Advertencia del Papa por el racismo
CASTELGANDOLFO, Italia.- El papa Juan Pablo II condenó ayer severamente el racismo, el nacionalismo y la violencia étnica, a cinco días de la apertura en Durban, Sudáfrica, de la Conferencia de la ONU contra el Racismo y la Discriminación.
Desde el balcón de su residencia de verano de Castelgandolfo, el Sumo Pontífice lamentó el resurgimiento, en las últimas décadas, del nacionalismo agresivo y la discriminación racial, que calificó de "pecados contra Dios".
"Ninguna conciencia puede hacer otra cosa que condenar decisivamente el racismo en cualquiera sea el corazón o lugar que surja", dijo el Papa en su mensaje del Angelus.
"Desafortunadamente aparece siempre en formas nuevas e inesperadas, ofendiendo y degradando a la familia humana. El racismo es un pecado que constituye una grave ofensa a Dios", agregó. Para contrarrestar el racismo, instó el Papa, se debe adoptar una "cultura de aceptación mutua". La educación, añadió, debe alentar los "valores que exalten la dignidad personal y salvaguarden los derechos fundamentales".
El Pontífice expresó la esperanza de que la conferencia de Sudáfrica, una nación que padeció un sistema político de segregación de la mayoría de su población negra, refuerce "la voluntad común de construir un mundo más libre y unido".