Retenciones: un perverso mecanismo a derogar
La influyente Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) incluyó a la Argentina entre los países cuyos sectores agropecuarios evaluó con mayor detalle este año. En su opinión, nuestro país debería eliminar sin demoras las llamadas retenciones a las exportaciones de ese sector con las que penaliza a nuestro dinámico y eficiente mundo rural. Entiende, además, que deberíamos hacerlo antes del 31 de diciembre del año próximo, tal como fue anunciado en su momento por el actual gobierno, que terminó manteniéndolas.
Cabe destacar que solo la Argentina y la India, en todo el mundo, imponen absurdos gravámenes especiales a su producción agropecuaria con el mero propósito de aumentar lo que recaudan.
En nuestro país, el castigo directo al agro realizado por la vía de las retenciones se estima en nada menos que un 15,3% de la producción total. Pese a ello, el incansable sector rural argentino mereció de la OCDE la acertada calificación de ser muy "dinámico e innovador". Lo que es efectivamente cierto.
Por otra parte, la OCDE sumó una recomendación adicional, dirigida a aquellos países que subsidian a sus productores agropecuarios, como es el caso concreto de Francia, en el sentido de que deberían eliminar de cuajo esos subsidios que solo distorsionan y sumen en la incertidumbre al comercio mundial.
Lamentablemente, hasta ahora, nada de esto ha sucedido, lo que torna la escena muy poco equitativa. Es más, los referidos subsidios, en el caso de Europa, aumentaron el año pasado respecto del ejercicio inmediato anterior hasta alcanzar casi el 20% de los ingresos brutos de los productores beneficiados, por lo que, obviamente, los defienden a capa y espada, sin que importe su costo ni el perjuicio que ocasionan.
Entre nosotros, no logramos bajar el asfixiante gasto público como debiéramos, por lo cual no se resuelve eliminar las retenciones. Como si la pesada carga fiscal que pende cual piedra al cuello sobre nuestro agro fuera un factor indiferente para los productores agropecuarios, que, por lo demás, conforman el sector más competitivo de la economía nacional.
No obstante ello, los sucesivos gobiernos, en actitud demagógica y lejos de premiarlo y estimularlo por sus aportes, lo castigan de forma implacable. Para la OCDE, es este un error grosero y por demás costoso.