Una foto reveladora
Epígrafe: Fuera del protocolo y sin barbijos, el Presidente y su esposa, junto a parte de la familia Moyano, en Olivos
Profunda indignación despertó el registro fotográfico de un encuentro que tuvo lugar el pasado fin de semana en la quinta de Olivos. Con el objetivo de conversar sobre paritarias y otros temas de interés para el gremio que representa, Hugo Moyano, líder de Camioneros, su esposa y su hijo menor, Jerónimo, se reunieron con el Presidente y la primera dama, contrariando el protocolo dispuesto precisamente por el propio Gobierno en el sentido de prohibir las reuniones sociales, consideradas los mayores focos de contagio de coronavirus.
Pablo Moyano, quien no participó de la reunión, subió la foto a sus redes y compartió así un testimonio incontrastable de la ausencia de distancia social entre los presentes. Tampoco fue necesario imaginar gestos escondidos detrás de los barbijos, pues las francas sonrisas de todos al momento de posar enfurecieron a más de uno. Inútil fue pretender negar lo que la aguda cámara capturó al atribuir el registro a un encuentro anterior a los tiempos de pandemia. Quedó luego desmentido.
Es fácil así combatir y denostar a los "anticuarentena" que desean recuperar su libertad, la posibilidad de reunirse con la familia, aunque sea para despedirse ante una muerte inminente, cuando el discurso y la acción pueden circular por carriles tan diferentes. De sus múltiples reuniones con expertos epidemiólogos habrá concluido Fernández, tal vez, que no es necesario ser tan puntilloso ante recomendaciones sobre el distanciamiento y el uso de tapabocas. De hecho, no era la primera vez que Olivos era centro de reuniones en los últimos tiempos, otras fotos de ómnibus estacionados sobre la avenida Maipú habían sembrado también enojosas certezas. Estamos aprendiendo, a fuerza de golpes, que lo suyo es dar cátedra y bajar línea, pero rara vez hacerse cargo de sus palabras, tan volátiles como el mismo virus en el aire.
Podemos imaginar el clima de camaradería que primó por más de seis horas de intercambios, cuando el Presidente tiene a Hugo Moyano en alta estima: "Ejemplo de dirigente gremial", dijo meses atrás, alentándolo a no ceder ante "empresarios que no lo quieren porque él quiere a los suyos". No hay dudas sobre cuál es el proyecto de país que asoma cuando el presidente de todos se reúne con personajes que se han enriquecido a costa de los trabajadores mientras empresarios dispuestos a invertir y apostar por este incierto país, como Marcos Galperin, se ven forzados a mudarse a la otra orilla.
Luego de recorrer juntos el sanatorio de la obra social del gremio camionero en Caballito, Fernández destacó que Moyano "representa a quienes recogen basura y a quienes llevan millones en camiones de caudales" y que "ese es el dirigente que, en esta instancia, muestra la solidaridad que hace falta". Extrañas concepciones semánticas. En todo caso, podríamos afirmar que también nuestro primer mandatario queda lejos de encarnar una actitud solidaria en gestos como el que recogió la foto, riéndose de todos los argentinos. "Estamos siendo mejores, Hugo, estamos siendo mucho mejores."
"Qué gratis es la hipocresía", sentenció Ofelia Fernández, legisladora del Frente de Todos, criticando a la oposición. A la luz de la controvertida foto de Olivos, bien podría haberle dedicado su reflexión al presidente de la Nación.
LA NACION