Ante una multitud, el Papa pidió que recen por él y por su sucesor
En su penúltimo Angelus, y antes de ausentarse una semana para asistir a un retiro espiritual, volvió a reclamar el fin de las internas en la Iglesia
ROMA.- En el primer Angelus de la historia pronunciado por un papa renunciante, Benedicto XVI volvió a pedir ayer que terminen las intrigas dentro de la Iglesia y pidió rezar por él y por su sucesor.
"Les suplico que continúen rezando por mí y por el próximo papa" , dijo el Pontífice con voz fuerte y clara ante más de 100.000 personas que dijeron presente en la Plaza San Pedro.
El papa alemán habló de su sucesor cuando saludó a la impresionante multitud en español, único momento en el cual, en una aparición de 14 minutos desde la ventana de su despacho del Palacio Apostólico, aludió directamente a su inesperada renuncia al trono de Pedro, anunciada en medio del desconcierto mundial, en latín, el lunes pasado. En ese mismo saludo en español, mencionó especialmente al grupo del colegio sacerdotal argentino de Roma, presente en la plaza como varios otros compatriotas con banderas celestes y blancas.
"En esta Cuaresma pidamos al Señor que la contemplación de los misterios de su pasión, muerte y resurrección nos ayude a seguirlo más de cerca", dijo el Papa, que en el Angelus, que centró sobre el Evangelio que hace contemplar a Jesús tentado por el diablo en el desierto, reiteró su llamado a una urgente renovación de la Iglesia .
En un clima de gran conmoción, mezcla de tristeza y desconcierto, no bien el Papa se asomó, a las 12 en punto, a la ventana de su despacho del Palacio Apostólico, aplausos y gritos de "¡Viva el Papa!" estallaron entre los presentes. Conscientes de estar viviendo un momento único, histórico, todos sacaban fotos con celulares, filmaban y utilizaban las redes sociales para hacer saber que estaban ahí, en el penúltimo Angelus de un papa que el 28 del actual, a las 20, dejará de ser papa. No por nada colapsó la red de telefonía móvil y era misión imposible tuitear.
En la plaza -donde en cuatro enormes pantallas podían seguirse las palabras del Papa- había gente de todas partes del mundo, la mayoría, romanos. Se veían familias con chicos, ancianos, discapacitados en sillas de ruedas y religiosos.
Ante el impresionante flujo de gente, en lo que se consideró una suerte de ensayo para la audiencia general del 27 del actual, que será la última gran ceremonia pública del papa que entrará a la historia por su abdicación, la Via de la Conciliazione fue cortada al tránsito.
Como en los días pasados, en el Angelus Benedicto XVI pareció aludir a las dificultades, luchas de poder y divisiones en la curia de sus casi ocho años de pontificado, que, coinciden todos los analistas, lo empujaron a tomar una decisión sin precedente en la era moderna. "Tratemos de combatir el mal, de romper con el pecado, de servir solamente a Dios", pidió.
Condenó, por otra parte, la "instrumentalización de Dios para los propios fines, dándoles más importancia al éxito o a los bienes materiales".
"De este modo, Dios se vuelve secundario, se reduce a un medio, en definitiva se vuelve irreal, no cuenta más, se esfuma", sentenció, al hablar sobre las tentaciones que ponen en juego la fe. "En los momentos decisivos de la vida o, más bien, en cada momento, estamos frente a una encrucijada: ¿queremos seguir al yo o a Dios? ¿El interés individual o el bien verdadero?", preguntó el Papa, en lo que se interpretó como una alusión indirecta a su abdicación.
Como sucedió en días pasados, cuando reapareció en público después de haber conmovido al mundo con su drástica decisión, el Pontífice apareció sereno. Pese a que podía palparse un clima muy denso en la Plaza, como siempre, controló cualquier tipo de emoción. Y agradeció, una y otra vez, las demostraciones de afecto. "A todos les auguro un buen domingo y un buen camino de Cuaresma. Esta tarde iniciaré la semana de ejercicios espirituales: permanezcamos unidos en la oración. ¡Gracias!", concluyó, entre aplausos y gritos de "Be-ne-de-tto".
Será el cardenal italiano Gianfranco Ravasi, jefe del Pontificio Consejo para la Cultura, el que dirigirá el tradicional retiro espiritual de Cuaresma, que durará hasta el sábado próximo y al que suelen asistir todos los cardenales de la curia romana.
Ravasi, de 70 años, es considerado por algunos papable y, según expertos, es el candidato que impulsará el cuestionado secretario de Estado, Tarcisio Bertone, enemigo de su antecesor y decano del Colegio Cardenalicio, Angelo Sodano. Sodano, a su vez, impulsaría en el futuro cónclave que tendrá lugar antes del 15 de marzo a su ex brazo derecho el cardenal argentino Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales.
Respecto de la danza de nombres y de candidatos papables, el embajador argentino ante la Santa Sede, Juan Pablo Cafiero, que estuvo presente en el primer Angelus de un papa dimisionario, comentó a LA NACION: "En este momento el que sabe calla y los que no saben hablan mucho".
El penúltimo angelus
Se congregaron cerca de 100.000 personas
- "Les suplico que continúen rezando por mí y por el próximo papa"
Benedicto XVI
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