Todos somos guardianes de la república
La labor de los fiscales y de cada ciudadano será vital para garantizar la absoluta transparencia de las elecciones generales de este domingo
Días atrás nos ocupamos de insistir en la importancia de reclutar un mayor número de fiscales de cara a las elecciones generales de este domingo. En sus manos estará gran parte de la responsabilidad a la hora de garantizar la transparencia de los comicios y la reducción de las llamadas mesas críticas, aquellas en las que se pierde por una diferencia que no es homogénea con el resto de las mesas y que obliga, por ello, a poner en duda los resultados del escrutinio.
Sin embargo, todos podemos sumar nuestro aporte tanto antes como después del acto comicial. Por ejemplo, merced a la convocatoria realizada por LA NACIÓN se revisó una muestra de 35.000 telegramas electorales de las PASO para detectar errores.
Casilleros vacíos, números borrados, sumas mal hechas y telegramas firmados solo por fiscales de partidos afines, por un lado, además de tachaduras o letra incomprensible, se repiten. Es difícil estimar qué porcentaje de votos puede verse comprometido por irregularidades.
Es importante también difundir que la Fiscalía Nacional Electoral, a través de las 24 fiscalías electorales ubicadas en distintas provincias, recibe las denuncias sobre faltas y/o delitos electorales. Lo hace no solo a través de su página, sino también presencialmente, en Comodoro Py 2002, 5º piso, o al 011 4314-2908.
Así, el día de la elección, un ciudadano en alerta podrá detectar una reunión de electores prohibida en un radio de 80 metros de un centro de votación, al igual que casos de acarreo de votantes en vehículos partidarios, modalidades que se dan con mayor frecuencia en el interior. También hay que estar atentos a maniobras de sustracción, destrucción o sustitución de urnas, boletas o actas de escrutinio. Los votantes debemos estar particularmente atentos a que la boleta elegida no tenga, por ejemplo, la fecha de las PASO, en cuyo caso reportaremos, sin indicar cuáles, la situación para el control de los fiscales. Asimismo, y aunque lejos esté de ser deseable, cualquiera puede ser testigo de actos de violencia o intimidación que traben el ejercicio de un cargo electoral o del derecho al sufragio.
Dado que los presidentes y fiscales de mesa firman más de un sobre por vez para agilizar el acto, y dado que el votante debe sufragar exclusivamente con el sobre que se le entregó, mostrándolo antes de introducirlo en la urna, cualquier anomalía que se perciba en este sentido también debe ser denunciada, sin olvidar que solo pueden votar las personas inscriptas en cada mesa, con el último documento habilitado, ya que ninguno anterior se considera válido.
Entre las irregularidades, es precisamente el llamado voto cadena uno de los de mayor incidencia. Se inicia con el depósito de un sobre falso en la urna para retirarse con el sobre legitimado con las firmas de las autoridades y fiscales de mesa.
También se puede iniciar con la sustracción de un sobre de la caja que posee cada mesa de sufragio, responsabilidad del presidente de mesa. El mejor remedio es que las autoridades de mesa no firmen más de dos sobres por vez, aunque pueda resultar engorroso, y que se ocupen de constatar que el sobre incluya las firmas estampadas antes de que el votante lo introduzca en la urna. Se debe denunciar asimismo si se detecta a un elector con un sobre sin firmas.
La ilegal maniobra se complementa con el conteo de control dentro del cuarto oscuro que realizan periódicamente fiscales partidarios, muchas veces con aviesos fines: las boletas faltantes serán las que puedan indicar qué votaron los electores si es que nadie retiró alguna boleta adicional a la que introdujo en el sobre para votar que rompa las matemáticas del que supervisa.
Los más avezados insisten en señalar que la primera hora de la mañana y el cierre de una jornada de votación pueden ser los momentos más riesgosos para la afectación de un comicio. El presidente de mesa no puede abandonar la urna ni los sobres a su cargo bajo ninguna circunstancia; en caso de fuerza mayor, deberá recurrir al personal de seguridad para su custodia. De ahí la importancia de que quienes se comprometen con la fiscalización asistan a cubrir sus puestos sin ninguna demora a las 7 de la mañana. Es en el arranque, al lacrarse las urnas vacías, cuando, en ausencia de fiscales, pueden dejarse boletas adentro, muchas veces con la anuencia del jefe de escuela, que suele ser puntero político.
Sobre el final, el conteo de votos y la manipulación de las planillas también pueden abrir la puerta a irregularidades. El cierre del comicio es el broche de oro del trabajo de fiscal; es el momento de más importancia de la tarea de fiscalizar y, pese al cansancio, estos guardianes de la república deben cuidar cada voto y estar atentos a la manipulación de planillas.
Evitar el fraude como maniobra electoral presupone especial atención para evitar los microfraudes que pueden ser determinantes ante exiguas diferencias entre las fuerzas. La ONG Transparencia Electoral publicó un mapa, a partir de elecciones anteriores, que divide el territorio en tres categorías: alta, moderada y baja integridad electoral. Entre las irregularidades que le dan origen hay denuncias vinculadas al instrumento de votación (boletas apócrifas y robo de boletas), a las condiciones de la campaña electoral (propaganda en violación de normativa e irrespeto a la veda electoral), irregularidades en el padrón, falta de materiales electorales, compra de votos y abuso de recursos públicos a favor del oficialismo. Desde la ONG destacan que la categoría más preocupante agrupa a las denuncias sobre violencia durante el proceso electoral. En este sentido, malintencionadas situaciones de intimidación verbal o física, registradas incluso desde dispositivos celulares, principalmente en la disputada provincia de Buenos Aires, son moneda corriente.
Es habitual, pero no por ello ha de permitirse que sobre el horario de cierre de los comicios se presenten electores que buscan permanecer dentro de la escuela con aviesas intenciones. Al cerrarse las puertas, las fuerzas de seguridad deben asegurarse de que los únicos presentes sean las autoridades de mesa, los fiscales de mesa y los generales, una persona del correo, las autoridades sanitarias y nadie más. Habilitar la permanencia de individuos que no cumplen ninguna de estas funciones o que exceden el número autorizado puede conducir a situaciones de presión y violencia absolutamente inaceptables.
La labor de fiscales informáticos y observadores de organizaciones tales como Cippec, Idemoe, Transparencia Electoral, la Defensoría del Pueblo y los colegios de abogados es de suma relevancia para garantizar que el telegrama escaneado es el suscripto en la mesa.
La boleta única en papel, que la ciudadanía reclama desde hace años, resultaría en una mejora cualitativa del sistema electoral argentino y reduciría la necesidad de tanta fiscalización. Evitaría, también, el robo, la destrucción y la adulteración de boletas tanto como el voto cadena, además de los costos de impresión y distribución asociados.
Mientras tanto, debemos ser los propios ciudadanos quienes cuidemos nuestro tesoro republicano desde el lugar que cada uno elija ocupar. En una jornada histórica para la democracia, nuestro compromiso marcará la diferencia y permitiría abrir la puerta hacia un mejor futuro para todos.