Obscenos sueños mundialistas
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Seguramente, la crisis económica y las restricciones que atravesamos para acceder a divisas dejaron a muchos hinchas sin poder concurrir al Mundial de fútbol en Qatar. Los pedidos del presidente Alberto Fernández obligaron a los propios a quedarse, pero no impidieron que sus familias viajaran. Algunos también optaron por desoírlo.
Tal el caso del senador nacional Sergio Leavy (Frente de Todos-Salta), a quien la Cámara alta le aprobó una licencia sin goce de sueldo de casi un mes, que pone en riesgo el quorum del bloque oficialista, lo cual permite pronosticar la paralización de la actividad en el recinto.
Con menos tiempo disponible según explicó, también viajó el diputado nacional y presidente de Atlético Tucumán, Mario Leito (Frente de Todos). Se viralizó una foto familiar en Qatar, en la que se lo ve acompañado de ocho familiares.
Un obediente Martín Insaurralde no quiso privar a los suyos de tamaña experiencia, por lo que despachó a toda su familia, niñera incluida, al evento mundialista, mientras él continúa su labor como jefe de Gabinete bonaerense. Vecinos lomenses no vieron con buenos ojos el viaje vip de su familia y recordaron carteles de campaña en tiempos de Insaurralde como intendente, sobre “seguir cumpliendo sueños”, no precisamente los de los castigados bonaerenses.
Sus funciones como titular de la Fundación FIFA fueron la justificación para que el expresidente Mauricio Macri se sumara a la hinchada.
Tomás Massa, hijo del ministro de Economía, merece un renglón aparte. Con apenas 17 años, el joven expuso cándidamente que había sido contratado entre 40 postulantes por sus capacidades como creador de contenidos, por la firma Be Smart Technologies, cuyo CEO es el siempre activo Nicolás Fernández. El revuelo fue tal que anunció el abandono de su cobertura en Doha y el regreso al país, sin precisar cuándo.
El titular del Sindicato Único de Trabajadores de Edificios de Renta y Horizontal (Suterh), Víctor Santa María, estuvo lejos de respetar las directivas presidenciales. Su padre, José Francisco Santa María, condujo desde 1985 la entidad para cederle el trono en 2005; largos y turbios reinados de sangre que regentean otro poderoso sindicato como bien de familia, con procederes cuasi mafiosos.
Víctor Santa María asistió al debut de la selección argentina junto con su familia. El empresario es dueño de un vasto ecosistema mediático, que incluye Página 12, escandalosamente beneficiado por la pauta publicitaria del Estado nacional y local, y un efectivo blindaje, cuya propiedad disfraza como del sindicato. Ligado también a la actividad inmobiliaria y hotelera, entre otros muchos negocios, y responsable del parque temático Perón Volvió –que recientemente abrió sus puertas en Dorrego y Zapiola, en el barrio de Palermo–, optó por ver presencialmente lo que los 47.000 encargados de edificios porteños solo podrán apreciar por televisión.
Extensos y meticulosos informes de la UIF señalaron a Santa María por operaciones inmobiliarias y financieras sospechosas de lavado de dinero, maniobras de sub y sobrefacturación que facilitan fugas y canalizaciones de fondos desde Suterh hasta rubros muy diversos, ligado también a sociedades radicadas en Suiza a nombre de familiares. En pocas palabras, ante un proceder que se repite tristemente entre dirigentes del mundo sindical local, el organismo ventiló la sospecha de que los fondos administrados por el sindicato y pertenecientes a los trabajadores fueran destinados a fines ajenos a la actividad del gremio. Así resulta fácil encarar costosos viajes.
Desde las tribunas qataríes, el Gobierno apuesta a que la fiebre mundialista distraiga a los argentinos de las penurias locales por su mala praxis y de los fallos en causas claves que se esperan. Con un dólar Qatar de vida limitada, y, a pesar de un acceso restringido a divisas, nuestros dineros se mueven al son de las vuvuzelas de compatriotas. Procuran que la ilusión triunfalista permanezca intacta el mayor tiempo posible.
LA NACION