incluso a la espera de condena, muchos muertos en prisión sin que nadie defienda sus argumentos.
El dirigente Juan Grabois reclamó “una respuesta política a un problema político” y desafió al Presidente a liberar a la líder de la Tupac Amaru. Otros dirigentes oficialistas también instan a Fernández a usar la lapicera para indultarla, una facultad que, en este caso, no tendría por haber sido condenada en sede provincial, no tratándose de un delito federal, según explicó a LA NACION el constitucionalista Andrés Gil Domínguez.
El viaje del Presidente a Jujuy no puede ser pasado por alto. Se analiza si habría sido un pedido expreso de Cristina Kirchner o si se trata de otra estrategia de distracción ante la gravedad de los problemas que aquejan al país. Este episodio representa un nuevo despropósito. Un vuelo bajo, muy bajo.
LA NACION